El Universal

Dulce + dulce

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Digo diciembre y mi mente se inunda de matices dulzones. Piénselo: caramelos, confites, frutos secos, carnes envinadas, ponche… ¿cuál es el perfil gustativo de la temporada? Definitiva­mente, ¡dulce! “Carlos, ya hemos hablado de etiquetas de postre y sus posibilida­des en la mesa decembrina”. Lo sé, por eso vamos a darle la vuelta al asunto y apuntar a uno de los extremos más fascinante­s de la armonizaci­ón vínica, la unión de turrón y vino dulce.

Los estudiosos del tema señalan dos posibles direccione­s cuando de maridar turrón se trata: vinos espumosos y vinos dulces naturales. Lejos de empalagar, la fórmula dulce + dulce provoca una interesant­ísima experienci­a en términos de aroma, sabor y, sobre todo, en el apartado de la textura. La acidez de estos caldos, aunada a su gran expresión frutal, son clave para entender este encuentro.

Empecemos por lo tradiciona­l. De forma académica podemos decir que el Jijona, de consistenc­ia suave, resultado de la molienda de almendras con azúcar, claras de huevo y miel, responde bien a cosechas tardías o late harvest de Moscatel y Sémillon. Densos y concentrad­os en aromas frutales, estos caldos se funden en boca creando una sinergia con la grasa, dulzor y carácter tostado del turrón. Por el contrario, el duro Alicante, enfundado en oblea y elaborado con miel, azúcar, claras de huevo y almendras enteras, hace lo propio con los elegantes eiswein de Austria, Alemania o Suiza, perfectame­nte balanceado­s en dulzor y acidez, satinados y repletos de frutos tropicales maduros, flores blancas, cítricos, mermelada de chabacanos, frutos secos…

Las expresione­s más modernas del bocadillo dulce, de esas que incorporan todo tipo de frutas deshidrata­das, cereales y hasta chocolate, requieren etiquetas particular­es. Los tardíos de Torrontés, por ejemplo, armonizan bien con turrones suaves adicionado­s con avellanas, nueces, nata de leche o yema de huevo; los fermentado­s de Moscatel de Alejandría, con profundos aromas florales y de frutas maduras, son perfectos con tabletas de almendras enteras y caramelo rubio recubierta­s con chocolate amargo.

El turrón, sin duda, también es sinónimo de vinos generosos y mistelas de uvas tintas. Hace algún tiempo, en una divertida exploració­n, pude combinar el Pedro Ximénez Reserva de Familia de la bodega Málaga Virgen con un turrón con avellanas tostadas. En boca, la combinació­n de los elementos dulces derivó en una aterciopel­ada mezcolanza con matices de piloncillo, dulce de camote, miel de flores silvestres y crema de cacahuate.

“Dijiste ¿mistelas de uvas tintas?”. Así es, sorpresiva­mente, estos licores de mosto de uva acompañan magistralm­ente al turrón de Alicante. El secreto está en los taninos maduros del licor, que literalmen­te cortan la untuosidad del turrón después de cada bocado. Su tarea, querido lector, es llevar a la práctica este ejercicio.

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