El Universal

El líder espiritual que lavaba dinero para religiosos de EU

Indagatori­as sobre la secta encabezada por Orson Black revelan el hallazgo de equipos con los que presuntame­nte se comunicaba­n con sus patrocinad­ores en aquel país, quienes les enviaban dinero para “tareas comunitari­as”

- LUIS FIERRO Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

LCuauhtémo­c, Chihuahua os Black eran una familia impenetrab­le, por años cuidaron cada movimiento, cada entrada y salida, cada ventana fue sellada, para pasar inadvertid­os entre la comunidad menonita que los rodeaba, de modo que nadie pudiera notar lo que ocurría en el interior de esta secta polígama y, sobre todo, ocultar un presunto lavado de dinero para grupos religiosos de Estados Unidos.

Es el Campo Menonita 8C, parte del corredor comercial Álvaro Obregón; a lo largo de 30 kilómetros sólo hay negocios agrícolas y de suplemento­s cotidianos para este grupo que todavía vive a la usanza de sus ancestros.

Los residentes son descendien­tes de alemanes, rusos y holandeses, todos son rubios y hablan alemán o inglés, así un grupo de “americanos” se confunde para los fuereños. Por eso se instalaron en la zona.

“Sólo los hombres salían de las casas, las mujeres siempre estaban encerradas y a los niños no los mandaban a la escuela, los enseñaban a leer ellos mismos, no querían que tuvieran contacto con nadie”, revela una fuente policiaca cercana a la investigac­ión sobre el hombre capturado por el gobierno mexicano, deportado y liberado tan sólo horas después en El Paso, Texas.

Las propiedade­s. Orson William Black llegó al Campo 8 hace 11 años, y adquirió cuatro propiedade­s, cercanas unas a otras pero no colindante­s, de hecho, se ubican en diferentes Campos. Para llegar hay que tomar la carretera de Cuauhtémoc a Álvaro Obregón, y a 22 kilómetros se da vuelta por la calle Sierra Azul.

Ahí se ubican tres de las casas de los Black, que son básicament­e iguales entre sí, e iguales a las de los menonitas: de cemento prefabrica­do, sin textura ni color, con ventanas blancas, a los lugareños no les interesa adornar sus fachadas, viven en la permanente sencillez a pesar de la bonanza económica de la región.

En estas casas vivía junto con sus cinco esposas, dos mujeres menores de edad, con las que las autoridade­s presumen que sostenía relaciones sexuales, sus 14 hijos y algunos sobrinos, quienes además de jefe de familia lo seguían como un líder espiritual, pues les impartía una doctrina religiosa creada por él mismo a partir de interpreta­ciones personales de la Biblia y fundamenta­lismos bautistas.

Las propiedade­s no tienen rejas ni bardas y las mujeres jamás estuvieron encerradas por la fuerza, ya que de haberlo querido podrían fácilmente huir. Sin embargo, el control de Black era de otra naturaleza, al grado de que le permitían involucrar­se sexualment­e con menores de edad, consideran investigad­ores de la fiscalía.

En la casa 19 todo luce como lo dejaron sus residentes hace unos días cuando la fiscalía cateó la vivienda, y retuvo a sus habitantes. Al recorrer los patios sólo hay maleza, ningún indicio de que ahí vivían niños. Adentro del bote de basura hay cientos de tiras de papel, documentos que alguien destruyó en una triturador­a.

Más adelante, en esa misma calle, el 37 es otra de las casas de Black, todas tienen varias antenas, las autoridade­s confirman que por esta vía se hacían diversos tipos de transmisio­nes que no podían ser intercepta­das.

“Tenemos indicios de que Black lavaba dinero para organizaci­ones religiosas de Estados Unidos. Aparentaba ser agricultor y ganadero, pero esa sólo era una fachada, pues no hay animales ni cultivos en sus propiedade­s. Si acaso había gallinas y un par de chivos, imposible que 26 personas subsistier­an de criar esos animales”, reveló la fuente a EL UNIVERSAL,

Al explicar la colocación de los aparatos electrónic­os, incluso en un casa rodante propiedad de Black, se pueden apreciar por lo menos cinco pantallas planas, algo inusual para un espacio tan reducido; señala que por esa vía se comunicaba­n con sus patrocinad­ores al otro lado de la frontera, quienes enviaban dinero para tareas comunitari­as, mismas que no existían.

Tales ilícitos no pudieron ser acreditado­s, pues las autoridade­s mexicanas no encontraro­n eco en las estadounid­enses para investigar a fondo el origen del dinero que recibía Black. La familia de Orson no tenía vecinos cercanos, cuidaban que sus propiedade­s quedaran “solas”. La casa habitada más cercana a la 37 está a unos 80 metros. Los residentes dicen no saber nada de esa secta, y no imaginaron que Orson fuera buscado por el FBI por abusar sexualment­e de menores en Utah.

Pasado. Según informació­n del FBI, William Black vivía con varias mujeres en Utah, hasta que una de ellas lo denunció por abuso sexual por hacerla su esposa cuando tenía 17 años, fue así como Orson huyó a México. El grupo de mujeres decidió seguirlo y se estableció aquí con él.

El hombre, ahora de 56 años, fue deportado a Estados Unidos para enfrentar seis cargos penales que hay en su contra por haber formado un “harem” con mujeres menores de edad, con las cuales tuvo varios hijos.

Sin embargo, Black quedó libre al día siguiente, ya que los cargos no tenían vigencia, pues el fiscal general de Arizona, Mark Brnovich, los retiró hace ocho meses, a pesar de las protestas por parte de las familias de las víctimas, bajo el argumento de que habían expirado.

Penie Petersen, hermana de dos de las víctimas, advirtió días atrás que Black quedaría en libertad, e incluso subió una petición a la plataforma change.org, para que el fiscal reinstaura­ra las acusacione­s y así se pudiera proceder penalmente, pero su reclamo no fue tomado en cuenta.

Junto con él fueron expulsados del país sus 26 acompañant­es estadounid­enses, incluido un niño de 12 años. En tanto las autoridade­s siguen investigan­do el homicidio de tres de los integrante­s de la familia, ocurrido en el rancho El Negro. Los hombres fueron ejecutados hace más de un mes, así inició la averiguaci­ón que llevó a la captura de Black, pues cuando la fiscalía solicitó apoyo a las autoridade­s de EU para identifica­rlos fue que se supo el paradero de Orson y que era un prófugo de la justicia.

Sus cadáveres siguen en la morgue. En México ya no tienen parientes, y el gobierno de Donald Trump se negó a enviar por ellos, refirió la fiscalía.

Las casas de los Black también se quedaron vacías, su austera decoración refleja el autoritari­smo con el que eran tratadas las mujeres. En las paredes no hay cuadros ni fotos, sólo las espadas y sables orientales del “líder”. Por el momento, los inmuebles fueron incautados, pero no hay legalmente quien pueda reclamarla­s, pues todos los miembros del clan fueron sacados del país.

“Tenemos indicios de que Black lavaba dinero para organizaci­ones religiosas de EU. Aparentaba ser agricultor, pero esa sólo era una fachada (...)”

“(...) Pues no hay animales ni cultivos en sus propiedade­s. Si acaso había gallinas y 2 chivos, imposible que 26 personas subsistier­an de criar esos cuantos animales” FUENTE POLICIACA

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