Omega invierte en nueva manufactura
Se asegura el crecimiento en los próximos 50 años, dice CEO
La historia de Omega está ligada a la localidad suiza de Biel desde 1882. Reconocida por su capacidad para innovar, su última proeza es su nueva manufactura.
Raynald Aeschlimann, CEO de la compañía, dice que con ella se consigue “unificar por primera vez todo el proceso de producción, lo que significa que ésta aumentará. También hemos analizado toda la cadena de suministro y cómo podemos mejorarla. Aunque estemos en el mismo edificio, no perderemos tiempo entre los procedimientos. No olvide que hay hasta 20 pasos en el montaje de un reloj”.
La firma suiza produce 700 mil relojes al año y con esta inversión podrán afrontar más de 50 años de crecimiento sin problemas, según Aeschlimann.
Omega es la segunda firma de relojes que más vende en el mundo, con ventas por mil 880 millones de dólares en 2016 y 17% del mercado global, según Vontobel. En este contexto, el nuevo edificio es una respuesta coherente para su potencial de negocio. El nuevo centro de operaciones es un espectáculo visual y ecológico.
El arquitecto japonés Shigeru Ban, premio Pritzker en 2014, ha creado cinco plantas con espacios funcionales y cómodos para trabajar.
También combina todos los procesos de montaje y los test de idoneidad de los productos, incluidos los ocho puntos que exige METAS. Con la infraestructura actual, Omega quiere alcanzar 500 mil relojes con esta certificación.
Destaca el espacio central, manejado por robótica de última generación y con un sistema de almacenamiento automatizado de tres plantas.
Un depósito central contiene más de 30 mil cajas con todos los componentes para el montaje completo de cada reloj. Un espacio protegido del fuego en el que el oxígeno se ha reducido a 15.2%.
Las cajas se desplazan a una velocidad de cuatro metros por segundo y realizan mil 400 operaciones por hora; está estructurado en dos elevadores verticales, cuenta con una longitud de 27.4 metros por 14.2 de alto. Con una ancho de 9.4 metros, tiene un volumen total de 3 mil 660 metros cúbicos.
También han potenciado un ambiente de trabajo con condiciones inmejorables.
Desde el control de la temperatura a la ergonomía de cada puesto, todo ha sido estudiado para obtener el máximo rendimiento, algo que combinado con el conocimiento permite ofrecer el control sobre el proceso de creación, incluidos los que tienen que ver con la calidad y la técnica.
Es lo que ocurre con las pruebas que certifican el Master Chronometer (METAS) y donde se incluyen avances tecnológicos como los potentes imanes que someten a cada reloj a un magnetismo de 15 mil gauss.