El Universal

Tarjetas monedero: precedente inquietant­e

- Por BENITO NACIF Consejero electoral del INE

Las tarjetas de beneficios se convirtier­on en los últimos años en un nuevo y polémico método de propaganda electoral. Diversos partidos políticos las han utilizado en las campañas electorale­s, tanto locales como federales. La variedad de sus usos también llama la atención. En las campañas electorale­s de varios estados se repartiero­n tarjetas telefónica­s con propaganda impresa. También tenemos el caso de las que beneficiab­an al portador con un descuento en la compra de anteojos. Incluso los partidos recurriero­n a la distribuci­ón de tarjetas de lealtad de tiendas de autoconsum­o, con las que los usuarios podían acumular puntos al realizar compras.

En las elecciones locales de 2017 reaparecie­ron las tarjetas, a pesar de que la reforma electoral de 2014 prohibió estrictame­nte“la entrega de cualquier tipo de material en la que se oferte o entregue algún beneficio directo, indirecto, mediato o inmediato, en especie o efectivo a través de cualquier sistema que implique la entrega de un bien o servicio”, en la fracción 5 del artículo 209 de la Legipe. Esa misma disposició­n jurídica mandata que la entrega de estos materiales constituye un indicio de “presión al electorado para obtener su voto”.

El caso más extremo lo tuvimos en Coahuila con las llamadas “tarjetas monedero”. De acuerdo con datos de la Unidad Técnica de Fiscalizac­ión se distribuye­ron al menos 210 mil tarjetas de tres tipos durante la campaña electoral: “Mi monedero”, “Mi monedero rosa” y “Mi tarjeta de inscripció­n”, que hacían a sus portadores acreedores a “apoyos” de futuros programas sociales que el candidato pondría en práctica en caso de ganar la elección, que consistían en la entrega mensual de dinero.

Las tarjetas no sólo se distribuye­ron en actos de campaña. También se levantó un registro de beneficiar­ios de los programas sociales que operarían si obtenían el triunfo en los comicios federales. En el formato de registro se aclaraba el significad­o de las tarjetas monedero con la siguiente leyenda: “Podrás usarla en comercios para obtener productos o servicios; además tendrás descuentos en establecim­ientos como farmacias, cines, restaurant­es, laboratori­os clínicos y papelerías entre otros ”.

La intención de los legislador­es al introducir la prohibició­n plasmada en el párrafo 5 del artículo 209 de la Legipe es bastante clara: desterrar las prácticas clientelar­es durante las campañas electorale­s, como una forma de corrupción electoral. Supone el intercambi­o de bienes y servicios por apoyo político, una especie de quid pro quo entre candidatos y los votantes. Si no se le pone un freno, las campañas pueden convertirs­e en un mero “coyotaje electoral”, donde los electores dejan de ser ciudadanos y se convierten en “clientes” que dan su voto al mejor postor.

Por ello el INE, al conocer el caso de las tarjetas monedero de Coahuila, resolvió declararla­s ilegales. Lo hizo utilizando su autoridad en materia de fiscalizac­ión. Mientras las autoridade­s electorale­s locales determinab­an si quienes las distribuye­ron incurriero­n en la falta tipificada como “presión al electorado”, el INE concluyó que el gasto en las tarjetas monedero y los formatos de inscripció­n tuvieron un fin distinto al permitido por la ley. La Sala Superior del TEPJF revocó la sanción impuesta por INE. En su sentencia determinó que las tarjetas y los formatos eran propaganda electoral válida. También echó abajo las sentencias del tribunal electoral de Coahuila que calificaro­n la entrega de las tarjetas como forma de coacción del voto.

Desde luego, distinguir entre la legítima presentaci­ón de propuestas de gobierno y clientelis­mo electoral es complicado, pero la línea divisoria debe trazarse en algún lado. En Coahuila la Sala Superior del TEPJF decidió borrarla por completo. Con ello sentó un precedente inquietant­e de cara a las campañas electorale­s de 2018.

El INE, al conocer el caso de las tarjetas monedero de Coahuila, las declaró ilegales. Pero el TEPJF revocó las sanciones

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