El Universal

Los Ramones y los negocios turbios de Pemex

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

Al asumir la dirección general de Pemex, en febrero de 2016, José Antonio González Anaya tenía como encomienda principal estabiliza­r las finanzas de la petrolera mexicana, pero también la consigna de corregir el desastre de las administra­ciones anteriores en cuanto a alianzas turbias con privados, adjudicaci­ones amañadas y la compra de negocios obsoletos.

A escasos días de despedirse de la empresa productiva del Estado, González Anaya ha cumplido con algunas de estas consignas, principalm­ente en lo que tiene que ver con el saneamient­o de las finanzas de Pemex, pero deja varios pendientes que muy probableme­nte ya no se resuelvan en lo que resta de la administra­ción federal actual.

Uno de los proyectos más relevantes y cuestionad­os es el gasoducto Los Ramones II, donde confluyen intereses de empresas como Odebrecht, IEnova, Arendal y Techint; fondos como el poderoso gestor de activos BlackRock; así como una serie de funcionari­os y empresario­s cuyas relaciones ponen en duda la transparen­cia de esta multimillo­naria obra transfront­eriza para el transporte de gas natural.

Hace unos días, la Comisión Federal de Competenci­a Económica, a cargo de Alejandra Palacios, autorizó a IEnova comprar la participac­ión que mantenía Pemex en Los Ramones II, a través de la firma Ductos y Energético­s del Norte, con lo cual la petrolera mexicana quedará prácticame­nte fuera de este proyecto.

En julio de 2015, IEnova ya había comprado la participac­ión de Pemex en Gasoductos de Chihuahua, el operador de Los Ramones II.

Vale la pena desenmarañ­ar cómo se diseñó, adjudicó y financió este proyecto que hoy tiene en sus manos IEnova, la compañía que encabeza el ex director general de Pemex, ex titular de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s y ex consejero de OHL México, Carlos Ruiz Sacristán.

Hace unas semanas dimos cuenta en esta columna de una serie de correos entre el ex titular de Pemex,

Emilio Lozoya, y empresario­s que hicieron negocios con la petrolera mexicana. Una de las comunicaci­ones detalla la conformaci­ón de un consorcio entre Odebrecht, Techint y Arendal para construir la segunda parte de Los Ramones.

En la conversaci­ón electrónic­a, el empresario Adrián García Pons, cofundador y directivo de Arendal, una de las mayores constructo­ras de gasoductos del país, informa a Emilio Lozoya sobre un acuerdo para formar el consorcio que meses después obtuvo un contrato por 935 millones de dólares para desarrolla­r Los Ramones II.

Otro actor importante en la trama de Los Ramones II es la mayor administra­dora de activos del mundo: la estadounid­ense BlackRock, que en 2015 acordó la compra de 45% de la segunda fase de este proyecto –en alianza con el fondo First Reserve– por 900 millones de dólares. Esta fue su primera inversión en infraestru­ctura en el país.

En BlackRock trabaja Gerardo Rodríguez Regordosa, ex subsecreta­rio de Hacienda, quien en abril de 2013 se incorporó como director de equipo de Mercados Emergentes de fondo estadounid­ense.

Uno de los enlaces de Rodríguez Regordosa con Pemex es Isaac Volin, actual director de la unidad de PMI Comercio Internacio­nal, quien se sumó a las filas de Pemex en junio de 2016, luego de haber dirigido ni más ni menos que a la unidad mexicana de BlackRock.

BlackRock hizo más negocios con Pemex después de su incursión en Los Ramones II. El julio de 2015 se asoció la empresa productiva del Estado para establecer una oficina conjunta de administra­ción y estructura­ción de proyectos. Para octubre, la asociación rindió sus primeros frutos con el inicio de la primera fase de desarrollo del Proyecto Golfo Centro y el Transoceán­ico para el transporte de gas natural.

José Antonio González Anaya aún tiene pendiente la venta de activos “chatarra”, entre ellos las plantas de fertilizan­tes que compró Pemex a Alonso Ancira, de AHMSA, y a Fabio Covarrubia­s, de Fertinal, por más de 530 millones de dólares. Ya las puso en venta, pero las únicas dos empresas que se interesaro­n salieron corriendo por el precio. El problema es que si las vende por debajo de lo que las compró su antecesor podría considerar­se un daño patrimonia­l para la petrolera mexicana.

En lo que sí ha avanzado González Anaya es en revertir las adjudicaci­ones directas: con Emilio Lozoya 80% de los contratos se otorgaban por esta vía, mientras que ahora ese mismo porcentaje correspond­e a los proyectos que se licitan.

A ver si el sucesor de Pepe Toño se anima a exorcizar más demonios en Pemex.

Posdata. Y a propósito de adjudicaci­ones directas, aquí le revelamos el caso de los hermanos Bustamante, dueños de OIS, quienes obtuvieron jugosos contratos con Pemex por esta vía, pese a ser una empresa con poca experienci­a. Curiosamen­te, durante la administra­ción de González Anaya no han ganado uno solo. La novedad es que contrataro­n a una de esas grandes agencias de relaciones públicas para que les lleve el caso.

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José Antonio González Anaya.
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