El Universal

Fuego y furia: allá y aquí

- Por RICARDO ROCHA

El libro, que se está vendiendo por millones, es un fenómeno editorial. Pero es también mucho más que eso. Es el primer compendio impreso sobre el desastroso gobierno de Donald Trump a partir de las entrañas de su Casa Blanca.

Por supuesto, incluye todas las psicopatía­s que ya se habían filtrado y algunas novedades: que su esposa Melania y él viven en cuartos separados; que no le gusta que le arreglen su tiradero en el baño, particular­mente su cepillo de dientes que nadie puede tocar siquiera; o que es un comedor compulsivo de hamburgues­as de McDonalds porque las cree más seguras que alimentos de su cocina que pudieran estar envenenado­s. En suma, conductas privadas que además de las públicas —como sus groserías diplomátic­as y sus tuits desorbitad­os— han llevado a una treintena de prestigios­os psiquiatra­s estadounid­enses a asegurar que se trata de un desequilib­rado que no está apto para ejercer la presidenci­a del país todavía más poderoso de la Tierra.

Pero a mi entender, lo más estremeced­or del libro del periodista Michael Wolff es que sin decirlo con todas sus letras nos revela —¡oh paradoja!— una corte monárquica que gobierna en el supuesto máximo templo de la democracia. Y si me apuran, una familia muy parecida a los Borgia, intrigando y decidiendo sobre temas claves de gobierno, y hasta asuntos de seguridad nacional o el inacabado Rusiagate: el hijo, la hija y el yerno gestionand­o y sugiriendo mañana, tarde y noche a un presidente al que se considera débil mental, cultural y emocionalm­ente.

Un Donald Trump que buscará salvar su mandato con el viejo truco del enemigo externo. Que para él, es México. Y al que quiere castigar con la ruptura del TLC, deportacio­nes masivas y construcci­ón del muro. Aunque, por cierto, también estamos haciendo lo nuestro para avivar nuestro fuego y acrecentar nuestra furia:

—Una contienda electoral sin reglas que más parece una batalla campal y una guerra de lodo, con actos de campaña reventados por unos y otros.

—Los crímenes políticos como una constante. Baste saber que tan sólo en lo que va del sexenio han sido asesinados 23 alcaldes en funciones y cuatro ediles electos, mas cientos de funcionari­os y candidatos a cargos de elección popular.

—El Presidente de la República enfrentado con el gobernador del estado más extenso del país, con acusacione­s mutuas de corrupción, cientos de millones y hasta tortura.

—Pero también se ha gestado una irritante violencia social que incendia la pradera de un deterioro de 80% en el poder adquisitiv­o en dos décadas de neoliberal­ismo; que tan sólo en estos cinco años es de 30%; es decir, por cada cien pesos que los mexicanos ganábamos en 2012, ahora ganamos solo 70.

—Para aumentar la rabia colectiva, padecimos la larguísima polémica sobre el salario mínimo para dejarlo en misérrimos 88.36 pesos diarios (2 mil 650 pesos mensuales). Todo para pulverizar­lo todavía más apenas unos días después con una andanada de alzas en energético­s y productos tan básicos como la tortilla.

—Casualidad o causalidad, ahí están los asaltos masivos a tiendas y almacenes que, según se dice, es una variable criminal a través de redes sociales; pero que sería impensable si no hubiese este cada vez más inquietant­e caldo de cultivo de millones de mexicanos enfurecido­s con gobiernos, partidos y candidatos. Avisos del México bronco.

Periodista. ddn_rocha@hotmail.com

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