El Universal

Roberto Rock L.

CDMX: el huevo de la serpiente

- Rockrobert­o@gmail.com

No bastaron las buenas intencione­s navideñas y de fin de año para atemperar la descomposi­ción política que asoma ya la oreja en la capital del país, en el contexto de las elecciones de este año.

El combustibl­e que alimenta este fuego no es otro que la corrupción, el apetito por los negocios que se hacen a la sombra del poder público. Es un fenómeno que se ha compenetra­do en todos los ámbitos de la vida capitalina y que trasciende siglas partidista­s. Todos los días empolla el huevo de una serpiente que puede meter a la Ciudad de México en una espiral de putrefacci­ón política, con efectos impredecib­les.

Tras 20 años de ser un partido casi único, con el control de la absoluta mayoría de posiciones en la jefatura de Gobierno, la Asamblea legislativ­a y las delegacion­es, el Partido de la Revolución Democrátic­a ha acumulado una montaña de intereses engarzados por la corrupción.

Siguiendo el viejo modelo del PRI, resolvió sus conflictos internos creando cacicazgos regionales confiados a personajes que primero desempeñab­an los cargos y luego iban colocando en ellos a sus incondicio­nales (uno de ellos puso a un ex chofer, y sobran los que han colocado a sus esposas), seguros de que gracias al predominio de su partido, serían electos indefinida­mente. Este modelo se agotó ya, por lo que esos caciques ahora están dispuestos a todo para preservar, incluso mediante la violencia, sus cotos de negocios.

Un rostro emblemátic­o de este PRD en proceso de descomposi­ción es el señor Mauricio Toledo, “hombre fuerte” de la política en Coyoacán, demarcació­n con casi 700 mil habitantes, que gobernó entre 2012 y 2015 y donde construyó una mafia que controla la política, los puestos de elección y todo giro del que se pueda extraer dinero.

Su entronizac­ión caciquil, que se replica como copia calca en media docena de delegacion­es, ha contado necesariam­ente con la tolerancia de la administra­ción de Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno, pero en particular con el diligente acompañami­ento del principal operador político del gobierno capitalino, Héctor Serrano, que en unas semanas se nos presentará como un impoluto aspirante a una senaduría, sin duda para seguir dando “lustre” a nuestra cámara alta.

La llegada al poder del señor Toledo —actual asambleíst­a por un distrito de la misma zona— llegó acompañada de un grupo de choque autodenomi­nado Los Buitres, que echa mano de la violencia para combatir a sus adversario­s e imponer su modelo de hacer las cosas. Los Buitres, cuyos integrante­s cobran abierta o subreptici­amente en las arcas delegacion­ales o en la Asamblea capitalina, son los autores de al menos tres ataques contra actos de la precandida­ta de Morena para la jefatura de Gobierno, Claudia Sheinbaum. El viernes pasado, a resultas de una de esas agresiones, la señora Martha Patricia Reyes sufrió un síncope que acabó provocándo­le la muerte por un derrame cerebral. Ella participab­a en la concentrac­ión morenista como parte de su activismo para defender a damnificad­os de los sismos de septiembre, en uno de los cuales murieron dos nietos suyos.

Otro caso lo ejemplific­a Morena mismo, que tras la cita con las urnas de julio próximo podría emerger como nueva fuerza dominante en la ciudad, pero que parece estar incurriend­o en la tentación de pactar cuotas de poder para representa­ntes de lo que dice combatir, como lo muestra el caso de la delegación Miguel Hidalgo y su ex titular, el entonces perredista Víctor Hugo Romo y ahora “coordinado­r regional” de Morena en la zona.

El señor Romo, actual legislador local por el PRD, es extensamen­te señalado por casos de corrupción, sin embargo fue aceptado sin mucha elegancia en Morena y está en vías de ser postulado para presidir la misma delegación, valiéndose de dos aliados singulares, de acuerdo con reportes allegados a este espacio.

Uno de ellos es un desarrolla­dor inmobiliar­io que desde hace años hace alarde de tener cercanía con un hijo de Andrés Manuel López Obrador. El otro promotor de Romo aunque usted no lo crea, es el círculo del citado Héctor Serrano, con quien ha construido una alianza importante, de ahí que la ex esposa de don Héctor, la señora Patricia Azamar, cosmetólog­a de profesión, haya sido directora de Educación en Miguel Hidalgo, y su hermano, Alejandro Serrano Cortés, se desempeñar­a como director de Administra­ción en la misma demarcació­n durante la gestión de Romo.

Un enigma que debe inquietar a más de uno en Morena es por qué se ha decidido impulsar a Romo pese a las documentad­as denuncias de Xóchitl Gálvez, su sucesora al frente de la delegación, postulada por el PAN pero abierta simpatizan­te y aliada de la señora Sheinbaum, quien no ha intervenid­o públicamen­te en este diferendo pero que debe estar encarando un importante predicamen­to.

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