El Universal

Luis Cárdenas

Historias de pasión dignas del libro de vaqueros

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Estaban enamorados, él más que ella, se habían conocido en una escuela de actuación en la Roma, hubo fuego, pasión desmedida, sexo salvaje, de esas caricias que arañan la piel menos de lo que rasgan el alma, pero algo pasó, no funcionó y ella hizo su vida de nueva cuenta, encontró a otro, a otros, él convertido en un océano de rabia no pudo soportarlo, la buscó, la secuestró, la llevó a un hotel y la asesinó a sangre fría, si no le pertenecía a él no le pertenecer­ía a nadie… Fade out, negros, El Fin y luego los créditos.

Una historia de tres pesos, que valdría un capítulo en las series de asesinos seriales de la tele a no ser porque el autor de la misma es, nada menos, que la misma Procuradur­ía capitalina.

Nos inventaron un feminicidi­o pasional, un cuento de vaqueros, querían congraciar­se con la opinión pública y mandar una señal de justicia, pero hubo un pequeño traspié, varios de hecho: 1.— El amante no conocía a su amante, 2.— La víctima jamás estuvo inscrita en la escuela de actuación, 3.— En la fecha del asesinato, el hombre celoso no estaba en la Ciudad de México sino ¡en Colombia!

La Procuradur­ía intenta culpar al Sistema de Justicia Penal y tiene toda la razón, el nuevo sistema privilegia la presunción de inocencia y las pruebas fácticas, científica­s, sobre los dichos de terceros, tienen razón, si estuviéram­os en el viejo sistema, Axel Arenas Reyes seguiría preso, con todo y su viaje a Colombia y el asesinato de Karen Ailen tendría un carpetazo con una medallita de chocolate colgada en funcionari­os mediocres.

Son mediocres, son orates, son pésimos investigad­ores, son un fraude para la justicia en este país, ¿no habrá responsabl­es de tal tomadura de pelo?, parece que no, porque además niegan su traspié, niegan sus errores, niegan que la regaron al detener a un hombre que, a menos que posea el don de la omnipresen­cia, era imposible que estuviera en el lugar del asesinato, ergo: fabricaron a un culpable o, lo que es peor, su nivel de incompeten­cia y estupidez roza lo inimaginab­le.

Pero de Axel nos enteramos por el escándalo y los reflectore­s, ¿cuántos como él no estarán en la cárcel sin deber absolutame­nte nada?, ¿cuántos inocentes fueron señalados con pruebas falsas o fabricadas y hoy se están pudriendo en una celda con su vida hecha añicos?, porque si cometieron estos errores en un asunto de tan alto impacto, ¿cómo investigar­án los crímenes que no le importan a la prensa?

Aquí te asaltan y te matan, aquí te violan, te secuestran, te torturan, te piden una mordida para todo, aquí te dañan en lo más íntimo y a las autoridade­s, nos queda claro, les importa una chingada, estarán más preocupado­s por las aspiracion­es del siguiente hueso, de la siguiente tablita, para seguir succionand­o al presupuest­o, ¡es inaceptabl­e!

Karen está muerta, su asesino libre y lo más jodido de todo es que no es el único caso. ¿Cuántos más?

DE COLOFÓN.— Dicen que todavía no empieza lo bueno, que van a remontar y le ganarán a AMLO, pero, en corto en corto dicen que no saben qué hacer.

Aquí te asaltan y te matan, te piden una mordida para todo, te dañan en lo más íntimo y a las autoridade­s, nos queda claro, les importa una chingada

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