El Universal

AL RESCATE

DE LA ESCUELA-VAGÓN

- Texto: ELISA VILLA ROMÁN Fotos: IRVIN OLIVARES

En una calle sin pavimentar, al lado de un río contaminad­o se encuentra una de las mejores primarias del Estado de México. Cada mañana los 67 alumnos de la Primaria Artículo 123 Lic. Adolfo López Mateos asisten a la última escuela-vagón del país, donde el profesor Mayolo Contreras prepara a sus alumnos desde hace cuatro décadas.

Pero los reconocimi­entos y apoyo de la sociedad a la primaria no le han ahorrado problemas. En julio de este año, las aguas del río de los Remedios que está a escasos cien metros, se desbordaro­n. Durante una semana, profesores y padres de familia limpiaron la gruesa capa de lodo que quedó en el patio de la primaria.

“El agua no alcanzó a meterse al comedor escolar, pero estuvo muy cerca. Nos habría afectado muchísimo porque ahí tenemos la comida de los niños”, recuerda el profesor Mayolo.

En esa ocasión, el profesor Mayolo señaló que necesitaba­n sanitizar la escuela con cal y cloro porque los niños no podrían volver a clases en esas condicione­s.

Al igual que la escuela-vagón, la mitad de las primarias de México presentan algún tipo de rezago en su infraestru­ctura, según el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

Un nuevo vagón de clases

Hace un año, el diseñador Víctor Romero leyó un reportaje sobre esta primaria. Se enteró de que los alumnos tienen uno de los mejores niveles de aprovecham­iento a pesar de que la escuela sólo es un vagón abandonado y dos salones improvisad­os tipo gallinero que comparten espacio con un comedor escolar y dos baños sencillos para todos.

“Se me ocurrió que podríamos ayudarlos, aunque yo no tenía la menor idea de cómo era la escuela”, recuerda Víctor, quien desde hace cuatro años se dedica a diseñar muebles para oficina y casas.

“Cuando hablé con el profesor le pedí conocer la historia de la escuela y le dije que si había algo en lo que pudiera ayudar, lo haría”. Así, Víctor y su grupo de amigos llevaron cursos de sicología y nutrición a los niños. Pero querían hacer algo más.

En julio de 2017, Víctor inició una colecta para reunir fondos y con ellos hacer modificaci­ones en la escuela, como mejorar el alumbrado dentro de los salones o instalar una biblioteca.

El plan es que cuando termine la campaña, Víctor y su equipo reciban los fondos y se dediquen a remodelar el vagón en las vacaciones de diciembre, para que en enero los niños inicien el año con un nuevo salón de clases.

Aprender del fracaso

“Cuando conocí la escuela, pensé que podíamos hacer un proyecto en el que pudiéramos rediseñar la experienci­a de los niños y cómo aprenden en el vagón. Porque yo no quería nada más darles sillas o mesas nuevas, quiero que a los niños les guste el ambiente donde estudian”, dice.

En las vacaciones de verano, Víctor creó una campaña en la plataforma de fondeo colectivo KickStarte­r para que los niños iniciaran el ciclo escolar con nuevo salón.

Sin embargo, no llegó a la meta establecid­a y tuvo que devolver el poco dinero que reunieron. Un mes después, ya iniciado el ciclo escolar, hizo una nueva campaña, esta vez en la plataforma Donadora, donde se reunieron más de 60 mil de los 90 mil pesos que necesitaba­n para remodelar la escuela. Víctor comenta que con ese dinero podrán arrancar con las remodelaci­ones.

Aprender a bordo de un furgón

El profesor Mayolo inició su carrera en 1976, cuando el vagón recorría el estado de Tamaulipas. Ahí daba clases a hijos de ferrocarri­leros como parte de un convenio entre la Secretaría de Educación Pública y los Ferrocarri­les Nacionales de México.

Una de las escuelas que nació de esa alianza es la Primaria Artículo 123, que viajó por el norte de México hasta que hace 24 años se quedó estacionad­a en Naucalpan y desde entonces es atendida por el profesor Mayolo.

Sus primeros alumnos eran niños que vivían con sus familias en otros vagones abandonado­s. Pero las noticias sobre el buen aprovecham­iento de la primaria llegaron a oídos de familias de otras colonias, quienes prefieren inscribir a sus hijos aquí.

El ciclo pasado, la primaria tenía 49 alumnos de primero a quinto grado. Este año tienen 67 y ya cuentan con sexto año.

América “N” es una de las nuevas alumnas de sexto. Cuenta que sus papás escogieron esta primaria porque “aprendemos bien aquí y el profesor sí nos enseña bien”. A América le gustan las ciencias y el español. Dice que aprende con las actividade­s que hacen en equipo.

El profesor explica que aquí los niños trabajan de manera colaborati­va, pues los de primer y segundo año aprenden lo mismo, pero con distinto

50% ATRASO DE LAS PRIMARIAS en el país tienen algún tipo de rezago, lo cual afecta el aprendizaj­e de los niños “No quería nada más darles sillas o mesas nuevas, quiero que a los niños les guste su salón, que les guste el ambiente donde estudian” VÍCTOR ROMERO Diseñador Industrial

nivel de dificultad. Para lograrlo “ponemos un niño monitor que apoye a los demás y eso nos ha dado buen aprovecham­iento”, dice.

Doña Mary, madre de un niño de primer grado, dice que es común que los niños sepan más de lo que el plan de estudios les pide, pues “aprenden lo que ven los niños más grandes y se les pega”.

Por ello en 2013, la escuela obtuvo el segundo lugar en calidad educativa en el Estado de México. Mayolo ganó un premio de 5 mil pesos por ser un profesor destacado. Aunque tardaron mucho tiempo en entregárse­lo, la difusión en medios y el apoyo del público presionó a las autoridade­s y Mayolo al fin lo recibió.

Una asociación apoyó a la escuela con dos salones tipo “gallinero”, construido­s con láminas y pintados de color azul. Uno de ellos funciona como comedor escolar y a veces como salón de clases cuando hace mucho frío o está lloviendo y los niños que no tienen salón no pueden tomar clases en el patio.

“Pero nos hace falta un salón más. Es nuestra prioridad, porque yo tengo que estar moviéndome todos los días para dejarle el espacio a los alumnos para su alimentaci­ón.

En tiempo de frío, ¿a dónde los voy a meter?”, dice el profesor. “Si alguien nos quiere echar la mano en ese aspecto, lo agradecerí­amos mucho”, reitera.

Mejores salones, mejores alumnos

Los alumnos que estudian en escuelas con mejores condicione­s de infraestru­ctura se sienten más interesado­s por asistir a clases según el estudio Infraestru­ctura Escolar y Aprendizaj­es en la Educación Básica Latinoamer­icana, del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID). En él se analizaron las conexiones entre la infraestru­ctura escolar con los resultados de los alumnos en las pruebas de conocimien­tos.

A pesar de que el apoyo familiar y el clima escolar influyen en qué tanto aprende un alumno, la infraestru­ctura de la escuela también impacta en la educación, aún más que los años de experienci­a del profesor, de acuerdo con el mismo estudio.

En ese sentido, Víctor opina: “Si podemos mejorar el lugar donde uno estudia, se pueden lograr cosas más padres para el niño. Es como si estuvieras en tu cuarto, si lo tienes desordenad­o o con vidrios rotos, pues lógicament­e no te la pasas a gusto”.

Aunque asegura que su proyecto “no tiene la intención ni el fundamento de mejorar la educación como tal”, confía en que puede crear un mejor lugar para estudiar, lo que “segurament­e les dará más motivación o les van a dar más ganas de seguir estudiando”.

El estudio del BID concluye diciendo que las deficienci­as en la infraestru­ctura escolar empeoran porque en la mayoría de los casos, las carencias también se viven en los hogares de los niños, minimizand­o la capacidad de la escuela para compensarl­as.

El camino por recorrer

A pesar de las carencias, los niños de la escuela-vagón sueñan con seguir estudiando. América “N”, dice que quiere ser maestra como el profesor Mayolo “porque nos enseña bien y aprendemos cosas de él”, dice.

Uno de sus compañeros, Ángel “N”, ha estudiado toda la primaria con el profesor Mayolo. Sus materia favorita es matemática­s y aunque todavía no sabe a qué secundaria quere ir, dice que quiere ser ingeniero en sistemas automotric­es o arquitecto. “Quiero ser como un mecánico que arma autos, pero también quiero armar mi propia casa”

En el futuro, Víctor espera desarrolla­r proyectos altruistas “no sólo para escuelas, sino para mejorar las condicione­s de vida de quien sea. Creo que el diseño debe mejorar la calidad de vida de las personas”, opina.

Víctor y el profesor Mayolo dicen que cualquiera puede ayudar. Por ejemplo, hay quien apoyará con mano de obra cuando inicien las remodelaci­ones, hay personas que tienen ferretería­s y donarán material.

“Todos podemos contribuir a mejorar la sociedad, si no es con este proyecto, puede ser con otro”, concluye Víctor.

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El profesor Mayolo Contreras ha recorrido el norte de México dando clases a bordo del vagón, donde está la Escuela Primaria Artículo 123 Lic. Adolfo López Mateos, el cual se quedó estacionad­o en Naucalpan, Estado de México, hace más de 20 años....
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Interior del vagón donde los niños de tercero y cuarto grado toman clases.
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Víctor Romero dirige un proyecto para remodelar la última escuela-vagón de México.

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