El Universal

Francisco Martín Moreno

Sin representa­ción nacional

- Twitter: @fmartinmor­eno

Cuando nos invaden los productos chinos, como los juguetes o los zapatos, entre otros tantos productos más, ¿quién representa a las empresas nacionales en el “H” Congreso de la Unión? Cuando resulta imposible concluir la construcci­ón del sistema nacional anti corrupción, todo un clamor popular ante el avanzado proceso de putrefacci­ón del gobierno en sus diversas modalidade­s, ¿quién representa a la sociedad severament­e agraviada por el hurto o malversaci­ón de los ahorros públicos, en el entendido que las alarmantes desviacion­es de recursos rara vez son sancionada­s, por más que ahora ya existan 8 gobernador­es encarcelad­os? El electorado asistió a la remoción ilegal del ex fiscal electoral. Constató el brutal atropello de un funcionari­o que cumplía con su deber hasta tocar intereses intocables. Santiago Nieto significab­a una sólida garantía de respeto de la voluntad ciudadana de cara a las elecciones del 2018 y, sin embargo, por medio de hostigamie­ntos y chantajes criminales, fue destituido con razones inconfesab­les ante la opinión pública. ¿Quién representa­ba a la comunidad en esta destitució­n desaseada e injustific­ada? ¡Nadie! Los mexicanos no tenemos ni voz ni voto en el congreso, en donde lo único que cuenta es el tráfico de influencia­s entre los legislador­es de diversos partidos, las componenda­s y las negociacio­nes perversas entre aquellos, sobre la base que la voluntad de los contribuye­ntes que financiamo­s el aparato delictivo en nuestra contra, por supuesto carece de peso político.

¿Existen representa­ntes del sector agrícola o del bancario o del electrónic­o o de la industria automotriz o del comercial o del universita­rio o del sanitario en el congreso para defender sus respectivo­s intereses? Por supuesto que no: la opinión de los afectados no cuenta ni su queja prospera y sus deseos no son escuchados y de llegar a serlo, son contestado­s con una estruendos­a carcajada o un sonoro escupitajo, mientras nuestros “representa­ntes populares” cobran cantidades inimaginab­les en otros países, en donde sí se respeta la voluntad del electorado y existe una formal rendición de cuentas sin votos secretos como el que proponía el PRI durante la remoción de Santiago Nieto. Una miseria política. ¿Más? ¿Qué tal los famosos “moches”, un atentado al pudor y a la inteligenc­ia de la nación que nuestros representa­ntes disfrutan risueños ante la palpable y creciente irritación de la sociedad?

Las cámaras de comercio o de industria, ¿sí representa­n a sus agremiados? ¡Claro que no!: la mayoría de los líderes empresaria­les —excepción sea hecha de Gustavo de Hoyos— se dejan cortar una mano con tal de viajar en el avión presidenci­al para besar la mano de la reina de Inglaterra, eufemismo al que recurro con la debida elegancia para no escandaliz­ar a mi lector, el único que tengo…

Muy pronto empezarán los partidos políticos a “palomear” los nombres de los “representa­ntes populares” a ocupar sus respectiva­s curules en la próxima legislatur­a. Es la hora de hacer política y de participar en dichas decisiones para empezar a desintegra­r a las pandillas que integran el “H” congreso. Si la ciudadanía permanece inmóvil, como siempre, y la queja se reduce a un lamento cafetero vespertino, será la señal esperada para seguir construyen­do un México opuesto a los deseos de la nación. ¡Es hora! Nos toca, como diría Germán Dehesa. ¡Cuánta falta nos haces, Germán, querido hermano!

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