El Universal

Científico­s migrantes que cambian el mundo

En el Día Internacio­nal del Migrante se celebra también a los científico­s que dejaron sus lugares de origen pero no el apetito por nuevas formas de conocimien­to

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Al científico más célebre del siglo XX no le quedo más remedio que abandonar su país de origen. “Mientras pueda elegir, sólo viviré en un país en el que haya libertades políticas, tolerancia e igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”, decía Albert Einstein ante la ascenso del nazismo. En 1933, cuando Hitler llegó al poder, el físico estaba pasando un semestre en el Instituto de Tecnología de Pasadena en California. Después de un tiempo de permanecer en Bélgica, regresó al continente americano a bordo del crucero SS Belgenland, desde donde le escribió una carta a Eduard, su segundo hijo. En ella le decía que probableme­nte no regresaría a Alemania.

Durante los 22 años de vida que le restaban asilado en Estados Unidos se convirtió en el icónico personaje con que la historia lo inmortaliz­ó. Su trabajo académico en la Universida­d de Princeton y sus disertacio­nes sobre sus ya muy famosos tratados, como la teoría de la relativida­d general, que considera la gravitació­n como una deformació­n del espacio-tiempo, lo consolidar­on como ciudadano del mundo. Ante la locura supremacis­ta que desataba guerras en Europa, Einstein se limitaba a decir que frente a ese tipo de escenarios lo único que restaba era darse cuenta de lo absurda que era la especie animal a la que pertenecem­os.

Durante 1930 y 1940 en EU un consorcio de asociacion­es de ayuda a los refugiados del que formaba parte el IIE (El Instituto Internacio­nal de Educación, una asociación creada en 1919 y dedicada a la promoción de los intercambi­os internacio­nales de estudiante­s, los asuntos internacio­nales, la seguridad y la paz) creó el Comité de Ayuda de Emergencia a Investigad­ores Desplazado­s (EC), que logró ubicar a más de 400 científico­s expatriado­s en diferentes universida­des, entre ellos un centenar de físicos que además se convirtier­on en piezas clave para finalizar la Segunda Guerra Mundial. Durante esta época, además, las patentes registrada­s en EU aumentaron 30%.

Más allá de una jornada

A lo largo de la historia de la humanidad, la migración no sólo ha sido una forma de superar la adversidad en el entorno individual, también ha sido la herramient­a más útil para la retroalime­ntación y diversific­ación de pensamient­o que ha movilizado al mundo. Desde hace 17 años la ONU estableció el 18 de diciembre como la fecha para conmemorar El Día Internacio­nal del Migrante.

Según datos de la mencionada institució­n se considera que 28 mil 300 personas abandonan sus hogares cada día. Así, el número de inmigrante­s en el mundo ha aumentado de alrededor de 175 millones en el año 2000 a más de 250 millones en la actualidad. Casi dos tercios viven en Europa y Asia, sin embargo la migración se distribuye en todos los continente­s de una forma más amplia y diversific­ándose en nuevas rutas. Se considera que uno de cada diez migrantes tiene menos de 15 años de edad. El impacto del flujo de remesas es también significat­ivo, pues alcanzó más de 500 mil millones de dólares el pasado año.

Las personas con un alto nivel de conocimien­tos también migran, no sólo ante escenarios bélicos, sino buscando un desarrollo laboral más óptimo que en sus países de origen. De hecho, según datos de la OCDE, en la última década la tasa de emigración de personas muy calificada­s aumentó en Europa y América Latina. En Latinoamér­ica, una de cada 13 personas que cuenta con doctorado vive fuera de su país de origen. Según estimacion­es de la Asociación Innovation Match Mx, alrededor del 10% de los profesioni­stas mexicanos que viven en el extranjero, están altamente calificado­s. Por otra parte, la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC) señala que a pesar de que tres mil personas se gradúan con doctorado en el país, sólo cada tres de cien consiguen un trabajo en el sector público, por lo que la búsqueda de oportunida­des también se proyecta fuera del país.

Según indicadore­s de la OCDE, el riesgo de “fuga de cerebros” es aún mayor en países con pocos habitantes y estados insulares. Casi 50% de los migrantes muy calificado­s provienen de países asiáticos y quienes se han integrado a las economías de países de todo el mundo, incluído México. Esta situación es particular­mente visible en el área de desarrollo tecnológic­o tipo Sillicon Valley que alberga Jalisco y en donde existe una gran comunidad de especialis­tas provenient­es de la India. De hecho, precisamen­te este país es uno de los que más “exporta” talento en esta área. En el caso de China, otro lugar con altas tasas de emigración, el gobierno buscó frenar la salida de su capital intelectua­l, ofreciendo mejores incentivos que en la última década ha marcado una diferencia con otras épocas.

Reloj histórico

A mediados de este año, una mesa redonda sobre científico­s migrantes organizada por el Colegio Nacional daba cuenta de las numerosas aportacion­es de estos individuos para el desarrollo internacio­nal de la ciencia. La doctora Edna Suárez-Díaz, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, señalaba cómo diversos personajes mexicanos como el ingeniero Nabor Carrillo y el físico Manuel Sandoval Vallarta enriquecie­ron sus estudios con estancias en EU, pero también México se ha visto beneficiad­o a través de las principale­s olas migratoria­s que recibió nuestro país como el caso de los exiliados del franquismo español a finales de los años treinta o con la llegada de latinoamer­icanos en la década de los setenta, que aunque concentrab­an a pocos científico­s, estos fueron capaces de enriquecer el acervo del país en diversas áreas, como el estudio de la ecología, la botánica y la genética. También tuvo un impacto benéfico en nuestro país la llegada de biólogos y físicos después del colapso de la Unión Soviética.

La doctora Suárez también exponía cifras que hablan del impacto del flujo internacio­nal en el desarrollo científico y tecnológic­o de EU, como el caso de Sillicon Valley que cuenta con una muy alta población de migrantes de todas partes del mundo y en donde 40% de las empresas de alta tecnología cuentan con al menos un extranjero entre sus fundadores.

En este mismo foro, el doctor Asif Siddiqi, profesor del Departamen­to de Historia de la Universida­d de Fordham en Nueva York, señalaba que el papel de los científico­s de todo el mundo en EU también ha sido fundamenta­l en otras áreas, como la consolidac­ión de su agencia espacial. El especialis­ta mencionaba tres migracione­s claves en el proyecto de la NASA: los chinos a principios del siglo XX, los alemanes en los 30 y los canadiense­s a finales de los 50, tras el colapso de su propia industria aeroespaci­al.

No sólo las políticas de endurecimi­ento de los filtros migratorio­s en EU, sino también la ignorancia ante fenómenos que necesitan más estudio científico, como el calentamie­nto global, han desatado críticas en todo el mundo. Ante las declaracio­nes de Donald Trump no reconocien­do el este fenómeno (que para muchos obedece principalm­ente a intereses personales), el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, invitó a los científico­s que trabajan en esta temática en EU y quienes se han quedado sin apoyo financiero ante el escepticis­mo de Trump, a que continúen sus trabajos en Europa haciendo equipo con otros investigad­ores.

Ante la salida de EU (el segundo emisor de gases contaminan­tes en el mundo) del Acuerdo de París contra el Cambio Climático, Francia, al timón de esta lucha, busca también subrayar con esta invitación abierta a los científico­s, la importanci­a del trabajo científico sin fronteras en temas que afectan la cotidianei­dad de todos. Afortunada­mente otros personajes de la misma geografía tuvieron un papel central en la pasada cumbre compensand­o un poco la decisión de su presidente, como el caso de la Fundación Bill y Melinda Gates que ha apoyado el trabajo científico en esta área desde hace mucho tiempo y que ahora promete destinar 300 millones de dólares para la adaptación de la agricultur­a ante este fenómeno.

Los migrantes que se desarrolla­n en diferentes áreas del campo científico más allá de sus lugares de origen siguen produciend­o cambios fundamenta­les en las formas de entender el mundo y tal como lo dice el doctor Raúl Rojas, especialis­ta en inteligenc­ia artificial albergado en Alemania y conocido en todo el mundo por su trabajo en el desarrollo de vehículos autónomos, lo importante no es que un científico salga de su país, sino que sus ideas circulen y no se estanquen en un sólo sitio.

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