Se requiere seguridad en pagos electrónicos
Según el informe “La protección del ingreso en la era del comercio electrónico” realizado por la empresa de soluciones de seguridad Vesta, el e-commerce representa casi 2 mil millones de dólares, un 87% del gasto en compras al menudeo en todo el mundo. Lo cual influyó para que más de 53 mil tiendas físicas de minoristas hayan cerrado sus puertas a mediados de 2017.
Según Vesta, el reto para los minoristas no es solo optimizar y acrecentar sus ingresos por comercio electrónico para compensar las caídas en las ventas en tienda, sino también la vulnerabilidad de los pagos en línea ante el incremento de fraudes que representaron más de un 7.5% de los ingresos totales de los comercios electrónicos en 2016.
De acuerdo con Tom Byrnes, jefe de desarrollo estratégico de negocio en Vesta, en México el e-commerce está creciendo a una tasa de 25% anual. Resalta que en el país hay ventajas en comparación con Estados Unidos en donde las ventas online comenzaron hace 20 años mediante una computadora y módems que generaban un largo proceso. “Aquí en México el comercio electrónico es impulsado por el celular, especialmente por
millennials, que fueron los primeros en adoptarlo, lo cual ha generado un crecimiento acelerado en los últimos 15 años”.
Pero Byrnes advierte que a la par del crecimiento del comercio crecen los criminales que intentan aprovecharse. “Es una nueva de manera de robar porque no necesitan acudir a una tienda y pedir el dinero. Las personas están en línea y ni siquiera se enteran que les han robado. Es un desafío”.
De acuerdo con Vesta existen tres principales tipos de fraude en línea: el amistoso, por ejemplo cuando alguien habla al banco y les dice que solicitó algo pero nunca le llegó o era algo que no había pedido. Otro es el control de la cuenta, donde alguien roba datos personales y utiliza la información para comprar cosas y cambia la dirección a la cual se hará el envío; y finalmente, operaciones no autorizadas, las cuales han aumentado 25% en el último año. Aquí se toma la tarjeta de otra persona y se usa para comprar productos. El problema es que una vez que el comerciante hace el envío ya lo perdió.
Ante este panorama Vesta ofrece soluciones para el comercio electrónico utilizando tecnologías como Inteligencia Artificial, además de un equipo de científicos de datos que crean modelos para sus clientes. Y por ser una empresa global perciben ataques en todo el mundo y recopilan los datos.