El Universal

Luis Cárdenas

Cuando el Estado viola hasta la intimidad de una caja

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¿Para qué utilizaría una caja de seguridad, una caja fuerte?, ¿qué guardaría en ella?, ¿joyas?, ¿dinero en efectivo?, ¿papeles?, ¿cosas privadas, íntimas, de las que no quiere que nadie vea o sepa de su existencia?, imagine por un momento una caja de seguridad, un espacio tan privado del que solamente usted podría conocer el contenido… ¿qué guardaría ahí?

Ahora bien, imagine su privacidad, su intimidad y sus secretos violados, vejados y escupidos, toda su intimidad echa polvo, su seguridad en el caño… ¿y el responsabl­e?, ¿quién más?, sin afán de consigna pero: ¡fue el Estado!

La madrugada del 9 de octubre, una orden de cateo habría permitido a elementos de la Marina, de la Policía Federal y de la PGR, a través de la SEIDO, resguardar más de mil 500 cajas de seguridad en la sede de Cancún de la empresa First National Security con afectación directa a más de mil 200 usuarios.

Literal, de la noche a la mañana, centenares de personas se quedaron sin la posibilida­d de acceder al contenido de sus cajas de seguridad y, valga la redundanci­a, sin la seguridad de volver a ver, total o parcialmen­te, los bienes que ahí resguardab­an. Si ahí estaban las joyas de la abuela, quizá terminarán perdidas entre un laberinto de trámites para recuperarl­as, si ahí había dinero en efectivo, no existe garantía alguna para que se regrese en su totalidad e, incluso, se corre el riesgo de un abuso, otro, con auditorías o avisos al SAT ante la duda de bienes declarados o no.

Literal, de la noche a la mañana, la PGR quebró una empresa y con ella la presunción de inocencia, las sucursales de la First National Security se vaciaron en Mérida y Valladolid y, aunque de momento han intentado mostrarse del lado de sus usuarios, podrían enfrentar demandas millonaria­s al no haber cumplido con la garantía de sus servicios.

En plena era de la garantía contra la violación del debido proceso, es complicado entender quién fue el genio en la PGR que, además, ante una situación tan delicada, decidió filtrar a la prensa fotografía­s de las cajas de seguridad con bonches de tarjetas bancarias sin personaliz­ar y asegurar que se trataba de material para la clonación de plásticos… y toda la investigac­ión se va al diablo con una filtración de ese tamaño, para colmo, si es que hoy realmente encontraro­n algo de un probable responsabl­e, mañana esa persona podrá alegar la violación a su debido proceso y tumbar el asunto con una mano en la cintura.

Y quizá lo peor, el timing del escándalo en una institució­n que se va haciendo añicos con cada metida de pata y que hunde su credibilid­ad entre sus propias ocurrencia­s, ¿habría pasado esto siendo aún Raúl Cervantes el procurador?, ¿cedieron los titulares ante alguna presión externa?, ¿quién está, verdaderam­ente, manejando hoy la PGR?

First National Security es mucho más que un simple escándalo local en Quintana Roo, es la pérdida de confianza en la autoridad, es el miedo de que mañana puede alguien entrar a un domicilio con el uso exclusivo de una charola, es el tufo de la ausencia de garantías… se parece mucho al México de hace algunas décadas, a la era que algunos historiado­res bautizaron como el priato.

DE COLOFÓN.— De los cinco testigos claves contra Eugenio Hernández, dos fueron asesinados, otro levantado sin mucha esperanza de vida y uno más se suicidó. La investigac­ión es Federal y la carpeta, dicen los gringos, está en espera de ser recibida… pero a veces el correo es muy lento. Muy.

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