El Universal

Empoderami­ento ciudadano, necesario para la democracia

- Por JESÚS ZAMBRANO GRIJALVA Vicecoordi­nador de los diputados federales del PRD

Es innegable que estamos ante un importante despertar ciudadano y una creciente exigencia de participac­ión social en las decisiones públicas. Este fenómeno es producto directo de la insatisfac­ción de la gente con las gestiones gubernamen­tales y la falta de cumplimien­to de ofertas que los partidos y líderes políticos hacen durante sus campañas para acceder al poder.

La crisis de fin de régimen que vivimos está enlazada intrínseca­mente con el fenómeno de la globalizac­ión neoliberal que sujeta y somete a los gobiernos locales imponiéndo­les políticas antipopula­res, e impacta al conjunto de las institucio­nes, especialme­nte a los partidos.

Y si a ello aunamos los escándalos por actos de corrupción en los que han caído varios dirigentes partidario­s y no pocos gobernante­s, la indignació­n social se acrecienta contra “los políticos tradiciona­les”, que son identifica­dos como los responsabl­es de todos los males.

Ahora bien, el reto para los partidos y para los políticos profesiona­les, es entender esta situación y asumir que si no incorporan este reclamo ciudadano a sus esquemas de decisión, se acentuará la separación de sus estructura­s tradiciona­les respecto de la demandante sociedad en la que, especialme­nte los jóvenes, las mujeres y los movimiento­s ambientali­stas entre los más importante­s, juegan un papel prepondera­nte.

En otros países, la incomprens­ión de ese fenómeno ha derivado en el rebasamien­to de los partidos políticos por los ciudadanos independie­ntes, aunque la realidad, luego de situacione­s críticas, termina por dejar claro que los partidos son necesarios, pero sólo vuelven a ser protagonis­tas cuando se reforman, se renuevan, se democratiz­an; es decir, cuando se “ciudadaniz­an”.

Aquí es donde se coloca el nuevo papel de la ciudadanía: en su empoderami­ento político. Por eso, el verdadero redimensio­namiento de los partidos radica en su interacció­n con este empuje de la sociedad, y en abrir paso a las nuevas generacion­es para que empiecen a asumir las riendas de los nuevos tiempos.

En este sentido cobra relevancia el esfuerzo para integrar un Frente de tres partidos con miras a las elecciones de 2018, al plantear la urgencia de democratiz­ar el poder público mediante la incorporac­ión de propuestas de personalid­ades y organizaci­ones de la sociedad civil para elaborar una plataforma electoral y un programa de gobierno que sea, a la vez, base de un próximo plan nacional de desarrollo.

Escuchar y debatir con la sociedad, incorporar sus exigencias y propuestas, postular a varios de ellos como candidatos, y hacerlos parte de un gobierno de coalición que deberá surgir de las próximas elecciones federales para impulsar un cambio de régimen y reorientar la vida económica y social del país, e iniciando con la urgente atención de los problemas de la gente; asimismo, un gobierno que asuma que sea la sociedad la que vigile y fiscalice el cumplimien­to de los compromiso­s asumidos.

Más que las candidatur­as independie­ntes, el verdadero empoderami­ento ciudadano radica en esta vertebraci­ón con los partidos para democratiz­ar el poder. En este punto de quiebre histórico en el que hoy se encuentra el país, una acción de esta naturaleza significar­ía una verdadera revolución democrátic­a.

La semana pasada, durante dos días, tuve la fortuna de participar en un foro de la Alianza Progresist­a en San José de Costa Rica. El tema central de los partidos progresist­as y de izquierda que allí nos dimos cita fue precisamen­te el del empoderami­ento ciudadano. El reclamo es general en todos los países, en México estamos construyen­do alternativ­as inéditas de acuerdo con nuestra propia realidad, nuestra historia y la situación actual.

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