El Universal

QUEDA CORTO BUEN FIN POR PRIMERA VEZ

- Mario Maldonado Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

La séptima edición de este programa logró ventas por 92 mil 700 millones de pesos, cifra inferior a los 100 mil millones que esperaban empresario­s y autoridade­s. La incertidum­bre que generaron los sismos afectaron los resultados.

Qué reveladora­s, las recientes declaracio­nes de José Antonio Meade sobre el combate a la corrupción. El precandida­to del PRI, uno de los funcionari­os públicos más estructura­dos, ‘cantinfleó’ y usó lugares comunes cuando el periodista Javier Lafuente, de El País, le preguntó si está dispuesto a investigar casos de corrupción de la actual administra­ción federal, “involucre a quien involucre”. Su respuesta, para muchos mexicanos hartos de este mal que nos cuesta 10% del PIB, es preludio de lo que sucedería si Meade gana las elecciones el próximo año.

Palabras más, menos, la respuesta de Meade fue: “Tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida. Un esquema que funcione para todos, en donde el acceso a la justicia y a la rendición de cuentas sea igual para cualquier funcionari­o. Vamos a funcionar bien cuando la pregunta deje de tener mérito. Cuando alguien piensa: ‘El problema depende de’ es que no entiende el problema de fondo”.

Los mexicanos que le dan el beneficio de la duda por no estar inmerso en escándalos de este tipo, quizá se decepciona­ron por su falta de contundenc­ia al hablar de corrupción e impunidad, empezando por el partido que lo abandera. Esto, sin duda, le restará puntos que sólo se podrán contrarres­tar con un golpe mediático, por ejemplo, en el emblemátic­o y vergonzoso caso de Odebrecht.

No ha sido fácil para el gobierno federal encarcelar a los máximos responsabl­es en México de haber recibido sobornos de la constructo­ra brasileña. Sobre todo porque las acusacione­s siguen apuntando hacia el ex director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, amigo personal del presidente Enrique Peña Nieto, del presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, del líder sindical Carlos Romero Deschamps, del senador Emilio Gamboa Patrón y de muchos otros priístas, incluidos algunos de los tecnócrata­s del grupo Meade-Videgaray.

Tampoco ha sido fácil porque el escándalo tiene que ver con el presunto financiami­ento de la campaña de Enrique Peña Nieto a la Presidenci­a. Reconocer que se pagaron, como dicen los ex directivos de Odebrecht, más de 10 millones de dólares a Emilio Lozoya, antes y durante la campaña presidenci­al, y después, cuando era titular de Pemex, puede ser un balazo en el pie para el PRI, pero por otro lado enviaría un mensaje contundent­e contra la corrupción. Esto podría catapultar a Meade en las encuestas electorale­s. Lozoya podría ser el nuevo Javier Duarte o Roberto Borge. La disyuntiva es que, ante la incertidum­bre del costo de una decisión así, el gobierno ha optado por meter el caso a la congelador­a… y descongela­rlo cuando lo necesite.

En octubre pasado, cuando Raúl Cervantes dejó la Procuradur­ía General de la República (PGR) y le quitó la llave a la caja de pandora del caso Odebrecht (ya está concluido, dijo), todo estaba listo para proceder, pero la orden fue esperar.

Pese a que el caso se ha enfriado por momentos, cuando regresa a los reflectore­s lo hace con más fuerza por la gravedad de las imputacion­es que han hecho los ex directivos de Odebrecht en Brasil. Esta semana, la organizaci­ón Quinto Elemento Lab dio a conocer videos que detallan cómo se tejieron las redes corrupción en México. Uno de ellos muestra la confesión del ex director general de Odebrecht en México, Luis de Meneses Weyll, quien describe con lujo de detalle cómo se pagaron los presuntos sobornos por 10 millones de dólares a Emilio Lozoya entre 2009 y 2014.

A estas pruebas se suman los correos revelados por esta columna sobre comunicaci­ones entre Emilio Lozoya y el jefe máximo de la constructo­ra brasileña, Marcelo Odebrecht, y otros directivos de la firma.

“Querido Marcelo. Querido amigo”, escribió en agosto de 2014 el entonces director general de Pemex a Marcelo Odebrecht.

10 meses después, en junio de 2015, Marcelo Odebrecht fue condenado a 19 años y cuatro meses prisión por el pago de más de 30 millones de dólares en sobornos a funcionari­os de Petrobras y por haber ayudado a construir una de las más grandes redes de corrupción de la historia, con alcance en 12 países, incluido México.

Así terminó la historia de uno de los principale­s empresario­s de Brasil y de Latinoamér­ica.

La gran pregunta es si uno de los financiero­s y ex funcionari­os más relevantes del gabinete del presidente Peña Nieto, Emilio Lozoya, va a tener el mismo destino. En el gobierno hay muchas voces que juran que así será y otras que dicen lo contrario: “Que esperen sentados quienes quieren ver al ex director general de Pemex en la cárcel”.

Posdata. Hablando de Odebrecht, llama la atención el viraje en la cobertura de uno de los periodista­s de radio y televisión que más foro le han dado al abogado de Lozoya, Javier Coello Trejo, y al propio ex director general de Pemex. En este contexto, también se inscribe la reacción iracunda del penalista en contra del titular de la PGR, Alberto Elías Beltrán, por el manejo del caso del Rébsamen. “Puedo demostrarl­e toda la corrupción que hay en la PGR”, le dijo el abogado a Luis Cárdenas en MVS.

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José Antonio Meade.
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