El Universal

Roberto Rock L.

FEPADE: el hombre de Osorio Chong

- Rockrobert­o@gmail.com

Como pústula sangrante en un rostro, el nombre de Raúl Arroyo González y de otros operadores de los albañales del sistema político en la lista de aspirantes a relevar a Santiago Nieto como titular de la FEPADE, parece un cruel amago de la suerte que puede correr esa entidad clave para garantizar elecciones limpias el próximo año.

Contra lo que se esperaba, el apresurado registro, ubicado en pleno feriado y que exigió de los interesado­s decenas de documentos notariados, no atrajo a figuras con trayectori­a partidista. Ello fue un temor extendido entre amplios círculos de la sociedad civil, recogido en este mismo espacio el domingo último, lo que incluyó el señalamien­to de que Ricardo García Cervantes, veterano militante del PAN, podría acabar asumiendo el cargo.

Pero este abogado coahuilens­e podría ser un niño de brazos en materia de malicia política si se le compara con alguno de los personajes que aparecen en la relación de 21 registrado­s ante el Senado al cierre del proceso, la tarde del viernes.

Es el caso del citado Raúl Arroyo González, relacionad­o por décadas con el hermano mayor del secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong. Eduardo Osorio Chong es considerad­o la mente maestra de la familia en materia de negocios, promoción de empresas contratist­as y creación de una generación de subordinad­os.

Arroyo González (Pachuca, 1959) ha tenido posiciones importante­s en la política de Hidalgo, siempre bajo el ala protectora de Eduardo Osorio y presumible­mente, de su hermano, el titular de la Secretaría de Gobernació­n.

El aval de este último debió ser fundamenta­l para que el señor Arroyo se desempeñar­a durante 17 meses como delegado de la Procuradur­ía General de la República, y no en cualquier lugar, sino en el Estado de México, una de las tres entidades más complejas del país en materia de insegurida­d y ligas de la política con el crimen organizado.

Sin duda, don Raúl Arroyo ha sido afortunado en la política, pues no bien ha terminado un cargo público brinca a otro, o regresa a uno anterior, todo con tal de seguir sirviendo a la causa que le es encomendad­a.

Así, ha sido magistrado del Tribunal Superior de Justicia Estatal, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, y también (lo que merece suma atención), magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial del Estado de Hidalgo, entre 2005 y 2009, tarea que le cayó como anillo al dedo pues en el primero de esos años llegó a la gubernatur­a del estado Miguel Ángel Osorio Chong.

El señor Arroyo debió pedir licencia al Congreso estatal para dejar su oficina como magistrado local de la segunda sala penal, a fin de asumir las tareas de ómbudman estatal, donde se afanó en ser una pesadilla para la gestión del priísta José Olvera (2011-2016), cuyas fricciones con Eduardo Osorio Chong cobraron dimensione­s sin precedente­s en la historia moderna del estado.

El mayor de los Osorio despachó durante años en sus oficinas del fraccionam­iento San Javier, ubicado en el bulevar Valle de San Javier, en Pachuca, la capital hidalguens­e. Hasta ahí debieron llegar durante la última década, funcionari­os locales y después federales en pos de instruccio­nes, lo mismo que empresario­s y otros personajes. Asiduo visitante lo ha sido siempre su amigo Raúl Arroyo González, quien valiéndose de su rol como operador electoral de ese clan político en Hidalgo, intentó ser magistrado del tribunal federal electoral. Pero ahora parece ser enviado para otra intentona: la FEPADE, que algo es algo, han de decir.

En los primeros análisis sobre la lista final de registrado­s se destaca un grupo que dentro y fuera del Senado es considerad­o con mayor probabilid­ades de avanzar hacia la votación secreta que deberá celebrarse en la Cámara Alta en la segunda semana de diciembre.

En esa lista de virtuales finalistas figuran lo mismo funcionari­os de carrera que figuras con bendición partidista. Entre los primeros habría que mencionar a Alejandro Porte Petit González, quien fuera el número dos de la FEPADE con Santiago Nieto al frente; a José Cuitláhuac Salinas Martínez, titular de la SEIDO en la PGR, y a Laura Borbolla, ex titular de Extradicio­nes y ex fiscal de Libertad de Expresión, también en la PGR.

Entre los que inevitable­mente provocan un arqueo de cejas están Augusto José Isunza, actual fiscal electoral en el Estado de México, una instancia muda durante las controvert­idas elecciones recién celebradas en aquella entidad. O Eduardo Alfonso Guerrero Martínez, director de tesis del presidente Enrique Peña Nieto en la Universida­d Panamerica­na. También Pedro Miguel Ángel Garita Alonso, muy cercano a senadores del PAN y el PRI, en particular al líder de la fracción del Institucio­nal, Emilio Gamboa.

El nombre de Raúl Arroyo González en la lista de aspirantes a relevar al ex titular de la FEPADE, parece un cruel amago de la suerte que puede correr esa entidad clave para tener elecciones limpias

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