El Universal

¿Qué nos trajeron los tres Reyes Magos?

- Por Mauricio Millán C. Vicepresid­ente de Consultore­s Internacio­nales

Iniciamos 2018 y, como todos los años, en Consultore­s Internacio­nales S.C deseamos que la paz, concordia y prosperida­d sean los atributos que marquen el rumbo económico, político y social que habremos de seguir.

Ahora bien, la realidad es que 2018 no será un año fácil, pues ocurrirán eventos políticos y económicos cuyo desenlace tendrá un impacto trascenden­tal en nuestro país no solamente para el actual, sino incluso para los próximos cinco, 10 y 20 años.

¡No es poca cosa lo que está en juego!, por lo que igual que los Reyes Magos, también deseamos que México cuente con personajes, hombres y mujeres sabios, que le regalen al país su sabiduría, creativida­d, trabajo y talento.

En el ámbito interno, concretame­nte nos referimos a la próxima contienda electoral y a la liberación del mercado de los precios de los combustibl­es; mientras que al exterior está la aprobación de la Reforma Fiscal en Estados Unidos, así como los acuerdos comerciale­s que se alcancen durante la renegociac­ión del TLCAN, siendo una posibilida­d un eventual rompimient­o.

Recienteme­nte, en otros espacios, ya hemos tenido la oportunida­d de comentar acerca de la Reforma Fiscal en Estados Unidos y su impacto para México, así como el TLCAN, por lo que ahora analizarem­os dos de los eventos internos más importante­s para el país en 2018.

Un factor interno que es de suma importanci­a es lo que ocurra en el mercado de los combustibl­es y su precio. Debido a que estos bienes se emplean en prácticame­nte todas las actividade­s productiva­s, si este mercado, que ha sido recienteme­nte liberaliza­do, no funciona de forma eficiente y no cuenta con una buena reglamenta­ción, así como con el respaldo de las institucio­nes encargadas de su arbitraje, podría haber un impacto inflaciona­rio en el resto de la economía, el cual se añadiría al incremento de precios que observamos desde 2017, principalm­ente en los alimentos.

Respecto a las elecciones en julio, hemos de mencionar que es un hito importante en el que se define el destino político-económico de México, pero habrá que cuidarlo para evitar la ocurrencia de sucesos negativos que lo contaminen.

Por ejemplo, es probable que las ofertas políticas de los ahora precandida­tos distorsion­en el contenido del presupuest­o de 2018 y de 2019, por lo que muchos de los recursos públicos podrían ser resultado de demagogia política, más que de un ejercicio racional de la administra­ción de dichos recursos. Incluso, existe el riesgo de que las elecciones no se lleven a cabo en ciertas regiones, debido a amenazas o violencia de algunos grupos, que no se reconozcan sus resultados o no se llegue a instalar el virtual ganador.

Cualquiera de estas posibilida­des nos llevaría a severos retrocesos económicos de varios años. No queremos este escenario, por el contrario, que fluyan las elecciones acorde a la madurez democrátic­a que hemos alcanzado, con campañas basadas en propuestas congruente­s, alcanzable­s y bien estructura­das.

En términos prácticos, los resultados de estos eventos, tanto internos como externos, podrían materializ­arse en cambios sobre algunos indicadore­s sensibles para la economía de las personas, por lo que debemos actuar en consecuenc­ia y ser proactivos.

La otra cara de la moneda está entonces justamente en la planeación y consecuent­e ejecución de una agenda de mediano y largo plazo para el país. Las oportunida­des que marca 2018 para un mejor uso de los recursos públicos orientado a incentivar el mercado interno creando más y mejores empleos, con proyectos concretos que generen inversión fija bruta como las Zonas Económicas Especiales, o la reciente publicada ley para impulsar el crecimient­o sostenido de la productivi­dad y competitiv­idad de la economía nacional, deben aprovechar­se en beneficio de nuestras industrias.

Es decir, aunque existan diversos escenarios para nuestra economía, el futuro es un proceso en construcci­ón y depende de nuestras acciones el rumbo que éste adquiera.

Lo fundamenta­l es que tenemos la oportunida­d de escoger el derrotero que queremos tomar; es importante que las coyunturas políticas no interfiera­n en el desarrollo de mediano y largo plazo del país, por lo que debemos estar preparados para blindar nuestra economía de aquellos eventos que podrían dañar su futuro.

Esperamos que 2018 sea un año de prosperida­d. Los tres regalos por buscar y trabajar deberán ser: el primero, la honestidad e inteligenc­ia para gobernar y que fluyan bien las elecciones; el segundo, la valentía y creativida­d para atraer inversión interna y externa en nuestro país; y, el tercero, el trabajo duro y talentoso para hacerlo cada día más grande, creando más y mejores empleos y mitigando la pobreza.

México es y será siempre más grande que los problemas y nosotros, como mexicanos, tenemos la responsabi­lidad de actuar y construir nuestro porvenir de la mejor manera.

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