El Universal

EL OCASO DEL ÚLTIMO SÍMBOLO CEMENTERO

Christian Giménez podría ver su despedida de La Noria, si el equipo mañana no clasifica a la Liguilla

- ÉDGAR LUNA CRUZ —edgar.luna@eluniversa­l.com.mx

“Puede ser mi último Pase lo que pase, partido... estaré agradecido siempre con Cruz Azul”

Cruz Azul se juega el prestigio que le queda. Si mañana derrota a Veracruz, clasificar­á a la Liguilla por primera vez en tres años. Pero sí no...

Si no sucede, el juego puede también marcar el adiós de uno de sus últimos símbolos, podría ser la despedida de Christian Giménez con la casaca celeste.

“Puede ser mi último partido... Puede ser que no... No me guío por resultados. Lo único que te aseguro es que, pase lo que pase, siempre estaré agradecido con Cruz Azul”, expresa, con nostalgia, el Chaco, en entrevista con EL UNIVERSAL deportes.

Líder moral y futbolísti­co desde hace ocho años, cuando arribó a La Noria, el argentino naturaliza­do mexicano sabe que pase lo que pase, será juzgado con una balanza que no es pareja. Sabe que, si hay triunfos, todo pasará por la obligación; si hay fracasos, será uno de los principale­s culpables.

Mas, a pesar de todo, afirma que “seguiré siendo cementero. Quiero mucho a este club”.

Parecería masoquismo de Giménez ¿Qué necesidad hay de tanto sufrimient­o? con todo lo que ha demostrado en su carrera de casi 20 años.

“Tengo mucha esperanza en el futuro. Me ha costado mucho. Nadie me ha regalado nada. Muchos dicen que porque soy prefesiona­l gano mucho dinero, que no tengo obligación, pero cuando escucho a esa gente, me acuerdo cuando tenía cinco años, iba en colectivo al entrenamie­nto, o los sacrificio­s que hacía mi mamá para comprarme unos zapatos”, dice.

Porque sufrir es parte del vocabulari­o del futbolista que se viste de azul: “Pero no me detengo por nada. Sí, me pongo mal. En estos últimos tiempos de mi carrera he estado en un lugar donde me siento muy feliz, pero donde he tenido muchos contratiem­pos. Lo disfruto mucho y más como soy valorado aquí”.

El Chaco ha cumplido 36 años de edad. Por eso, cuando entra a la cancha, algunos le gritan “¡viejo!”, otros le aplauden, recordando lo que ha hecho y lo que aún puede hacer.

Bipolarida­d absoluta es la que ejerce sobre la afición cementera sobre el mediocampi­sta: “Me duele cuando me dicen viejo, acabado, pero bueno, es parte de... Al mejor central en la historia de México [Rafael Márquez] le gritaban que se retirara y ganó dos campeonato­s con León. Tienen razón, estoy viejo para el futbol, lo tengo que aceptar, pero en otras cosas sabes que no es así. Aquí no me están regalando nada, no sigo por lo que hice antes o por bonito. Trabajo y renuevo lo que hago”.

—¿Qué va a pasar si no clasifican el sábado?

“No me manejo por los resultados. Dejo que el presidente [Guillermo Álvarez] decida lo que el club quiere hacer conmigo en el futuro. Sí, son importante­s los resultados y la gente es así: si ganamos eres bueno; si perdiste, eres malo”. •

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