“Tengo firma de todos los generales”
En la Ciudad de México sólo basta tener mil 400 pesos y una hora disponible para obtener una cartilla militar liberada falsa a plena luz del día.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL se constató que obtener este documento obligatorio puede ser requerido sin ningún problema en la zona de Santo Domingo, en el Centro Histórico de la capital.
“¿Cuánto por una cartilla militar?”, se le pregunta a uno de los jóvenes que se encuentran en la Calle de Brasil, a un costado de la Catedral Metropolitana, quien se identifica como Luis. Todos los días pregunta de manera discreta a todos los transeuntes que pasan por esa calle: “¿Qué necesita? ¿credenciales, actas, cartillas? Barato y rápido”.
“Mil 500, pero si me la compras ahorita te la dejo en mil 400. Te la doy en una hora, sin problemas. Tengo las firmas de todos los generales, sólo dime cuál clase eres y ya”, indica mientras a escasos metros un policía de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México se encuentra agilizando el transito vehicular.
Cuando se accede al precio que ha puesto por el documento, “Luis” pide que se le acompañe a una pequeña oficina que se ubica en un pasaje comercial sobre la calle de Repúblicade Guatemala.
Ahí, en el quinto piso, el joven da unos pequeños golpes a una puerta vieja de madera y de manera electrónica se abre. En un cuarto pequeño se encuentra un sofá viejo y frente a él, un escritorio en el que un hombre no mayor de 30 años no deja de mirar y escribir en una computadora de escritorio. Alrededor de ellos se ven lo que parecen ser actas de nacimiento y certificados de secundaria.
“Luis” saca unas muestras de cartillas falsas y menciona orgulloso: “Mira cómo si se ven de verdad los logotipos de la primer hoja están impresos en un papel que utilizan en las cartillas originales”.
Saca una hoja blanca y pide que se anoten los datos que irán en la cartilla del SMN: “Pon tu nombre, fecha de nacimiento, dirección exacta con todo y código postal y el nombre de tu papá y mamá”.
Al entregar estos datos, se le pregunta el tiempo que tardará en tener listo el documento federal apócrifo.
“No más de una hora”, asegura el joven, mientras le entrega los datos a uno de sus compañeros, quien sigue sin despegar los ojos de la computadora.
Al salir de la oficina, se acuerda con “Luis” que en una hora, frente al Antiguo Palacio del Ayuntamiento, se hará la entrega de la cartilla militar falsa.
Exactamente una hora después, frente al edificio gubernamental, el joven llega con la cartilla militar falsa. “Mira, chécala, aquí está la chida. Aquí es donde va tu foto y aquí debes poner con tinta tu pulgar; ¡trata de ocupar este espacio!”.
Al momento de concluir la entrega del documento militar apócrifo, el joven informa que él y su compañero incluso pueden hacer copias ilegales de actas de nacimiento, credenciales electorales y hasta títulos de universidad falsos.
Es medio día y “Luis” vuelve a la calle de Brasil a seguir ofreciendo sus servicios a los turistas y personas que pasan por la céntrica calle con el grito: “¡¿Qué necesita? ¿credenciales, actas, cartillas? Barato y rápido!”.