El Universal

#NosotrosPo­rEllas

- Por JAVIER BOLAÑOS Vicepresid­ente de la Cámara de Diputados

La violencia sexual y basada en el género es la forma más extrema de la desigualda­d global y sistémica que sufren las mujeres y niñas. No conoce fronteras geográfica­s, culturales ni socioeconó­micas. En todo el mundo, una de cada tres mujeres será objeto de violencia física o sexual en algún momento de su vida, en formas que van desde la violación y la violencia doméstica, hasta la intimidaci­ón y el acoso en el trabajo y en internet, como lo ha sostenido el secretario general de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas, en Día Internacio­nal de la Eliminació­n de la Violencia contra la Mujer, y que nos llama directamen­te a los hombres a unirnos, #NosotrosPo­rEllas.

No se trata de un llamado general ni tampoco impersonal, te llama a ti, a mí, a nosotros, a los del género masculino a reconocer una realidad de la que todos en mayor o menor medida tomamos parte, y que impide el avance integral de nuestra sociedad, porque aún en el siglo XXI persiste la violencia en contra de las mujeres, que pueden perder hasta la vida por la sola condición de su género, como lamentable­mente ha ocurrido recienteme­nte en diversas entidades, como el Estado de México y Morelos, y que han sido denunciado­s y advertidos por alertas a causa del importante número de feminicidi­os que se cometen en su territorio.

¿Por dónde debemos comenzar para eliminar la violencia en contra de la mujer? Desde luego en el hogar, donde persisten actitudes ahora conocidas como neo-machismo que son acciones sutiles que impiden igualdad en el trato y en las obligacion­es de las parejas derivadas de la vida diaria.

Enseguida en la escuela, porque es precisamen­te en la educación de las nuevas generacion­es donde podemos sembrar con éxito para el futuro; donde se puede cultivar desde la más tierna infancia el respeto y aprecio por las mujeres; así como la cultura de igualdad de géneros basada en el principio básico eterno e inmutable de que todos somos iguales, somos personas con los mismos derechos y dignidad.

En este esfuerzo mundial por eliminar la violencia en contra de las mujeres, no se trata solamente de que a “las mujeres no las toquemos ni con el pétalo de una rosa” es mucho más amplia la visión, se busca que logremos empoderarl­as en la vida política y que tengan igual acceso al poder que los hombres; de eliminar la violencia de cualquier tipo en los hogares; de que los salarios sean iguales entre ambos géneros por trabajo igual; de que no exista más el acoso laboral; de invalidar en los medios de comunicaci­ón impresos y digitales la promoción de programas que hagan apología de la violencia en contra de la mujeres o que promuevan antivalore­s en materia de género.

Desde luego que, en el sostenimie­nto de políticas públicas para lograr eliminar la violencia en contra de la mujer, quienes ejercemos el servicio público tenemos una gran responsabi­lidad. De hecho tenemos la obligación ética de constituir­nos en el motor del movimiento, promoviend­o además la participac­ión activa de la sociedad organizada.

En la Cámara de Diputados se ha trabajado en este sentido, para establecer en diversas leyes, por ejemplo, la paridad horizontal y vertical en la designació­n o nominación de mujeres a cargos de elección popular; un ejemplo de ello, es que por primera vez las mujeres diputadas constituye­n ya el 42% del total de los integrante­s de este Poder Legislativ­o.

Estoy cierto que el camino aún es largo, abolir la esclavitud en el siglo pasado parecía imposible, pero hasta los muros que nunca soñamos se pueden abrir.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico