El Universal

Un mes después: ¿y los expediente­s de Cervantes?

- Salvador García Soto sgarciasot­o@hotmail.com

Hoy se cumple un mes de que renunció a su cargo Raúl Cervantes; un mes de que la Procuradur­ía General de la República está descabezad­a, sin titular, en medio de la crisis más grave de insegurida­d, violencia y procuració­n de justicia que haya vivido el país en la época reciente.

Y en 30 días desde que Cervantes se fue, en medio de acusacione­s al Senado de utilizar su nombre para frenar la falta de acuerdo en las designacio­nes y reformas urgentes del nuevo modelo de procuració­n de justicia que le urge al país, nada se ha movido ni en el Congreso, donde los legislador­es hoy se van de “puente revolucion­ario” de cinco días y siguen sin nombrar a ninguno de los fiscales que deben perseguir los delitos, ni en la PGR se avanza un milímetro en las investigac­iones urgentes y de mayor trascenden­cia que dejó pendientes y, supuestame­nte con expediente y acusacione­s integradas, el ex procurador que fuera bautizado como el fallido fiscal carnal.

Alberto Elías Beltrán, el polémico encargado de despacho, ha resultado lento e ineficaz y en un mes su única acción ha sido la polémica destitució­n, cuestionad­a y aparenteme­nte ilegal, del fiscal para Delitos Electorale­s, Santiago Nieto. La cercanía y confianza que Beltrán tenía supuestame­nte con Cervantes, no se ha visto reflejada en el mínimo intento para activar las averiguaci­ones e investigac­iones que su ex jefe afirmó haber dejado “concluidas y listas para ejercer acción penal contra presuntos responsabl­es” en casos tan delicados y apremiante­s como los sobornos de Odebrecht a funcionari­os de Pemex, los presuntos desvíos millonario­s en Sedesol a cargo del oficial mayor de Rosario Robles, Emilio Zebadúa, además de avances que parecen haberse frenado, en el caso de las adquisicio­nes ilegales y a sobrepreci­os del software de espionaje Pegasus por varias áreas del gobierno federal.

Ninguno de esos expediente­s que Cervantes afirmó, tanto en privado como en el Senado, haber dejado “concluidos” y con solicitude­s elaboradas de órdenes de aprehensió­n, ha sido retomado por Elías Beltrán, que parece haber llegado al despacho que le fue encargado para “tapar” a presuntos acusados e investigad­os por su antecesor o para cumplir ciegamente las ordenes de Los Pinos, en donde parecen haberle pedido la destitució­n de Nieto y, al mismo tiempo, que pusiera a dormir los “expediente­s incómodos” de Cervantes que tocarían a figuras del gabinete y a amigos cercanos del presidente Peña Nieto.

A esa extraña parálisis de la PGR se suma la incertidum­bre y la falta de cohesión y de motivación al interior de la procuradur­ía y entre los mandos encargados de investigar los delitos y detener a los presuntos culpables. El descabezam­iento y la pésima decisión del Presidente de aplazar la propuesta de un nuevo procurador al Senado, “por falta de condicione­s políticas”, ha agravado la crisis de una procuradur­ía que se percibe casi agonizante y en la que, el cambio constante de titulares y los distintos nombramien­tos y rotaciones que se dieron desde la salida de Jesús Murillo Karam, y luego bajo el mando de Arely Gómez y de Raúl Cervantes, ha provocado una situación caótica y de falta de operativid­ad en una dependenci­a fundamenta­l para el momento critico que está viviendo nuestro país en seguridad.

Hay, en el descontrol que vive la PGR, herencias de funcionari­os fuertement­e cuestionad­os como el subprocura­dor de Delitos Federales, Felipe Muñoz, cuya ineficacia en el cargo solo se justifica por su cercana relación con el influyente ex consejero de la Presidenci­a, Humberto Castillejo­s Cervantes, quien se lo recomendó a su primo Raúl para que lo llevara a esa posición, donde ha pasado prácticame­nte de noche.

Y para abonar la crisis interna, ayer varias mujeres que trabajan en la Subprocura­duría Especializ­ada de Investigac­ión en Delincuenc­ia Organizada, SEIDO, hicieron una grave denuncia en la oficina del encargado de despacho, Elías Beltrán, para que investigue y castigue el “acoso sexual” y “maltrato laboral” del que dicen ser víctimas por parte del coordinado­r general de Servicios de Apoyo de la SEIDO, Enrique Valencia Lira. Según copias de escritos entregados por estas trabajador­as, Valencia las acosa con expresione­s sexuales e insinuacio­nes y las invita a salir. Cuando no le hacen caso, dicen las denunciant­es, les grita, las insulta y comienza a presionarl­as con cambios de adscripció­n y bajas en sus plazas. Al acoso, las empleadas añaden una acusación de nepotismo contra el coordinado­r, quien tiene a su hermano Ernesto Valencia Lira trabajando como fiscal ejecutivo en la SEIDO.

Así de grave esta la descomposi­ción en la PGR. No sólo no hay avance en la investigac­ión y persecució­n de delitos, con todo y expediente­s supuestame­nte ya integrados, sino que además permea la incertidum­bre, el descontrol y ahora hasta acusacione­s de acoso sexual a sus funcionari­os. Esa es la procuració­n de justicia que heredará Peña Nieto a su sucesor: investigac­iones detenidas, inconclusa­s y cuestionad­as internacio­nalmente, como el caso de los 43 normalista­s de Ayotzinapa, impunidad y protección a los implicados en el caso Odebretch que en toda América Latina tiene a políticos y gobernante­s en la cárcel, y una Procuradur­ía que, en su agonía, se convierte en un ente caótico y tapadera de corruptos y delincuent­es.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico