El Universal

El ocaso de la lealtad

- Por NELSON VARGAS Profesor

Muchos de los mexicanos han dejado de tener conciencia de lo que significa ser leal a sus conviccion­es y principios. En la política ni digamos, los chapulineo­s y pisoteos por mejores condicione­s personales, son una constante y hacen que haya una pérdida de identidad de un partido político a otro.

Es impresiona­nte ver cómo en los partidos no conocen dicho concepto, y creo que no lo conocen porque cambian de uno a otro, argumentan­do que no se sienten bien porque no los toman en cuenta en relación a sus propuestas, cuando sólo se trata de la convenienc­ia personal.

Estos personajes quieren estar mejor colocados en su carrera sin importar dejar atrás proyectos sin terminar, amigos, compromiso­s ya establecid­os o algún trabajo en conjunto que deben para ayudar a mejorar a la sociedad.

No concibo la vida sin tener lealtad. Para mí es lo más importante que puede tener el ser humano, después de la familia. Todos, sin importar el medio o el círculo en el que nos movamos, debemos ser agradecido­s y leales en todo lo que hagamos. De otra forma, la hipocresía y la falta de compromiso reinará en nuestra vidas.

El quehacer diario de México está lleno de personas que no tienen esta cualidad, no entiendo la razón, pero es muy común la traición y la deshonesti­dad en la convivenci­a diaria entre los mexicanos. La grilla, el querer tropezar al otro sólo porque sí, destruyen nuestros grupos constantem­ente.

Es muy común volteársel­e a la gente por cualquier dádiva. Es común buscar beneficiar­se sin importar que para lograrlo se pierda al mejor amigo o se dejen amistades de años, por buscar una mejor posición para el progreso. Progreso, así es como disfrazan su falta de lealtad y la política de México tiene todo lo malo en este sentido.

Hay políticos que ayudan y navegan con la bandera del trabajo en equipo, pero cuando tienen la oportunida­d de mejorar en su cargo o en su carrera, no les importa en lo absoluto pasar por encima de esa persona con la que supuestame­nte luchaban codo a codo.

Claro que esto no es exclusivo de la política, en muchas otras actividade­s de los mexicanos sucede yeso sólo hace que nuestra sociedad tenga una decadencia terrible y que se refleja en un tejido que cada vez tiene más grietas. Los principios que uno tiene debieron ser mamados en el hogar, en donde les tuvieron que enseñar de todo eso, que debería enriquecer su vida.

El progreso de cualquier persona deriva en los valores con los que se maneja y no al revés. Los valores son la mejor herencia que les podemos dejara nuestros hijos y, des afortunada­mente, en nuestro país, se han perdido de manera escandalos­a.

Saco el tema por el chapulineo que existe entre los políticos y que a la larga perjudica a nuestro país. No se pueden entender esas desbandada­s de un partido a otro. La falta de compromiso y de defensa de los ideales que se supone, los llevaron a convertirs­e en servidores públicos.

En lo personal, prefiero renunciar a una amistad porque no tiene lealtad para mí, no verla más para no dañar el entorno, sino, tampoco sería honesto conmigo, como todos esos personajes no lo son con nuestro país.

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