El gran pigmento mexicano
Basado en sus informantes, Fray Bernardino de Sahagún escribió: “Al color con que se tiñe la grana llaman nocheztli, que quiere decir sangre de tunas, porque en cierto género de tunas se crían unos gusanos que llaman cochinillas, apegados a las hojas, y aquellos gusanos tienen una sangre muy colorada; ésta es la grana fina. Esta grana es conocida en esta tierra y fuera de ella, y hay grandes tratos de ella; llega hasta la China y hasta Turquía, casi por todo el mundo es preciada y tenida en mucho” ( Historia General de las cosas de Nueva España, México, Editorial Porrúa, 5ª. ed., 1982, p. 698). No exageraba el franciscano: la grana cochinilla fue el segundo producto de exportación más importante de la Nueva España, sólo después de la plata. Desde mediados del siglo XVI y hasta mediados del siglo XIX (ya siendo México un país independiente), la grana cochinilla fue “preciada y tenida en mucho“. Se utilizó como colorante en la industria textil, pero muy pronto llegó a los talleres de los pintores para convertirse en un pigmento muy apreciado.
Maestros de la pintura novohispana como Juan Correa, Luis Juárez, Sebastián López de Arteaga y Cristóbal de Villalpando, entre otros, utilizaron el pigmento en sus cuadros. Lo mismo hicieron grandes maestros de la pintura universal como Tintoretto, Tiziano, Velázquez, Gauguin, Renoir, Turner y Van Gogh. La magna exposición Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte, que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes, da cuenta de la presencia y la importancia de la grana cochinilla como pigmento en el arte. En realidad, la exposición va más allá, pues en su carácter didáctico nos revela la trascendencia histórica, económica, política, social y cultural, del insecto domesticado en la época prehispánica y virreinal. Con una introducción y cuatro núcleos temáticos, y bajo la curaduría de George Roque, la muestra consta de un total de setenta obras (49 procedentes de colecciones nacionales y 21 de acervos internacionales), que en conjunto nos ofrecen una visión global y muy certera sobre el tema.
Abre la exposición un mural del extinto maestro jalisciense Raúl Anguiano: Historia de los colorantes en México (óleo sobre tela y madera, 1964), en el que se representa el mundo prehispánico y su uso de los colorantes naturales y el México actual con sus laboratorios modernos que producen materiales industriales y sintéticos. A continuación se encuentra la sección introductoria, en la que se nos explica qué es la grana cochinilla (historia, naturaleza, características genéticas), para posteriormente ofrecernos un amplio panorama de los múltiples usos del colorante natural en el México prehispánico y virreinal; se utilizó en códices, libros ilustrados, muebles y textiles.
La grana cochinilla fue un producto de exportación internacional y un elemento fundamental en el desarrollo de la industria textil en Europa. Era muy demandada por los tintoreros, quienes teñían con el colorante todo tipo de telas (cortinas, mantos, paños,
MVincent van Gogh,
óleo sobre tela, 1889. Esta pieza forma parte de la exposición, abierta hasta el 4 de febrero en el Museo del Palacio de Bellas Artes.