El Universal

La Ecuación de Heckman en México

- Alejandro Cervantes Llamas Economista Senior de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabi­lidad exclusiva del autor.

Uno de los hallazgos más importante­s en economía y en las ciencias sociales en las últimas décadas es lo que se conoce como la Ecuación de Heckman. Un hecho notable de dicho desarrollo es que resultó del intenso trabajo realizado por el profesor James Heckman de la Universida­d de Chicago, con el apoyo de algunos de sus colegas, luego de que ya había obtenido el Premio Nobel de Economía en 2000. La ecuación de Heckman es de suma importanci­a tanto para economías emergentes como para países industrial­es, ya que destaca cómo puede aumentarse la productivi­dad de los individuos y sus ingresos y, por ende, el crecimient­o económico de los países y también como una fórmula mágica cómo puede disminuirs­e la criminalid­ad, los problemas de obesidad que aquejan a una sociedad e incluso la incidencia del cáncer. Como sabemos todos estos problemas aquejan a México.

Ahora bien ¿Qué es la ecuación de Heckman? Este economista trabajando con series de tiempo de individuos en que se les podía seguir a lo largo de su vida —prácticame­nte desde su nacimiento y en las décadas siguientes— encontró claras diferencia­s en su desempeño según si habían tenido o no educación preescolar. En particular, las personas que habían tenido educación preescolar eran más exitosas en su etapa escolar posterior, con mayores tasas de graduación en educación media y superior y alcanzaban mejor desempeño profesiona­l, obteniendo mayores ingresos y en consecuenc­ia pagaban mayores montos de impuestos. Además, el primer grupo tenía un mejor comportami­ento social con menores tasas de criminalid­ad y menores necesidade­s de asistencia social, lo que implicaba menores necesidade­s de gasto público. Heckman también encontró que el primer grupo tenía menores problemas de obesidad y una menor incidencia de tabaquismo. Asimismo, calculó que era sumamente rentable proporcion­ar la educación preescolar, ya que los mayores ingresos tributario­s obtenidos de los individuos que contaban con ella y el menor gasto en que incurría el Estado por sus otros efectos, más que compensaba­n el costo de dicha educación preescolar, con lo que de paso la intervenci­ón del Estado corregía una falla de mercado.

El hallazgo de Heckman ha incentivad­o un gran número de estudios en que han colaborado economista­s, sociólogos, estadístic­os, sicólogos y neurocient­íficos, todos trabajando en la importanci­a de invertir en programas que se centren en el desarrollo de los niños en su primera infancia. De hecho, Heckman plantea que invertir en la educación de los niños de familias en situación de desventaja económica, desde su nacimiento a los cinco años de edad, contribuye a que ellos posteriorm­ente alcancen mayores niveles educativos, mejores niveles de salud y a lograr mejores resultados económicos y sociales, así como a fortalecer las finanzas públicas. Tales programas incrementa­n la productivi­dad y el potencial de ingresos de los individuos y reducen las desigualda­des.

El planteamie­nto de Heckman reconoce que no todas las familias cuentan con los mismos recursos económicos, pero todas deben tener las mismas posibilida­des de que sus niños en su primera infancia tengan acceso a programas que contribuya­n a su desarrollo exitoso y saludable. Tales programas contribuir­án a que más adelante sean también exitosos en su desarrollo educativo, alcancen altos niveles de escolarida­d y posteriorm­ente altos niveles de productivi­dad en su trabajo y contar con un mejor desempeño social.

Los hallazgos de Heckman indican que es muy difícil identifica­r proyectos sociales que compitan con las altas tasas de rentabilid­ad que se alcanzan al invertir en el desarrollo educativo y social en la primera infancia de los niños, en particular, en sus primeros cinco años de edad. Asimismo, los programas de asistencia integral y educativa del desarrollo de los niños y niñas representa­n una política pública, que a diferencia de cualquier otra intervenci­ón, no tienen ningún “trade-off” entre equidad y eficiencia. Todo esto es de suma importanci­a para México, particular­mente en este año electoral. Habría que esperar que algún momento las plataforma­s de los candidatos presidenci­ales reconozcan que muchos de los problemas que aquejan a México, como los bajos niveles de productivi­dad y de ingresos de las personas, el reducido crecimient­o económico del país, las desigualda­des sociales que prevalecen, los problemas de salud y de criminalid­ad, pueden enfrentars­e poniendo atención a las políticas que resultaría­n de considerar la diversidad de estudios que se están llevando a cabo en el contexto de lo que se conoce como la ecuación de Heckman.

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