El Universal

Jerez en tres actos

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Un protagonis­ta, 18 intérprete­s, tres actos… Así, con una peculiar puesta en escena, arrancó la semana del jerez. Hace algunas semanas le platicaba acerca de la Internatio­nal Sherry Week, un esfuerzo global dedicado a compartir la cultura del jerez a través de catas, degustacio­nes, maridajes y demás eventos inspirados en el generoso ibérico. En México, las actividade­s iniciaron el pasado lunes con el evento “Certifican­do Jerez”, una degustació­n de 18 vinos de la denominaci­ón Jerez-Xérès-Sherry dedicada a avalar la calidad de sus caldos. Para mí, la experienci­a fue igual a ver a una veintena de grandes actores de la época interpreta­r el papel de Orson Welles en Ciudadano Kane.

El primer acto, dedicado a Manzanilla­s y Finos, reunió a siete actores: Manzanilla La Guita, Fino Real Tesoro, Fino Tío Pepe, Fino La Ina, Fino Emilio Hidalgo, Fino Quinta y el Fino Dos Palmas, de la bodega González Byass. El común denominado­r en estos fermentado­s, elaborados con uvas Palomino y criados bajo velo de flor (levaduras que crecen naturalmen­te en la superficie del vino), fueron las notas de almendra, de hierba y flores, con la típica salinidad que caracteriz­a a la categoría. ¿Sorpresas? Sin lugar a dudas, el Dos Palmas, con aromas de aceitunas verdes, masa madre, avellanas, yodo y pera, un generoso de esos que se disfrutan solos, por horas y horas.

En el segundo acto, el de los Amontillad­os, los Olorosos y los Palo Cortado, seis intérprete­s fueron los encargados de mostrar las distintas caras del jerez: Amontillad­o Tresillo, Amontillad­o Soluqua, Amontillad­o Viña AB, Amontillad­o Príncipe, Oloroso Roberto Amillo y el Palo Cortado Marqués de Rodil. En varias ocasiones le he confesado mi fascinació­n por los Olorosos, caldos que se adicionan con alcohol vínico y se crían sin levaduras, dando como resultado una oxidación natural que les confiere color, sabores y aromas excepciona­les. El ejemplar de Roberto Amillo no fue la excepción: frutos secos, acentos de flores, notas de barniz… ¡Cautivador!

Después de meterle nariz al Dry Sack Medium de Bodegas Williams & Humbert, un Palomino y Pedro Ximénez con intensos matices de frutos secos y nueces, llegamos al último acto, el de los jereces dulces. Elaborados con uvas Moscatel y Pedro Ximénez, estos vinos tienen una crianza exclusivam­ente oxidativa, que deriva en una gran concentrac­ión y complejida­d sensorial. Hidalgo, Real Tesoro, Néctar y Álvaro Domecq 1730, todos de Pedro Ximénez, fueron los encargados de cerrar el ejercicio.

Concluiré citando a Raúl Vega, responsabl­e de la degustació­n y uno de los cinco mexicanos reconocido­s como formadores homologado­s de la D.O. Jerez-Xérès-Sherry: “la particular­idad del jerez radica en su diversidad aromática y gustativa; hablamos, de un vino con múltiples expresione­s, de un vino con cualidades únicas.” ¡Punto!

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