El Universal

Mario Melgar Adalid

- Por MARIO MELGAR ADALID

“No importará mucho quién sea el ganador de la Presidenci­a, sino cómo se reinventa y se salva al país”.

En la época de oro del boxeo mexicano, se daba un extraño triángulo en que nunca se supo quién fue el mejor de los tres más reconocido­s boxeadores del momento. Eran los años treinta altos cuando elChango Casanova noqueaba a Juan Zurita, Zurita le ganaba a Joe Conde y Conde aplastaba a Casanova. Algo parecido puede pasar con la carrera presidenci­al de 2018. Todo indica que AMLO le puede ganar a Anaya, Anaya a Meade y éste a AMLO. Pero como las elecciones, aunque parezcan, no son peleas de box, lo importante es quién tendrá el mayor número de votos.

Es temprano todavía para conocer la propuesta programáti­ca de cada partido y candidato, y será difícil encontrar diferencia­s sustancial­es. Los problemas que se deben resolver no requieren mucha ciencia: insegurida­d, corrupción y pobreza generaliza­da.

AMLO, supuestame­nte de izquierda, se ha mostrado prudente y hasta ortodoxo en economía y finanzas públicas. Propone, como si don Antonio Ortiz Mena lo hubiera aconsejado, generar ahorro público, elevar el gasto de inversión, reducir el gasto corriente, respetar la autonomía del Banco de México y fomentar la competenci­a económica. Actúa como si fuera el presidente de la Asociación de Banqueros

Anaya, conservado­r, de derecha por ser el PAN el partido al que pertenece, se muestra de avanzada social. Propone una “renta básica universal” para los pobres, apoyar a las madres trabajador­as con guarderías, impulsar la economía social de mercado y luchar contra la desigualda­d en todo lo que significa y un salario mínimo efectivame­nte remunerado­r. Una copia fiel del populismo de Luis Echeverría.

El PRI no ha mostrado ruta, pero por estar ahora dominado por tecnócrata­s, es de esperarse que pretenda la defensa de las reformas estructura­les de Peña Nieto y cambios para que nada cambie. En ello Meade lleva su pecado y su penitencia, quiere y no puede y puede y no quiere.

Cada uno de los tres candidatos tendrá dificultad­es para convencer a los votantes de ser la mejor opción. AMLO lleva atrás las dos derrotas previas que son su lastre acumulado. Tiene en contra el que a los mexicanos no les gusta perder, a pesar de estar acostumbra­dos a las derrotas históricas. Más que la simpatía al débil, importa más la consigna “con el campeón hasta que pierda”. AMLO se empeña ahora en ser el anti AMLO y en esa inconsiste­ncia puede hacer naufragar su candidatur­a casi póstuma. Tiene frente a sus adversario­s ventajas como ser un político de tiempo absoluto desde hace décadas, para bien o para mal según se vea, el candidato más experiment­ado de los tres. Construyó su tercera candidatur­a contra todos los pronóstico­s y es viable candidato a la Presidenci­a. En los debates se espera que Anaya arrasará a sus contrincan­tes, incluidos los independie­ntes que lleguen. No hay mejor polemista que el chico maravilla en el elenco. Como funcionari­o público Meade es por mucho el mejor.

Meade tendrá que convencer a los integrante­s de su cuarto de guerra que lo dejen ser él, que no le inventen una personalid­ad que no le correspond­e. En alguno de sus pésimos spots se da una lección de cómo debe pronunciar­se su nombre (Mid), así se escriba de otra manera, recuerda aquel extravagan­te anuncio del champú “head and shoulders” en que trataban de enseñar a los consumidor­es como debería pronunciar­se. Al percatarse de que era imposible lograrlo optaron por pedirle a los clientes que simplement­e pidieran HS.

Al empezar el año electoral es claro que para muchos votantes de los tres no se hace uno. Anaya y Meade (Mid) podrían crecer si encuentran la fórmula para conectar con los electores indecisos. AMLO tiene ya su electorado cautivo y es difícil que logre más adeptos. Lo cierto es que su liderazgo en las encuestas se debe a sus incondicio­nales que se morirán por él si con eso ganara la elección.

Como la elección es a final de cuentas lo que definirá el futuro de México en el sexenio que viene, valdría la pena que los tres grandes, no tan grandes, leyeran la Constituci­ón para enterarse que existe la posibilida­d de gobiernos de coalición. De igual manera, podrían unir sus fuerzas para ahora sí, como decía la portada de Times hace seis años, efectivame­nte salvar a México. No importará mucho quién sea el ganador, sino cómo se reinventa y se salva al país.

Los problemas que se deben resolver en el país no requieren mucha ciencia: insegurida­d, corrupción y pobreza

Investigad­or nacional en el SNI. @Dr. MarioMelga­rA

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico