Vinos de alta tecnología
Fuimos al Valle de Guadalupe a conocer la bodega de Monte Xanic
de Monte Xanic no es subterránea. La enoteca Uvas listas
Viajamos rumbo a lo que muchos consideran la tierra del vino mexicano por excelencia: Baja California Norte. En estas tierras norteñas se elabora más del 85 por ciento de la producción vinícola nacional, albergando a algunas de las más importantes bodegas nacionales. ¿Los valles productores más prominentes? Guadalupe, Santo Tomás, San Vicente... pero es, precisamente al primero, a dónde nos dirigimos. Sí, vamos rumbo a Baja, concretamente a conocer Monte Xanic, una de las bodegas con mayor historia y tradición en el país.
Para llegar, lo más conveniente es tomar un vuelo hacia la ciudad de Tijuana, de dónde te tendrás que dirigir por carretera hacia Ensenada y de ahí, rumbo a las zonas vitivinícolas. Atardecer
Después de una tempranera y —medianamente— larga travesía desde la ciudad de México, llegamos a nuestro destino, y después de habernos refrescado y descansado un poco en nuestro hotel ensenadense, partimos rumbo a Valle de Guadalupe, principal hogar de la bodega, pues también cuentan con viñedos en el Valle de Ojos Negros.
Entrar al Valle es tal y como muchos lo describen: una experiencia surrealista. Es un buen día, el cielo está despejado, el sol en su punto más alto y la temperatura lo respalda, ronda casi en los 40 grados celsius. Pero no importa, es parte del paquete completo y del encanto que rodea al Valle y nos disponemos a disfrutarlo.
Vino de las tres décadas
Después del cálido recibimiento, y acompañados de una copa fresca de Chenin Colombard, comienza nuestro recorrido por la bodega, de la cual nos cuentan un poco de su historia.
Recientemente Monte Xanic cumplió 30 años de historia. El proyecto inició en 1987 resultado del sueño de un grupo de cinco amigos —de los que destaca la figura de Hans Backhoff, recientemente fallecido— quienes decidieron emprenderse en la ruta vinícola. Sobra decir que el proyecto rindió más que frutos y al día de hoy a través de sus distintas líneas, son una de las bodegas más prominentes de la región bajacaliforniana y del país, con una producción de 60 mil cajas anuales y varios reconocimientos en su haber. “Tenemos en total 120 hectáreas distribuidas en los ranchos de Valle de Guadalupe y Ojos Negros, entre las variedades cultivadas tenemos Sauvignon Blanc, Chenin Blanc, Chardonnay, Merlot y Cabernet Sauvignon,” nos comenta Nacho, nuestro guía, mientras observamos a lo lejos parte de los viñedos.
De ahí, nos dirijimos a la sala de fermentación, que es donde la magia sucede. Es importante mencionar que debido a los altos estándares de calidad, la vinícola fue pionera en crear espacios públicos para que los visitantes conozcan de fondo todo el proceso de vinificación sin que se interfiera con la producción real. Otro aspecto que nos comentan durante nuestro recorrido es la manera en la que Monte Xanic se ha caracterizado desde sus inicios por la utilización de la tecnología (tanto en campo, como en planta) en favor de la enología.
La visita continúa y ahora nos dirigimos a la cava, la cual, a diferencia de otras, no es subterránea, y se encuentra al nivel del estacionamiento, la rodean paredes de granito, material que permite conservar la temperatura adecuada para la guarda del vino. No se encuentra a su máxima capacidad, pues la gran mayoría del vino aún se encuentra en los tanques de oxidación. Por último recorremos el campo, una parte del viñedo, que en gran parte ha sido vendimiado, aunque aún quedan partes por cosechar.
El recorrido finaliza, y nos dirigimos a comer. Nos espera un banquete con preparaciones típicas de Ensenada, tacos de pescado y camarón, y tostadas de marlin, maridadas con Monte Xanic. La tarde llega y después de la copiosa comida, observamos con copa en mano la puesta del sol. Fue un buen día.