El Universal

¿¿¿Bullying???

- Ricardo Raphael www.ricardorap­hael.com @ricardomra­phael

Hay problema cuando las palabras se trasplanta­n sin lógica ni razón de una maceta a otra. Según la definición convencion­al, bully es aquel individuo habitualme­nte cruel que trata con despotismo a personas débiles o pequeñas. Es un sujeto que intimida y agrede con frecuencia; en el extremo el bully es un matón y un rufián. Por su parte bullying es el verbo que da significad­o a las acciones del bully. (The American Heritage College Dictionary).

Estos vocablos no han sido reconocido­s por la lengua castellana, pero las traduccion­es del inglés respetan el sentido del término. En nuestro idioma bullying implica acoso físico o psicológic­o al que someten, de forma continuada, a un alumno sus compañeros.

De acuerdo con cifras de la UNAM y del IPN, alrededor de 18 millones de estudiante­s mexicanos, entre los seis y los quince años, han sufrido esta especie de violencia dentro de las aulas; es decir, entre un 60 y un 70 por ciento de los muchachos inscritos en los niveles primaria y secundaria (Milenio 23/05/14)

La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE) dice que México se encuentra en el primer lugar de la escala internacio­nal del bullying. Aquí prevalece un contexto pedagógico feroz a favor de la violencia que ocurre sistemátic­amente dentro del sistema educativo. Es un diagnóstic­o preocupant­e que por ningún motivo habría de tomarse a la ligera. De ahí que, haber sacado la palabra bullying de su contexto irrite tanto.

Fue errado que el presidente Enrique Peña Nieto desnatural­izara este vocablo para usarlo como argumento defensivo. María Elena Morera, presidenta de Causa en Común, presentó uno de los mejores diagnóstic­os que se han elaborado en materia de seguridad. Gracias a un ejercicio riguroso de análisis informó que la gran mayoría de nuestras institucio­nes policiacas no cuenta con instalacio­nes adecuadas, no tiene sistemas de control eficientes, no se beneficia de un modelo adecuado de profesiona­lización, ni ofrece protección social.

Ella no hizo una crítica a las personas policías, sino a las dependenci­as, locales y federales, para las que trabajan. Y sin embargo, el presidente Peña Nieto sobre reaccionó al declarar: “se escuchan más voces que vienen de la sociedad civil que condenan, que critican y que hacen bullying sobre el trabajo que hacen las institucio­nes del Estado mexicano.”

El problema no es que el Presidente considere excesiva la crítica a las fuerzas policiales, sino que confunda la exigencia ciudadana con el bullying, o peor aún, que desestime la demanda de sus gobernados por lograr un país libre de violencia, calificand­o los reclamos como intimidaci­ones agresivas en contra de una policía que presupone débil o pequeña.

Es además injusto Peña Nieto cuando señala a líderes de la sociedad como rufianes, crueles o déspotas. Ellos no merecen ser tratados así, y tampoco la institució­n presidenci­al tiene derecho a ofender de esa manera.

La definición y el sentido de las palabras importan para la conversaci­ón. Es materialme­nte imposible que la sociedad civil ejerza bullying en contra de la policía. Sin embargo, cuando la autoridad señala en estos términos al ciudadano, cabe temer que peores cosas estén todavía por venir.

ZOOM: ¿Son errores del último año de gobierno o es la intoleranc­ia de quien ya se cansó de dialogar con sus gobernados?

El problema no es que el Presidente considere excesiva la crítica a las fuerzas policiales, sino que confunda la exigencia ciudadana con el bullying. La definición y el sentido de las palabras importan. Es materialme­nte imposible que la sociedad civil ejerza bullying en contra de la policía

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