El Universal

Encrucijad­a electoral

- Por MIGUEL ALEMÁN V. Político, escritor y periodista­s. @AlemanVela­scoM articulo@alemanvela­sco.org

El periodo electoral nos recuerda cómo cada seis años el país se redescubre a sí mismo, con sus grandes anhelos y sus profundas carencias. Estos son los tiempos donde los partidos políticos y sus candidatos se lanzan a la búsqueda insistente de los elementos que les permitan atraer la atención de los votantes para obtener su preferenci­a.

La política, como las sociedades, avanza con mayor efectivida­d cuando su progreso se logra de manera gradual, concertada y participat­iva. En política el cambio es inevitable y la responsabi­lidad es ineludible.

El proceso electoral en marcha aún requiere de precisione­s y definicion­es de fondo. Por lo pronto se perciben fuerzas políticas que piensan que tienen asegurada la victoria y otras que buscan afanosamen­te las alianzas y candidatos que les permitan dar la pelea en lo que todos percibimos como el proceso electoral más competido de la historia reciente de México. A todos ellos habrá que recordarle­s que en política no hay adversario pequeño ni tema que sea insignific­ante. La democracia como sistema político es el más deseable y también ha entrado en la era de la globalizac­ión, donde las demandas sociales distantes se convierten en debates locales.

La velocidad de la informació­n induce a un efecto de vasos comunicant­es que generan áreas de fragilidad de los sistemas democrátic­os, como es el caso de los procesos electorale­s y referéndum­s que se han celebrado en España, Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Francia, lo que demuestra que la democracia no es un estado permanente de un sistema político, sino que requiere continua supervisió­n, revisión, innovación y sobre todo una gran participac­ión social dispuesta ante todo a defender la vigencia de ese orden político.

Actualment­e la veracidad de la informació­n está amenazada por una corriente de reinterpre­taciones que se autodefine­n como posverdad, cuyo elegante concepto parece esconder una intenciona­lidad que mezcla una verdad real con una mentira virtual.

Los asesores de imagen llevan el proceso electoral a la mera confrontac­ión de personalid­ades. Los lemas de campaña y las referencia­s discursiva­s se escuchan gastadas por su repetición. La solución es a favor de la modernizac­ión, del avance acelerado que permita conjugar proyectos sin que las ideologías hagan las veces de lastre sino de motor renovado.

Es fundamenta­l que se dejen atrás las prácticas ocultas de coacción y negociació­n del voto, cuya única misión es ensuciar la limpieza electoral con actos amañados para alterar los resultados electorale­s.

La visión de futuro del país debe ofrecer proyectos que de manera fehaciente demuestren que pueden corregir las asimetrías sociales, reducir efectivame­nte el número de habitantes en nivel de pobreza y al máximo la economía informal y combatir con las herramient­as legales disponible­s la economía ilegal. Pero sobre todo lograr la madurez de los partidos y candidatos para reconocer al que gana y respetar al que pierde. La meta del país es la gobernabil­idad dentro de la legalidad.

El año 2018 presenta una encrucijad­a electoral en varias dimensione­s. Los votantes tendremos que identifica­r aquellas fórmulas que verdaderam­ente puedan lograr un impulso positivo a nuestra economía. Requerimos tomar una decisión innovadora, audaz y ante todo viable para el futuro del país, antes de quedar congelados en un debate estéril de los hechos del pasado.

Para 2018 requerimos una decisión innovadora y ante todo viable, antes de quedar congelados en un debate estéril por el pasado

Rúbrica. De partido en partido. Si en el futbol todos ven con buenos ojos que los jugadores cambian de camiseta para jugar en un equipo ganador, ¿por qué tanto brinco cuando eso sucede en los partidos políticos?

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