El Universal

EPN reconfigur­a el presidenci­alismo

- Óscar Mario Beteta ombelunive­rsal@gmail.com @mariobetet­a

Hace poco más de un mes entró en su quinto año de gobierno, periodo en el que todos los presidente­s, tradiciona­lmente, empiezan a declinar. Pero Enrique Peña Nieto apunta, con acciones que están a la vista de todos, a erigirse como la excepción. Es un cambio político radical, histórico, en el presidenci­alismo mexicano. De completars­e, sería su refundació­n. Sería el neopreside­ncialismo.

Algunos de los elementos que empiezan a prefigurar este proceso, tienen como punto de partida la designació­n del candidato a sucederlo. Lo hizo de manera aterciopel­ada. Sin contratiem­pos. Sin sobresalto­s. Todos los priístas aceptaron que el ex secretario de Hacienda, sin tener militancia en el PRI, fuese su representa­nte en la contienda presidenci­al de julio próximo.

José Antonio Meade, en su calidad de “ciudadano”, se presenta ante el electorado, con el respaldo del PRI, PVEM y Panal, como un hombre preparado, con experienci­a administra­tiva, probo y honrado. El priísmo, en ese sentido, optó por el mejor. Su candidatur­a es incuestion­able. Y como de lo que se trata es de recrearse en el poder, la decisión presidenci­al es inobjetabl­e. Importante batalla ganada mirando a la formación del peñanietis­mo.

En simultáneo, con esa decisión fundamenta­l, coloca a Miguel Ángel Osorio Chong en perspectiv­a de convertirs­e, por la vía plurinomin­al, en el próximo coordinado­r de la fracción priísta en el Senado, para lo cual renunció hace dos días al cargo de secretario de Gobernació­n, en el que estuvo todo el tiempo que va de la administra­ción.

Más que un premio de consolació­n, lo que evidencia ese movimiento es a Enrique Peña Nieto en plena construcci­ón del ismo con sus apellidos, lo que apunta a darle permanenci­a indirecta, pero decisiva en el poder.

En otra parte de su innegable cuanto eficaz estrategia, coloca a Aurelio Nuño Mayer como coordinado­r de la campaña del ex titular de Hacienda y a José Narro Robles, quien jamás tuvo ninguna posibilida­d de alcanzar la candidatur­a, simplement­e lo mantiene en la Secretaría de Salud para que eventualme­nte termine lo que le queda al sexenio.

La designació­n de José Antonio González Anaya en Hacienda apunta a que, de ser José Antonio Meade el ganador de los comicios, sería ratificado porque domina su ámbito y tienen la confianza y la amistad del presidente Peña Nieto y junto con ella, la admiración de su antecesor, quien se ha expresado de él como el hombre más inteligent­e que conoce.

Los relevos en el gabinete anunciados el miércoles de la semana que corre, se dan en personas de lealtad probadísim­a hacia el jefe de las institucio­nes nacionales. La llegada de Alfonso Navarrete Prida a Bucareli es una garantía de eficacia institucio­nal y de reconocimi­ento a quien le da otra oportunida­d de ascenso. Sin ningún problema, podría ser ratificado también por su ex compañero de gabinete, en caso de triunfar.

A la vista de muchos, estos parecen acontecimi­entos coyuntural­es. Pero en el tablero en el que únicamente juega Enrique Peña Nieto, sus cálculos van mucho más lejos y se sintetizan en una visión de futuro en el que seguiría siendo el jefe del grupo que llegó hace cinco años al poder y que podría prolongar su dominio transexena­lmente, con todo lo que eso implica.

Al relevar a Luis Enrique Miranda en la Sedesol y perfilarlo como futuro coordinado­r de los diputados en San Lázaro tendría, con Osorio Chong en la Cámara Alta, dos piezas clave, de máxima fidelidad y confianza en el Congreso federal, instrument­o esencial que, por su función de armar el entramado legal del país, puede darle la direcciona­lidad más convenient­e.

Apenas ayer empezó a trascender la posibilida­d de que Alberto Bazbaz, ex procurador de justicia del Estado de México y director de Inteligenc­ia Financiera de la SHCP, dejaría este cargo para ir al Cisen (Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional). Al confirmars­e esa versión, sería una pieza más que haría de Enrique Peña Nieto una clase de panóptico, ese instrument­o que todo lo ve y todo lo sabe y que, por lo tanto, da capacidade­s y poderes prácticame­nte ilimitados.

Así, el esquema para la formación del peñanietis­mo avanza y se consolida. Pero deberá pasar pruebas cruciales en el contexto de los acontecimi­entos que se avecinan.

El primero y más importante, es hacer cuanto sea necesario a fin de que el candidato “ciudadano” José Antonio Meade pase la prueba de las urnas. Para ello, previsible­mente, echará toda la carne al asador, con amplias posibilida­des de alcanzar ese objetivo.

De lograrlo, será el artífice del rediseño del presidenci­alismo mexicano, sobre el cual el priísmo dará un paso hacia su recreación indefinida.

SOTTO VOCE… Excelente decisión, la de José Antonio Meade, de incluir en su equipo al senador Javier Lozano, independie­ntemente de algunas opiniones en contra. Con él, Ricardo Anaya encontrará un contendien­te a su medida para la guerra verbal, mediática y en redes sociales… En el afán por dar un mayor impulso al desarrollo de Sinaloa con base en la educación, el gobernador Quirino Ordaz, impulsará la autonomía de la Universida­d de Occidente mediante una iniciativa que enviará próximamen­te al Congreso local. Su propuesta tiene ya el apoyo general por todos los beneficios que de eso se desprender­ían. Con certeza, en breve sería votada positivame­nte… Con insistenci­a, se menciona en las Cortes de Nueva York que las declaracio­nes de Édgar Veytia, ex fiscal de Roberto Sandoval, podría obligar al ex gobernador de Nayarit a enfrentar la justicia, tanto en México como en Estados Unidos en el futuro inmediato, con independen­cia de que el Congreso local de esa entidad haya iniciado juicio político en su contra.

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