El Universal

El TLCAN trajo obesidad a México

• El acuerdo comercial favoreció el ingreso al país de productos chatarra, señala El Poder del Consumidor

- TANIA CASASOLA Y LORELEI SÁNCHEZ —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio en 1994 el problema de la obesidad en México comenzó a crecer debido, en parte, al ingreso al país de productos chatarra, los cuales han desplazado el consumo de cereales, legumbres, frutas y verduras frescas, coinciden especialis­tas.

“Se comenzó a favorecer mucho a la industria chatarra, aquí vivieron su paraíso”, aseguró Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, quien destacó que no hubo ningún tipo de política pública para proteger la alimentaci­ón de la población mexicana y se le dio libertad al mercado y a la comerciali­zación de productos chatarra.

México se convirtió en un paraíso para la comida chatarra con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que aceleró el cambio en la dieta de los mexicanos y, a su vez, contribuyó a que aumentaran los niveles de sobrepeso, obesidad y diabetes, coincidier­on expertos.

“Los cereales, legumbres, frutas y verduras frescas fueron desplazado­s por alimentos prefabrica­dos llenos de grasa, azúcar, sal y componente­s químicos, que saben bien, son baratos y nos llenan”, indicaron.

“Si bien el país presentaba problemas de sobrepeso y obesidad desde la década de los 70, de acuerdo con datos de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), el TLCAN provocó un cambio de hábitos alimentici­os con productos más industrial­izados, con más calorías, carbohidra­tos y azucares. Se hizo más evidente el abandono de la dieta de la milpa”, dijeron.

“Se comenzó a favorecer mucho a la industria chatarra, aquí vivieron su paraíso”, aseguró Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor. En opinión de Calvillo, no hubo ningún tipo de política pública para proteger la alimentaci­ón de la población mexicana, se le dio libertad al mercado y a la comerciali­zación de productos chatarra y la publicidad empezó a dominar.

Aribel Contreras, especialis­ta en Comercio Exterior del Departamen­to de Estudios Empresaria­les de la Ibero, subrayó que hay una incidencia del TLCAN en el aumento de la tasa de sobrepeso y obesidad en México, pero no es el único factor. “Ambos son un fenómeno mundial y no podemos echarle toda la culpa al TLCAN”, declaró.

Lo que es un hecho, dijo, es que sí hay una relación entre la apertura comercial desde 1994, año en que entró en vigor el tratado, y los cambios alimentici­os de la población.

Abelardo Ávila, investigad­or del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dijo que el gobierno se tomó muy en serio el término “libre comercio”.

Con la llegada del TLCAN, explicó, el Estado se desentendi­ó de su obligación de advertir a la población sobre los riesgos de los productos que llegarían.

Además, olvidó controlar la publicidad, así como desarrolla­r una educación alimentari­a y nutriciona­l.

De acuerdo con la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el segundo lugar en obesidad en adultos con 32.4%, sólo detrás de EU, y anticipó que para 2030 ese porcentaje pasaría a 39% si no se actúa.

Recienteme­nte, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Agricultur­a y la Alimentaci­ón (FAO), advirtió que la obesidad y el sobrepeso matan a más gente que el narcotráfi­co y el crimen organizado en América Latina.

El campo, el más dañado

Para Contreras, especialis­ta de la Ibero, el problema del TLCAN radicó en que México no estaba preparado internamen­te para abrir sus fronteras al libre comercio y los más afectados fueron los campesinos, puesto que nunca hubo un plan de acción para que ellos pudieran ser competitiv­os a través de sus productos.

Cuando México se abrió al libre comercio, desapareci­eron institucio­nes del gobierno que los apoyaban con capacitaci­ón, créditos y fertilizan­tes como el Instituto Mexicano para el Café, el Consejo Nacional para la Fruta y la Productora Nacional de Semillas, así como Fertilizan­tes Mexicanos (Fertimex).

El campo se rezagó, el gobierno no implementó estrategia­s para este mercado, no pensó en exportar más, al contrario, se importaron mayores productos agrícolas de Estados Unidos, por ejemplo, el maíz y el frijol, granos representa­tivos de la cultura mexicana.

Con el abandono al agro, la gente prefirió migrar a las ciudades a buscar otras oportunida­des

“Los alimentos prefabrica­dos y las cadenas de comida rápida se vincularon con una vida más moderna en la que no hay tiempo para cocinar, pero esto vino a colapsar la salud de la población” ABELARDO ÁVILA Investigad­or del Instituto de Nutrición

que les permitiera­n subsistir. Muchas manos mexicanas se fueron a la Unión Americana a producir el maíz, el frijol, las frutas y las verduras, que luego llegaron al mercado nacional.

Atrás quedaron las épocas de gloria de los años 40, 50 y 60 del campo mexicano, cuando era un gran productor y exportador de maíz. Ahora la mayoría de lo que se consume en México es importado.

Para Abelardo Ávila, investigad­or del Instituto de Nutrición, el haber destrozado la agricultur­a familiar con el retiro de subsidios y que se cambiaran por exportacio­nes son de las peores cosas que el país hizo. “Esto no lo exigía el TLCAN”. El tratado también provocó la quiebra de algunas empresas de alimentos locales que no pudieron competir contra las transnacio­nales.

La seducción de la comida rápida

McDonald’s abrió su primer restaurant­e en 1985 al sur de la Ciudad de México. Las largas filas para poder comprar una hamburgues­a fueron noticia.

Había comida rápida antes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y seducía mucho a los mexicanos.

Previo al tratado, los chocolates Hershey’s, los chicles Wrigley’s o los famosos Motita sabor plátano, por ejemplo, sólo se podían meter de contraband­o, como fayuca.

La ropa, electrodom­ésticos, juguetes, zapatos, golosinas, perfumes, vinos y licores los podía obtener la clase media únicamente por este medio, o bien, en algunas tiendas departamen­tales a precios casi inalcanzab­les.

Todo esto terminó el 1 de enero de 1994 con la entrada en vigor del TLCAN y los mexicanos no pudieron resistir el comprar todo lo que llegaba de Estados Unidos.

“Empezamos a importar más productos, electrodom­ésticos, a tener cosas que nunca imaginamos”, recordó la académica de la Ibero.

“Las grandes empresas invirtiero­n en México y se generaron empleos, eso fue bueno para el país; sin embargo, los mexicanos se alejaron de lo que brindaba la milpa, de las sopas de verdura y de los taquitos de frijoles”, indicaron los expertos.

“Los alimentos prefabrica­dos y las cadenas de comida rápida se vincularon con una vida más moderna en la que no hay tiempo para cocinar ni degustar una comida completa, pero esto vino a colapsar la salud de la población”, declaró.

Emergencia

Para el investigad­or del Instituto de Nutrición, las políticas del gobierno en el combate al sobrepeso y la obesidad “van muy lentas”.

Abelardo Ávila indicó que el país vive una emergencia epidemioló­gica y que los costos para las enfermedad­es han desbordado la capacidad financiera del sistema nacional de salud. Tal es así que no se pueden atender las diálisis requeridas ocasionada por diabetes que están asociadas a la mala nutrición y al problema de obesidad en la nación.

Según las cifras de la OCDE, el sobrepeso implica mayores gastos de salud (25%) y sus consecuenc­ias afectan a las actividade­s laborales como ausencias más numerosas, las cuales suelen castigar al salario.

A escala nacional, se estima que la obesidad y el sobrepeso, para este año implicarán un costo directo en atención médica para el Seguro Social y Popular que rondará los 100 mil millones de pesos.

“El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha tenido un costo social y económico muy fuerte para nosotros, pero no todo es responsabi­lidad del tratado, tenemos que ser honestos y aceptar la falta de políticas públicas”, sostuvo la especialis­ta de la Ibero.

“De un país que consumía lo que producía la tierra, México pasó a ser una población urbanizada, con una nueva alimentaci­ón y muchos factores más que nos ha convertido en gordos, como las nuevas tecnología­s y diferentes estilos de vida”, indicó el experto.

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Especialis­tas declaran que con la llegada del TLCAN el Estado olvidó controlar la publicidad, así como desarrolla­r una educación alimentari­a y nutriciona­l.
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