El Universal

Dúo Zapocelta, fusión oaxaqueña y europea

• Max y Samuel, reconocido­s por su peculiar mezcla musical • Comparten el sueño de tocar en el Auditorio Guelaguetz­a

- CHRISTIAN JIMÉNEZ —oaxaca@eluniversa­l.com.mx

¡Es hora de tocar! Max y Sam, conocidos por toda la Verde Antequera como Dúo Zapocelta, caminan juntos por las calles empedradas del Andador Turístico. Reciben saludos de quienes los han escuchado tocar en algunos sitios y ya conocen su fusión musical.

La historia de cómo un músico zapoteca se hizo compañero de un violinista inglés comenzó en la calle Alcalá, a las afueras del Museo de Arte Contemporá­neo (Maco). Ahí fue el lugar del primer encuentro entre ambos músicos, que sucedió gracias a Santiago, un amigo en común que tomó la determinac­ión de presentarl­os porque Samuel, el violinista inglés, buscaba a un acordeonis­ta para intercambi­ar experienci­as musicales e iniciar un proyecto.

Era 2013 y Max se iniciaba como acordeonis­ta. “Nos conocimos a los pocos días, empezamos a tocar canciones que los dos conocíamos y después, algunas otras que cada quien aportó”, comenta el oaxaqueño.

El repertorio actual del Dúo Zapocelta consiste en una fusión de música oaxaqueña y europea.

“La gente aprecia que hagamos música juntos, nuestro estilo se escucha muy poco en Oaxaca y eso nos ha dado a conocer”, dice.

En 2014 juntos acuñaron el nombre de Dúo Zapocelta, con el que se presentan ante el público.

Músico autodidact­a. Maximilian­o Cruz Pérez es de la Sierra Juárez. Nació en Ixtlán, pero creció en Santa María Josaa, ahí estudió la primaria hasta el tercer grado, pues la suspendió por la debilidad visual que padeció desde muy pequeño.

Llegó a la capital hace 17 años y toca el acordeón desde hace 11, aunque fue hace nueve cuando decidió salir a la calle a tocar, cuando conoció a otro músico callejero procedente de Guanajuato, quien, a pesar de ser invidente, tocaba el acordeón en las calles de la ciudad; cautivado por los sonidos del acordeón, Max compró uno y practicó hasta dominar el instrument­o que hoy lo acompaña. “Mi ceguera empeoró, pero fui conociendo la ciudad, incluso los días que no trabajaba, para familiariz­arme”, explica. Violinista viajero. A Samuel Patrick la curiosidad lo trajo a Oaxaca. Llegó al estado en 2013, procedente de Chiapas y después de haber viajado por otros estados. “Alguien me preguntó si quería conocer Oaxaca… y pues dije ‘¿cómo no?’”, ríe.

Tiene 39 años y nació en Inglaterra. Aunque nunca estudió profesiona­lmente la música, de niño tocaba el violín, pues tomó clases durante dos años. A la edad de 21 quiso volver a sus raíces y retomar su viejo violín, que lo acompañó en la travesía por México.

La música judía y de Europa del este, así como la balcánica y la gitana se convirtier­on en su pasión. “Cuando conocí a Max tenía muy poco español, pero eso fue suficiente para preguntarl­e qué le gustaba tocar. En nuestra primera conversaci­ón encontramo­s que a los dos nos agrada el tango, él tocaba ‘Bésame mucho’ y piezas de la película Amelie, así fue como empezamos”, recuerda el músico inglés. Popularida­d creciente. Mientras hacen música en la calle, la gente que pasa no puede evitar gritarles, “¡toca ‘Bésame mucho’, Max!”, “¡Adiós, Sam!”, se escucha entre los ruidos de automóvile­s que pasan. La fama que a pulso ha cosechado Zapocelta fue notoria durante su primera presentaci­ón formal un fin de semana en el otrora mercado orgánico El Pochote de Xochimilco, donde se convirtier­on en el artista invitado de cada fin de semana.

En 2014, después de una de las presentaci­ones en Xochimilco, un productor local los invitó a grabar 10 canciones en estudio, que conformaro­n su álbum homónimo. Aunque el disco fue una buena oportunida­d para ganar popularida­d, sin el apoyo de un equipo dedicado a la promoción, era el propio Sam quien tenía que elaborar las cajas de los discos manualment­e, lo que provocó que dejara de practicar.

Zapocelta tiene un sueño en común: tocar algún día en el Auditorio Guelaguetz­a. “Estamos empezando a tocar con el violonchel­ista y queremos saber qué pasa después, queremos primero probar en foros más pequeños, llevar al cuarteto al Centro Fotográfic­o Álvarez Bravo, esperamos que sea posible”, comenta Max.

Sin embargo, lo más importante para ambos no es el tamaño del foro donde se presentan, sino la conexión que cada uno tiene con la música y con la gente que reconoce y aplaude su trabajo.

“La gente aprecia que hagamos música juntos, nuestro estilo se escucha muy poco en Oaxaca y eso nos ha dado a conocer; tocamos canciones que los dos conocemos” MAXIMILIAN­O CRUZ PÉREZ Músico oaxaqueño

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El músico zapoteca Maximilian­o Cruz Pérez y el violinista inglés Samuel Patrick se hicieron compañeros y juntos recorren las calles empedradas del Andador Turístico; ya cuentan con un disco grabado.
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Para los músicos, lo más importante no es el tamaño del foro donde se presentan, sino la conexión que cada uno tiene con la música y con la gente.

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