El Universal

Trump, un paso atrás para EU

- SERGIO GÓMEZ MASERI

••• Washington.— Por algunos instantes, a comienzos de este año se llegó a pensar que el Donald Trump candidato, explosivo e irreverent­e como ninguno, daría paso a una versión de él mismo más atemperada y en línea con la responsabi­lidad que viene con las llaves de la Casa Blanca.

Nada más distante de la realidad. En estos 11 meses que van desde que llegó a la Oficina Oval, no ha pasado un día sin que el presidente republican­o se haya visto envuelto en una polémica. Trump arrancó su mandato con dos claros objetivos en mente: imponer la agenda populista-nacionalis­ta que lo llevó a la victoria y deshacer en su integridad el legado de su antecesor, el ex presidente Barack Obama.

El caos por sus decisiones iniciales —incluyendo el veto migratorio a países de mayoría musulmana— se vio agravado por la escandalos­a investigac­ión adelantada por el Buró Federal de Investigac­iones (FBI) y el Congreso para determinar si su campaña colaboró con Rusia para influir en el resultado de las elecciones del año pasado. El tema se ha posado como una nube negra que amenaza su presidenci­a.

El Congreso, pese a estar dominado por los republican­os, ha avanzado muy poco en la agenda que se fijó el presidente. No pudieron, por ejemplo, ponerse de acuerdo para desarticul­ar la reforma de la salud que aprobó Obama. Tampoco apareciero­n los fondos que Trump pidió para construir el muro en la frontera con México. Sólo al final, Cámara Baja y Senado lograron ponerse de acuerdo en torno a una polémica reforma tributaria.

“El patrón normal de una presidenci­a suele ser un primer año productivo y, luego, un descenso paulatino hacia el agotamient­o, la incompeten­cia y el escándalo. Es decir, este primer año de Trump parece el octavo de otras presidenci­as. Ya tocado el piso, quizás lo que viene sea mejor”, afirma Yuval Levin, editor en jefe de National Affairs, una de las publicacio­nes más reconocida­s en los círculos conservado­res del país.

En la arena internacio­nal es donde Trump ha sido más “exitoso” a la hora de implementa­r su política nacionalis­ta: puso freno a las negociacio­nes para integrar la Alianza Transpacíf­ica (TPP, por sus siglas en inglés) y ha forzado una polémica renegociac­ión del TLCAN que aún está sobre la mesa y es fuente de alta tensión con México y Canadá.

Asimismo, dio reversa al sí que había dado EU al Acuerdo de París sobre cambio climático, descertifi­có el pacto con Irán para poner freno a sus ambiciones nucleares, está enfrascado en una retórica belicista con Corea del Norte que tiene al mundo en ascuas y anunció este mes que EU reconocerá a Jerusalén como la capital de Israel, noticia que cayó como una bomba en Medio Oriente.

“Lo que estamos evidencian­do es un debilitami­ento real del liderazgo y la credibilid­ad de EU en el mundo”, es la sentencia que sin tapujos emite Nicholas Burns, subsecreta­rio de Estado en los años de George W. Bush.

Con América Latina, las relaciones entre EU y la región regresaron a las épocas en las que sólo Cuba y el narcotráfi­co eran los temas relevantes.

El 2018 también pinta explosivo. En el caso de Latinoamér­ica, dice el ex embajador Jeffrey Davidow, la retórica de Trump podría elevar las probabilid­ades de Manuel López Obrador en México, lo cual podría fracturar aún más las relaciones dada las inclinacio­nes nacionalis­tas de ambos. La suerte del venezolano Nicolás Maduro quizá también pase por la Casa Blanca —Trump dejó abierta la posibilida­d de una opción militar—. Pero donde hay más angustias es en torno a la situación en la península coreana, con la posibilida­d, muy real para algunos, de que se desate la primera guerra nuclear en la historia del planeta. Lo delicado con Trump, y este año ha sido testigo de ello, es que cualquier cosa, incluso un escenario semejante, es viable.

“Lo que estamos evidencian­do es un debilitami­ento real del liderazgo y la credibilid­ad de EU en el mundo”

NICHOLAS BURNS Ex subsecreta­rio de Estado de EU

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