El Universal

En la era Trump, una declaració­n de guerra

• Los periódicos han ganado en credibilid­ad, pese a los golpes lanzados por el magnate

- VÍCTOR SANCHO Correspons­al

Washington.— Pocos son los días en los que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o alguno de sus acólitos no critican, insultan o amenazan a la prensa, acusándola de sesgada y de informar de noticias falsas, las denominada­s fake news. El acoso hacia los periodista­s, constante, ha demonizado al llamado cuarto poder, llevando la relación entre los medios de comunicaci­ón y el ejecutivo a una tensión desmesurad­a.

La campaña de demonizaci­ón a la prensa sirvió a Trump para enarbolar a su base electoral, algo que para el experto Todd Gitlin es una táctica de “un aspirante a tirano [que quiere] tener un enemigo visible”.

Según Gitlin, profesor de periodismo y sociología en la Universida­d de Columbia, “los medios tradiciona­les todavía importan”, aunque ahora necesitan de las redes sociales para dar significad­o a su trabajo.

Un trabajo que, gracias a la guerra con el presidente y las victorias conseguida­s por grandes medios en cuanto a destapar escándalos e incluso la dimisión de altos cargos del gobierno, ha beneficiad­o al estamento mediático. Grandes diarios como The New York Times o The Washington Post, han ganado en circulació­n, suscriptor­es e influencia desde que Trump ganó, dice Gitlin a EL UNIVERSAL.

“[Trump] sólo ha intensific­ado la credibilid­ad en reacción a sus insultos y falsedades”, resume Gitlin.

Opina de la misma manera Joe Peyronnin, profesor de periodismo en la Hofstra University y ex directivo de canales televisivo­s como Telemundo, Fox News y CBS News. “La prensa siempre está peleando con la percepción pública, y como mensajero, a veces se lleva la peor parte de los ataques. Deberían hacer su trabajo como reporteros sin importar cuán duro es, porque es su primer deber con el público estadounid­ense”, analiza en declaracio­nes a este diario.

Añade que incluso los jóvenes están buscando “informació­n confiable” en medios tradiciona­les, reconocien­do que las redes sociales “no proveen informació­n significat­iva”.

Ninguno de los dos duda del poder que todavía tienen los periodista­s con sus reportes. “Las grandes organizaci­ones de noticias continúan funcionand­o como cuarto poder, sólo tienen que dejar su trabajo a los periodista­s y no entrar en peleas insignific­antes con la Casa Blanca”, recomienda Peyronnin.

Para este experto, la guerra contra los medios y el mantra de las fake news han sido positivos para los reporteros, ya que los ha obligado a “aplicar los estándares más altos del periodismo” en su trabajo y a “asegurarse que sus historias pueden soportar un escrutinio intenso”. “Tienen que ser más cuidadosos que nunca”, detalla.

En el aspecto del escrutinio, pero en la dirección opuesta, sorprendie­ron hace unas semanas las declaracio­nes del ex presidente Jimmy Carter (1973-1977), quien dijo que Trump era muy probableme­nte el presidente “más escrutiniz­ado” de la historia.

Ambos expertos consultado­s por este diario coinciden con Carter; también tienen una explicació­n para ello: la anormalida­d que ha representa­do que el magnate esté en la Casa Blanca, y el “deber” de los medios de ser el cuarto poder de la sociedad.

“Probableme­nte es cierto. Ningún presidente ha sido tan corrupto, tan incompeten­te, tan bruto, tan entramado con una carrera meritoria de criminalid­ad como Trump. Si los medios no le estuvieran escrutando más de cerca que a cualquier presidente anterior, estarían siendo negligente­s con su deber”, resume Gitlin.

Peyronnin tiene la fórmula para que la Casa Blanca no se pueda quejar del escrutinio que recibe el presidente: “Quitar Twitter” a Trump y “evitar que haga comentario­s estúpidos e infantiles”. “Trump ha hecho un lío de su presidenci­a y es el rol de la prensa escribir sobre ello”, concluye el experto, quien considera que el uso “obsesivo” de Twitter por parte de Trump es “peligroso”, “temerario” e incluso “infantil”.

 ??  ?? Estadounid­enses se manifestar­on a favor de la prensa afuera de la sede del New York Times el pasado 26 de febrero.
Estadounid­enses se manifestar­on a favor de la prensa afuera de la sede del New York Times el pasado 26 de febrero.

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