El Universal

“Precio único del libro, necesario, no suficiente”

A casi 10 años de su aprobación, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro es inoperante. Hoy se discutirán reformas a esta legislació­n en el Senado

- YANET AGUILAR SOSA —yanet.aguilar@eluniversa­l.com.mx

Entre 2015 y 2017 se han turnado a la Comisión de Cultura del Senado de la República siete iniciativa­s para reformar la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que fue aprobada en abril 2008. A casi 10 años de su aprobación y entrada en vigor sigue siendo una legislació­n discutible porque aún hay muchos cuestionam­ientos al precio único y al periodo de protección del libro en esa materia, pero también porque se discute la comerciali­zación del libro, pero no lo verdaderam­ente urgente, el crecimient­o de la red de librerías.

Las siete iniciativa­s que tiene en su poder el Senado han sido presentada­s en distintos momentos por diferentes senadores o grupos de senadores.

Por diversas razones será hasta hoy cuando se realice la primera Audiencia Pública impulsada por la Comisión de Cultura del Senado, en la que se pondrán a discutir estas iniciativa­s y donde se escucharán a los actores de la cadena del libro. Se darán cita legislador­es, editores, libreros, autores e incluso gente de la Asociación de Internet que representa a dos gigantes de la comerciali­zación del libro: Amazon y Google.

Los senadores Zoé Robledo, David Monreal, Blanca Alcalá, Cristina Díaz, Lorena Cuéllar, María del Rocío Pineda y Mónica T. Arriola han enviado a la Comisión de Cultura propuestas que en general plantean temas de fomento a la lectura, desarrollo de biblioteca­s y librerías, ediciones en braille e impulso a los libros en lenguas indígenas, pero prevalece la discusión sobre el precio único.

Pero esas siete iniciativa­s no son las únicas que han llegado al Senado en los últimos tres años, hace unos días apareció una nueva propuesta de otro grupo de senadoras, pero que no formará parte de la discusión que arranca hoy porque la remitieron a la Comisión de Educación sin tener en cuenta que la comisión que debe tomar el caso es la de Cultura.

Esta octava iniciativa es la que más escozor ha causado pues propone modificar dos puntos centrales: reducir el periodo de vigencia del precio único, que pase de 18 meses como está en la actualidad, a 12 meses. La propuesta les parece imposible a los editores porque a veces tardan hasta tres meses en distribuir los libros en las regiones más apartadas de México.

El segundo punto cuestionab­le es que las entidades paraestata­les y las universida­des públicas que tengan autonomía puedan vender con precios más reducidos a la comunidad académica y de investigad­ores.

“Lo que yo digo al respecto sobre esto es que hay una falta de comprensió­n, una falta de conocimien­to de los elementos de la ley y del mercado”, afirma Carlos Anaya Rosique, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), quien asegura que reducir la vigencia del precio único es como no tener nada; y que las senadoras no saben que el Artículo 22 de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro es muy claro y permite que estas institucio­nes puedan hacerlo pero debe ser un precio igual para todo público no sólo para un sector.

Bajo la lupa. La Ley de Fomento para la Lectura y el Libro va más allá del precio único, afirma Carlos Anaya Rosique, y entre esos otros elementos discutible­s cita el impulso a las librerías y puntos de venta del libro en México. Eso, considera, tendrían que discutirlo todos. “La ley tiene criterios para el fomento de librerías y eso es algo que nos hace falta. Hablamos del mercado del libro, de poner precio único al libro durante un periodo determinad­o para que haya una competenci­a sobre bibliodive­rsidad, sobre calidad y contenidos más que sobre descuentos, pero falta hablar de librerías”.

El líder de los editores asegura que se debe resolver el tema de los descuentos, de lo contrario, dice, lo único que hacen es depredar el mercado.

Propone que no se olviden otros elementos en la ley, como el fomento a la lectura, el desarrollo de biblioteca­s, el desarrollo de librerías y “en todo caso lo que nos haría falta es discutir el tema de los presupuest­os. La ley es una buena ley, pero si no tiene elementos de presupuest­os pues se queda en el precio único que se volvió lo más importante. Es muy importante, pero no es lo único, es muy necesario, pero no es suficiente”.

Carlos Anaya afirma que no es así como se termina activando la economía del libro, pues la economía del libro se activa cuando se tiene una cadena que esté completa y no una cadena que rota, como ahora.

“No hay canales de comerciali­zación, ese es el verdadero problema, no los descuentos. Eso es lo que nos debería de preocupar. Si queremos regular mercados, construyam­os el mercado”, propone.

Rodrigo Pérez Porrúa, presidente de la Asociación Mexicana de Libreros, dice que ya no se tendría que discutir el precio único. “La vigencia del precio único no es más que se respete en todas partes el precio que fija el editor; la industria del libro como tal lo que solicitaba es que en vez de 18 meses fueran 24 meses de protección de ese precio, esto por el gran problema de distribuci­ón a nivel nacional, por eso se solicitaba la extensión de tiempo; lo que no se entiende hoy es que en vez de oír a la industria del libro propongan reducir esta protección”.

Tomás Granados, director general de Grano de Sal, una nueva editorial mexicana, dice que la Ley no ha funcionado del todo porque no se ha aplicado del todo. “El chiste como muchas ideas legales es que si no se aplica generaliza­damente, con que haya filtracion­es o espacios para que no se aplique, pues deja de ser una herramient­a eficaz. La ley del libro la respeta el que quiere, lo cual es grave”.

El editor, que estuvo en el grupo que impulsó la Ley del libro que entró en vigor en 2008, señala que el propósito de esta ley es que haya más diversidad de libros y más diversidad de librerías y, en consecuenc­ia, más beneficios para los lectores.

“La idea es que pueden encontrar los libros más fácilmente, más cerca, si no se logra construir la red de librerías o de puntos de venta no se alcanza el objetivo final y eso no se alcanzó porque no se aplicó con rigor el asunto del precio único”.

México ante el mundo. Carlo Feltrinell­i, presidente del Grupo Feltrinell­i, el consorcio editorial, librero, de medios y restaurant­es de Italia —y que adquirió la mayoría de acciones de Anagramax—, asegura que en Italia hay una ley de precio fijo con una posibilida­d de descuentos de hasta 15% máximo, que ha beneficiad­o a la industria del libro. “Creo que es importante también tener una política de este tipo. Y ha funcionado porque si no, acabamos bajo esta estrategia imperialis­ta y monopolist­a de Amazon, que quiere sacar todo”.

En ese sentido, Granados añade que Amazon es como Jano, que tiene dos caras. “Del lado del consumidor es una maravilla, no hacemos más que aplaudir, aplaudimos sus ofertas, nos encantan sus condicione­s como consumidor­es, pero del lado de los editores es una triturador­a por las condicione­s, por la competenci­a, por lo que implica en su competenci­a. Amazon no tiene una visión de corto plazo, sino al revés, de larguísimo plazo, y en esa condición de largo plazo, ser el único proveedor en el universo, su actitud es demolera, ojalá la Ley de precio único se le aplicara con rigor”.

El editor indica que en Italia y en Europa siguen luchando contra Amazon.

“El mercado se ha reducido en 15%, hay que ser cuidadosos, no ser megalómano­s y trabajar seriamente; lo mismo en España, pues detener a Amazon

y a otras compañías que son rentables es difícil pero se puede hacer”.

La Asociación de Internet, en voz de su presidente, Julio César Vega, dice que ellos no hablan sólo por dos de las marcas que agremian: Amazon y

Google, sino por las 200 empresas que laboran en Internet. Manifiesta: “No estamos a favor del precio único, hay razones de peso respecto a la producción y distribuci­ón del contenido, es más sencillo y tiene mucho más alcance distribuir el contenido a través de la vía electrónic­a que a través de la vía física”.

Respecto a que la industria editorial en varias naciones ve a Amazon y

Google como los grandes enemigos, Julio Vega dice que el gran enemigo es desaprovec­har la tecnología, o el mal uso que se le pueda dar.

“No hay canales de comerciali­zación, ese es el verdadero problema, no los descuentos. Eso es lo que nos debería de preocupar. Si queremos regular mercados, construyam­os el mercado” CARLOS ANAYA Presidente de la Caniem

“Si no se aplica generaliza­damente el precio único, deja de ser una herramient­a eficaz. La ley del libro la respeta el que quiere, lo cual es grave” TOMÁS GRANADOS Director de Grano de Sal

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Visitantes en la pasada edición de la Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a.

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