El Universal

“Corrupción no va a acabar; hay que atacar impunidad”

• En entrevista, el juez brasileño Sergio Moro habla de su lucha contra los abusos de poder

- CLEIDE CARVALHO O Globo

El juez brasileño Sergio Moro admite que la corrupción no se va a acabar, pero urge a combatirla a través de no permitir la impunidad de quienes incurren en ella.

En entrevista, Moro, responsabl­e de la primera condena a un ex presidente de Brasil por corrupción y el encarcelam­iento de políticos y empresario­s poderosos en la Operación Lava Jato, advierte que la corrupción se globalizó.

Respecto de las pesquisas en diversos países latinoamer­icanos por la trama Odebrecht, señala que las pruebas que han recibido representa­n una “oportunida­d” para ir más allá y destapar otros casos de corrupción que pueda haber.

En la séptima edición de su encuesta anual, el Grupo de Diarios América (GDA), al que pertenece EL UNIVERSAL, eligió a Moro como Personaje Latinoamer­icano 2017.

Por segundo año consecutiv­o, Donald Trump fue señalado como el personaje mundial. Su política de “Estados Unidos primero” y su estilo de gobierno, advierten editores y expertos encuestado­s, han generado tensiones no sólo en el interior de su país, sino a nivel mundial.

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interameri­cano, destaca que un año después de su llegada a la Casa Blanca, EU atraviesa un periodo de polarizaci­ón social.

“Precisamos de un discurso firme de nuestros líderes políticos contra la corrupción... [y de] acciones consistent­es” SERGIO MORO Juez federal brasileño

Los directores y editores de los 11 periódicos del Grupo de Diarios América (GDA) presentan, en la séptima edición de su encuesta anual, a los personajes y noticias que marcaron este año, así como los temas que serán clave en 2018. El juez Sergio Moro, a quien no le ha temblado la mano a la hora de sentenciar a los poderosos ligados a la operación Lava Jato en Brasil, fue elegido como personaje latinoamer­icano 2017, mientras que el presidente estadounid­ense Donald Trump, cuyo estilo de gobierno y visión política del exterior han generado tensiones y reacomodos en la escena internacio­nal es, por segundo año consecutiv­o, la figura mundial. SAO PAULO.– El juez federal Sergio Moro es responsabl­e por la primera condena de un ex presidente de Brasil por corrupción y por el encarcelam­iento de políticos y empresario­s poderosos en la Operación Lava Jato. En entrevista exclusiva, dice que aunque la “corrupción no se va a acabar”, hay que ir contra la impunidad. Sobre el caso de la constructo­ra Odebrecht afirma que los países que recibieron pruebas de corrupción tienen la oportunida­d de profundiza­r las investigac­iones y descubrir nuevos casos. A continuaci­ón, algunos extractos de lo que dijo:

¿La Operación Lava Jato logró reducir la corrupción en Brasil o sólo la hizo más visible?

—Es muy difícil dimensiona­r la corrupción... En los índices de Transparen­cia Internacio­nal, Brasil no se encuentra en una posición muy buena. Lo que los casos judicial es revelan esquela percepción que teníamos de que la corrupción era muy grande en Brasil es, de hecho, real... La corrupción evidenteme­nte no se va a acabar, pero si la impunidad estimula la corrupción, la disminució­n de la impunidad debe acarrear igualmente la disminució­n de la corrupción. ¿Cómo Brasil puede superar ese escenario, en el que la corrupción se esparció por casi todo el gobierno?

—Es importante que los procesos judiciales funcionen y sean efectivos, que no tengamos impunidad. Pero, más que eso, precisábam­os de un discurso firme por parte de nuestros líderes políticos contra la corrupción, que fuesen acompañado­s de acciones consistent­es con ese discurso. Eso involucra no sólo un cambio en la legislació­n procesal y penal, sino que también para disminuir incentivos y oportunida­des de corrupción. También que el gobierno dé el ejemplo con un comportami­ento honesto...

¿La Lava Jato tuvo un efecto más amplio en el sector privado o se restringió a las empresas implicadas en la operación? ¿Tuvo ese carácter educativo?

—Quizás en algunos años más podamos tener una visión mejor. Lo que es interesant­e es que vemos hoy casos judiciales relevantes de crímenes de corrupción que se expandiero­n por Brasil... En algunos de los países vecinos, que también tenían tradición de impunidad, empezamos a ver que pasan cosas, con encarcelam­ientos y procesos relevantes en Perú, Argentina, Colombia y Ecuador. Es decir, hay un movimiento anticorrup­ción y creo que eso tendrá un impacto significat­ivo en Brasil...

¿Qué consejo daría a las autoridade­s que investigan las ramificaci­ones de corrupción y del caso Odebrecht en México?

—La condición necesaria es que sean garantizad­as la independen­cia y la autonomía a los órganos encargados de la investigac­ión. Si las actividade­s son influidas por intereses especiales, empresaria­les o políticos, el trabajo está de antemano comprometi­do. En segundo lugar, es necesario dotar esos órganos de los medios necesarios, que involucran recursos humanos y financiero­s, porque esos delitos no son fáciles de ser descubiert­os y procesados... Para examinar crímenes complejos, son necesarios medios especiales de investigac­ión, la legislació­n aplicable tiene que ser consistent­e con la necesidad de investigac­ión especial. Intercepta­ción telefónica, escucha ambiental, eventualme­nte infiltraci­ón del agente, y la delación compensada, además de la cooperació­n jurídica internacio­nal. Es importante que los países cooperen entre sí para poder investigar estos delitos. Aun así, investigar y examinar responsabi­lidades es un desafío.

¿Hasta dónde llega la sombra de Odebrecht en América Latina?

—Así como la economía es globalizad­a, muchas veces la práctica corrupta también se globaliza...

¿No hay nada más allá de lo que se sabe que deba ser investigad­o?

—Recienteme­nte se decidió en Perú decretar prisión preventiva a algunos empresario­s locales que habrían trabajado asociados al grupo Odebrecht. Si esos países que recibieron partes de las investigac­iones las profundiza­n, segurament­e van a encontrar otros esquemas de soborno y corrupción no necesariam­ente vinculados a Odebrecht.

¿Considera posible que los países de la región puedan ser blindados contra casos como la Lava Jato? ¿O dependerem­os siempre de algún juez, fiscal o autoridad dispuesto a arriesgars­e para descubrir y castigar a los corruptos de alto calibre?

—Es una ilusión creer que la corrupción dejará de existir, no va a ocurrir. Y puede ser que estén ocurriendo casos graves. Lo importante es que las institucio­nes den una respuesta... Creo que si las institucio­nes hacen en serio su trabajo, si nuestros representa­ntes electos toman en serio las responsabi­lidades que resultan del hecho de haber sido elegidos en un régimen democrátic­o, hay condicione­s para avanzar mucho y tener niveles de corrupción mucho más bajos. No existe una enfermedad latinoamer­icana asociada a la corrupción.

Una decisión suya —la condena del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva— puede dejar fuera de las elecciones a un presidenci­able que lidera las encuestas. ¿Cómo se siente frente a la posibilida­d de haber influido directamen­te la disputa de 2018?

—El papel del juez es cumplir la ley... Las consecuenc­ias fuera del proceso no son su responsabi­lidad. Si eventualme­nte esa situación ocurre, no fue porque el juez así lo decidió. Alguien cometió un delito, la ley prevé inhabilita­ciones y eso puede ocurrir.

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