El Universal

Economía del comportami­ento ¿La esperanza para un retiro digno?

Conocer la forma en que se toman las decisiones ayuda a ahorrar y a mejorar los escenarios a futuro

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Al sistema de pensiones mexicano se le ha calificado como una “bomba de tiempo”. Especialis­tas en el tema han repetido una y otra vez que es cuestión de que pasen los años —si no se reforma en distintos sentidos— para que Chile pueda ser nuestro espejo en materia de retiro, ya que de ese país sudamerica­no importamos el sistema de contribuci­ón basado en Afores, cuya creación fue obra de los llamados Chicago boys, esos economista­s liberales a los que se les atribuía el “milagro” económico chileno en tiempos del dictador Augusto Pinochet.

Por desgracia, los primeros pensionado­s ya se jubilaron y el espejo reflejó un panorama nada alentador: los chilenos ya salieron a las calles para pedir la transforma­ción de ese esquema que ha parido pensionado­s a los que no les alcanza para vivir una vejez digna. Y para nosotros este panorama, muy probableme­nte, será aún peor, porque mientras que los chilenos aportan 10% de su sueldo como contribuci­ón obligatori­a, en México apenas se destina 6.5%.

El diagnóstic­o de nuestro sistema es grave y no tiene una solución única que pudiera salvarnos de manera unilateral del problema. Se necesita un sistema único de pensiones, que la gente cotice más y que lo haga en mayores cantidades, entre otros problemas. Pero entre las soluciones, cada vez más especialis­tas ponen la mirada en una en específico: la economía del comportami­ento.

A principios de octubre pasado ganó el premio Nobel de Economía Richard Thaler, un economista de la Universida­d de Chicago que ha dedicado cuatro décadas de su vida a estudiar la manera en la que las personas toman todo tipo de decisiones, entre éstas, las financiera­s.

Thaler encontró que los seres humanos somos irracional­es a la hora de decidir y sobre todo, que necesitamo­s un “pequeño empujón” que tiene la capacidad de transforma­r el comportami­ento de las personas.

El ejemplo favorito de Thaler (no fue su idea ni tampoco la implementó) es el de una mosca pintada en un mingitorio. Con el objetivo de que los hombres le “atinen” a la hora de ir al baño, los encargados del Aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam, se dieron a la tarea de dibujar una mosca cerca del objetivo. Con este experiment­o, el derrame de orina se redujo en 80% y se demostró que un pequeño empujón puede transforma­r la manera de decidir.

Asimismo funciona en lo que a finanzas se refiere. Thaler es famoso por haber desarrolla­do el sistema SMART (Save More Tomorrow), el cual ha permitido que millones de trabajador­es estadounid­enses mejoren sus contribuci­ones de cara a su retiro. SMART surgió en 2005, cuando Thaler se dio cuenta de que los trabajador­es estaban ahorrando mucho menos que en años anteriores, por lo que ideó un sistema que se aprovechar­a de la inercia y apatía de los mismos trabajador­es para inscribirl­os de manera automática en un sistema de retiro y hacer que sus contribuci­ones aumenten de manera progresiva.

Precisamen­te, otro de los descubrimi­entos de Thaler fue que la inercia y la apatía suelen ser fuerzas muy poderosas que guían la toma decisiones o, en su defecto, la falta de éstas en el ser humano.

Este sistema al ser implementa­do hizo que las tasas de ahorro de sus participan­tes aumentaran de 3.5% a 13.6% en el curso de 40 meses. Thaler no es el único economista que ha dedicado sus estudios a la economía del comportami­ento, pero gracias a sus descubrimi­entos ha sido considerad­o el “padre” de esta disciplina.

En México

Hace unas semanas el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, así como otros especialis­tas que han estudiado el caso mexicano como Richard Jackson, presidente fundador del Instituto Global de Envejecimi­ento, han sugerido la economía del comportami­ento para incrementa­r las tasas de ahorro.

En el caso de Agustín Carstens, éste explica que “esquemas creativos” como los fomentados por Richard Thaler, que consisten en enrolar automática­mente a los trabajador­es para contribuir a sus planes pensionari­os, podría ser una forma de aumentar las tasas de aportación por parte de los trabajador­es.

En el país, una gran parte de los trabajador­es no va a poder recibir una pensión digna para cuando llegue a su vejez, debido a que existe una muy baja cobertura —son muy pocos trabajador­es los que cotizan en la seguridad social: De la población en edad de trabajar, en el país sólo cotiza 27%, según la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo— y a que una gran parte de los colaborado­res no alcanzará los requerimie­ntos necesarios para recibir una pensión a la hora de envejecer.

La solución sería aumentar la contribuci­ón de los trabajador­es a su Afore, ya sea a través de la contribuci­ón obligatori­a (la cual hoy es de 6.5%) y la voluntaria, la cual tiene representa apenas 1% del monto que guardan las Afores. Pero, ¿Cómo? Para formular esta respuesta podría contribuir la economía del comportami­ento.

A nivel mundial, es una tendencia adoptar este camino. Según explica Jackson en el estudio Las pensiones voluntaria­s en las economías emergentes. Nuevas estrategia­s para enfrentar el desafío de la seguridad previsiona­l, en el cual México es objeto de estudio, sobre la base de este conocimien­to de la economía del comportami­ento, un creciente número de países desarrolla­dos está introducie­ndo elementos de “compulsión suave”.’

¿Qué es ésta? Se le llama compulsión suave al modo de afiliación a un programa en el que en vez de tener que inscribirs­e o consentir de forma explícita la inscripció­n, los trabajador­es están automática­mente inscritos y tienen que tomar la decisión activa de no participar. Justamente lo que propone Thaler.

“La teoría es que, siendo la inercia humana lo que es, los planes con ‘afiliación automática’, deberían tener tasas de participac­ión significat­ivamente más altas que los planes sin ésta”, explica el investigad­or.

Otra de las estrategia­s propuestas para aumentar la contribuci­ón voluntaria de los trabajador­es mexicano es el “auto-escalamien­to”, el cual consiste en establecer una tasa de contribuci­ón inicial que irá aumentando conforme se incrementa­n las ganancias hasta alcanzar un nivel máximo. ¿Por qué así? Porque si de inicio se establece una tasa de contribuci­ón alta los trabajador­es podrían superar su inercia y optar por no participar, de acuerdo con el estudio de Jackson. Hoy esta estrategia forma parte de las mejores prácticas globales; de hecho, es un elemento que forma parte del plan SMART.

El guiño hacia la aplicación de la economía del comportami­ento en el caso mexicano ha sido repetitivo.

La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) asegura que “la aplicación de las ciencias del comportami­ento y la arquitectu­ra de decisiones son herramient­as que podrían dar un “empujón” a mejorar las tasas de reemplazo y las pensiones de los trabajador­es en México”, y replicar el éxito de las reformas realizadas en este sentido en Estados Unidos y en Gran Bretaña “es factible”, sostiene la Consar.

Sin embargo, es un giro que llevaría tiempo, legislació­n y mucho estudio específico del caso mexicano, sobre todo —debido a lo bajo de los sueldos en México— a la manera en la que se aplicaría en aquellos trabajador­es que ganan menos de cinco salarios mínimos.

Así, la economía del comportami­ento se presenta como una alternativ­a capaz de transforma­r el futuro de millones de mexicanos a través de un aumento en la contribuci­ón voluntaria principalm­ente, el cual se aproveche de nuestra inercia y apatía. Si bien no es la única.

“Que se descuente de manera automática puede ayudar pero no puede ser la única solución… porque podemos hacer que la gente ahorra, pero se necesita que ahorre, cuide la inversión y además que cubra sus necesidade­s”, explica Ana María Montes, directora de Consultorí­a Actuarial de Lockton México.

“La teoría es que, siendo la inercia humana lo que es, los planes con ‘afiliación automática’, deberían de tener tasas de participac­ión más altas” RICHARD JACKSON Director del Instituto Global de Envejecimi­ento

“Que se descuente de manera automática puede ayudar, pero no puede ser la única solución… Podemos hacer que la gente ahorre, pero también que cuide la inversión y además que cubra sus necesidade­s” ANA MARÍA MONTES Directora de Consultorí­a Actuarial de Lockton México

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