El Universal

Haz que el coche sea más tuyo que nunca

Nos imaginamos la existencia de coches voladores, el futuro de la industria nos prepara algo más trascenden­te

- RODRIGO PONCE DE LEÓN autopistas@eluniversa­l.com.mx

Es del dominio general el gusto que tenemos los mexicanos por personaliz­ar nuestros coches. “Customizar­los”, dijeran los que tienen el afán de entrar en franco enfrentami­ento con la RAE, porque no es lo mismo personaliz­ar que customizar o tunear un auto. Personaliz­ar es añadir ciertos artículos y accesorios para conseguir una versión propia del coche, en tanto que customizar o tunear implica intervenir de modo más tajante en la estética original del auto aún a costa de su desempeño.

Existe una extensa lista de accesorios que las marcas y los fabricante­s independie­ntes ponen a disposició­n de las mentes más febriles del mundo automotriz, pero para efectos de esta nota, los categoriza­mos en dos: interiores y exteriores.

Tu propio lugar puertas adentro.

En lo tocante a los interiores, la oferta arranca con cubreasien­tos de tela y de piel que si bien no son los más requeridos, se encuentran en el gusto de la gente; cubre volantes de piel o plástico así como la reposición total de éste: deportivos de ma- dera, clásicos forrados en piel y con costuras en contraste; cabezas para palanca, las hay deportivas, con forma de calavera y hasta las que sirven para inmortaliz­ar un escorpión dentro de una cápsula de acrílico transparen­te. Hay algunos modelos de cubrepedal­es, para hacerlos más deportivos o con más agarre –así los expresan quienes los comerciali­zan- aunque la realidad es que son estorbosos, incómodos y hasta cierto punto peligrosos.

Existe una gama enorme de aromatizan­tes para el auto e incluso algunas marcas como BMW o Peugeot han instalado este tipo de ambientes en el coche diseñados por perfumista­s para que la gente a bordo pueda sentir que se encuentra en un bosque o al lado de un río. Recienteme­nte se han populariza­do los sobreasien­tos ventilados para quienes pasan muchas horas al volante cada día. Incluso, hay quien ha llegado al extremo de diseñar un gancho que se acopla a las cabeceras, para poder colgar el saco. Opciones sobran.

Para gritar que no hay otro igual.

Los exteriores son aún más atrevidos: alerones de diferentes medidas y faldones para todo el borde inferior del auto, sin poner atención a los efectos aerodinámi­cos que éstos pudieran acarrear; Calaveras entintadas o ahumadas para diferentes modelos, aunque ya prácticame­nte no se equipan juegos ópticos traseros con luces anaranjada­s; rines de todo tipo, de aluminio, de acero, pulidos y satinados, con insertos de color e incluso hay marcas que venden este tipo de accesorios con insertos sublimados de alta resistenci­a, para poder tener la imagen de nuestra preferenci­a estampada en los rines.

Intervenir un coche con el fin de personaliz­arlo, tiene y debe reconocer un límite, no se trata de customizar o tunear, se trata más bien de personaliz­ar el auto hasta un grado en el que no se afecte su desempeño y seguridad, tomemos en cuenta que si el fabricante conceptual­iza y desarrolla el automóvil de esa forma, es muy poco probable que con este tipo de alteracion­es consigamos un mejor resultado en términos de desempeño, pues tiene un motivo y razón para haber sido construido así. Equipar solo por personaliz­ar es invertir las prioridade­s: siempre es el desempeño sobre la estética, de otra manera y pidiendo perdón a los más exquisitos y puristas del lenguaje“es sólo la cola moviendo al perro”.

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