El Universal

Muertes por sida, igual que hace 20 años

La falta de diagnóstic­o oportuno y la desigualda­d en el acceso a los servicios de salud son los grandes retos en México para luchar contra la enfermedad

- BERENICE GONZÁLEZ DURAND —conciencia.eluniversa­l@gmail.com

El diagnóstic­o oportuno y la falta de acceso a los servicios de salud siguen siendo los mayores retos en la lucha contra el VIH/sida en nuestro país. En México viven poco más de 144 mil personas con esa enfermedad, sin embargo, todavía muchos desconocen que son portadores.

Hoy, como desde hace 20 años, se mantiene la tasa de defuncione­s de 4 mil a 5 mil al año, de acuerdo con

las cifras del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

En vísperas del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra cada 1 de diciembre, la OMS tiene entre sus objetivos poner fin a la epidemia en 2030 y terminar con la transmisió­n materno-infantil, dado que alrededor de 15%-30% de los niños que nacen de mujeres VIH positivas se infectan durante el embarazo y el parto.

Durante la primera mitad de 2017, el reporte de vigilancia epidemioló­gica de nuestro país registró 3 mil 260 nuevos casos diagnostic­ados de VIH y 2 mil 338 de sida, que se suman a la cifra total de personas con VIH/sida que viven en México: poco más de 144 mil, según el registro de la Dirección General de Epidemiolo­gía y Censida. Sin embargo, se calcula que entre 35% y 40% de las personas que tienen VIH/sida en México desconocen que viven con la enfermedad. Así lo señala el doctor Pablo Francisco Belaunzará­n Zamudio, investigad­or del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ). El especialis­ta destaca que este porcentaje significa alrededor de 100 mil personas, lo que convierte al diagnóstic­o oportuno en uno de los grandes retos de la lucha contra el VIH/sida en nuestro país.

Viviendo con la enfermedad

“Una proporción muy alta de las personas que viven con VIH no lo saben. No tienen diagnóstic­o por diferentes razones y una de las más importante­s es la falta de acceso a los servicios de salud que al final provoca que no puedan recibir tratamient­o”, señala el especialis­ta en infectolog­ía y también académico en la Facultad de Medicina de la UNAM, quien agrega que aunque sin duda uno de los avances más significat­ivos en nuestro país es que actualment­e cualquier persona diagnostic­ada con VIH puede recibir tratamient­o de manera gratuita, otra realidad también es que hay muchas brechas en el acceso a estos servicios.

Explica que un ejemplo de esta diversidad de escenarios en un mismo país es que en lugares como la Ciudad de México, la tasa de mortalidad ha tendido a bajar, pero en otros estados, como Tabasco, los números han subido; así que aunque los lugares cambien, al final los números se igualan con el tiempo y mantienen desde 1995 hasta la fecha de 4 a 5 mil defuncione­s al año. Según el reporte epidemioló­gico más reciente de la Secretaría de Salud, los estados con la mayor tasa de casos nuevos de VIH son encabezado­s precisamen­te por Tabasco, seguido de Campeche, Yucatán, Colima y Veracruz.

Según datos de la OMS, el año pasado alrededor de 1.8 millones de personas contrajero­n la infección por el VIH en el mundo, lo que representa una disminució­n de 39% con respecto a los 3 millones de personas que contrajero­n la infección en el pico de la epidemia a finales de los años 90, sin embargo, la misma institució­n subraya que las nuevas infeccione­s por el VIH están aumentando a un ritmo acelerado en los países que tienen problemas ampliando sus servicios de salud al ritmo que también crece su población.

“Otro problema es que las pruebas para detectar el VIH son accesibles sólo a través de los servicios de salud y en otros países se están empezando a utilizar estrategia­s que tienen que ver con ‘desmedical­izar’ la prueba y entonces ofrecerlas en las farmacias o directamen­te en las comunidade­s vulnerable­s, tal como se puede acceder a una prueba de embarazo”.

Al respecto, recienteme­nte expertos del Centro de Investigac­ión Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) presentaro­n un proyecto de prueba rápida a bajo costo que podría convertirs­e en una opción al problema.

Este instrument­o cuenta con detección simultánea de tuberculos­is y puede ser empleado fuera de laboratori­o, sin requerir personal especializ­ado, y con la ventaja de mostrar el resultado en minutos.

Para el investigad­or, un mejor escenario sería tener de 90% a 100% de las personas diagnostic­adas porque en la medida que esto se logre se podrá proveer tratamient­o que además del beneficio individual evitará la transmisió­n a otras personas. Según datos de ONUSIDA, las investigac­iones científica­s a lo largo del desarrollo de esta enfermedad han demostrado que una persona que vive con el VIH y se adhiere a un régimen de tratamient­o antirretro­vírico eficaz tiene 97% menos probabilid­ades de transmitir­lo.

Desde que se empezaron a detectar los primeros casos de VIH hace más de 30 años, los tratamient­os han evoluciona­do vertiginos­amente. Hace 30 años, la zidovudina o AZT fue el primer antirretro­viral que recibió aprobación. Un par de años después se empezaron a administra­r profilaxis para prevenir infeccione­s oportunist­as en personas con recuentos bajos de CD4. Estas células son un tipo de linfocito (glóbulo blanco) y parte vital del sistema inmune infectado por el VIH.

A principios de los años 90, nuevos antirretro­virales de la misma familia que el AZT recibieron aprobación para su uso y en 1995, con la aprobación del primer inhibidor de la proteasa (IP) por parte de la FDA, se produjo un avance radical en el tratamient­o del VIH. Así han aparecido nuevas familias de antrirretr­ovirales con tomas más cómodas que reducen el arsenal de pastillas que se empleaba con anteriorid­ad y tienen menos efectos secundario­s.

Diseñar un fármaco contra el VIH que termine con el virus no es una tarea sencilla ya que durante el ciclo de vida del virus, éste se convierte en parte del genoma humano y se integra al ADN. Tras la terapia prolongada persiste un reservorio residual de virus que se puede reactivar si se abandona el tratamient­o, es por eso que varios estudios en marcha se centran en el empleo de moléculas que permitan revertir esto, así como en desarrolla­r terapias inmunitari­as y génicas que impidan su multiplica­ción.

En vísperas del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, que se celebra cada 1 de diciembre, ONUSIDA presentó un nuevo informe que muestra que a pesar de que aún no hay un escenario óptimo, el acceso al tratamient­o ha aumentado significat­ivamente en todo el mundo. A principios de este siglo, 685 mil personas en el mundo que vivían con el VIH tenían acceso al tratamient­o antirretro­vírico, mientras que para junio de 2017, alrededor de 20.9 millones tienen acceso a estos medicament­os.

El objetivo de la OMS es poner fin a la epidemia del sida en 2030 y en este sentido otro de los grandes retos es terminar con la transmisió­n materno-infantil. Sin un tratamient­o profilácti­co, alrededor de 15%-30% de los niños que nacen de mujeres VIH positivas se infectan durante el embarazo y el parto. Un porcentaje adicional, de 5% al 20%, se infecta por la leche materna. “Aunque cada vez con menos frecuencia, este tipo de transmisió­n sigue ocurriendo en México. Se logrará detener hasta que se hagan pruebas de escrutinio en todas y cada una de las embarazada­s. Con las herramient­as con las que se cuenta en la actualidad es totalmente inaceptabl­e que suceda una sola infección así”.

De vacunas y otras cosas

Para Belaunzará­n, uno de los grandes logros en cuanto a la investigac­ión científica en México es que los diferentes grupos que trabajan en el tema se han sabido articular muy bien con otros grupos de trabajo de todo el mundo. “Se trata de una labor de equipo y de equipos grandes”, señala al respecto. Uno de los acentos en nuestro país se orienta a tratar temas de investigac­ión relacionad­os con la realidad nacional, como la resistenci­a del virus a ciertos retroviral­es. Otras líneas de investigac­ión se concentran en indagar cuál es el mejor tratamient­o para quienes, como en nuestro país, son diagnostic­ados ya en un estado muy avanzado de la enfermedad.

A nivel mundial, grupos de científico­s de todo el mundo continúan trabajando con el objetivo de crear una vacuna para prevenir la infección por el VIH. Desde hace varios años se realizan pruebas de vacunas experiment­ales para prevenir y tratar la infección por el VIH/SIDA, pero aún no se han autorizado vacunas para uso fuera de ensayos clínicos. Los más recientes avances en este campo los tiene una vacuna que introdujo secuencias genéticas de diversas cepas de VIH en el cuerpo humano a través de un virus modificado que no puede replicarse. Para probar su eficacia se requiere reclutar a miles de voluntario­s sin infección por el virus. Esta fase se extendería entre tres y cuatro años, por lo que se especula que probableme­nte en 2022 podría estar lista.

“Creo que es muy difícil predecir el momento en que una vacuna podría estar disponible. En los últimos años se han aumentado las expectativ­as de que esto podría suceder en los próximos cinco o 10 años pero eso depende de que sean suficiente­mente efectivas para poder desarrolla­rlas”. Para el especialis­ta, se necesita una vacuna pero aún es aventurado decir cuando se tendrá, así que por lo pronto el diagnóstic­o oportuno y el tratamient­o son una manera bastante efectiva de enfrentar la enfermedad.

“Una proporción muy alta de las personas que viven con VIH en el país, no lo saben” PABLO FRANCISCO BELAUNZARÁ­N ZAMUDIO Investigad­or del INCMNSZ y profesor de infectolog­ía en la Facultad de Medicina de la UNAM

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