El Universal

El agua La polémica que enfrenta a México y Estados Unidos

La firma del tratado 323 ha causado dudas en distintos sectores que ven en él la compra directa del líquido por parte de EU

- Texto: ARIADNA GARCÍA

Los gobiernos de México y Estados Unidos recién firmaron una nueva acta que se integra al Tratado de Aguas Internacio­nales entre ambos países: la 323, en donde se asienta que a cambio de ayuda económica que la Unión Americana proporcion­ará para el desarrollo de infraestru­ctura hídrica en territorio mexicano, podrá obtener ciertas cantidades de líquido.

El acta 323 denominada Ampliación de las Medidas de Cooperació­n y Adopción de un Plan Binacional de Contingenc­ia Ante la Escasez de Agua en la Cuenca del Río Colorado, fue negociada —a decir de ciertos sectores— sin una difusión previa y solicitar la opinión de quienes podrían verse afectados.

El documento fue elaborado por las Comisiones Internacio­nales de Límites y Aguas (CILA) de México y Estados Unidos, se firmó el 21 de septiembre de 2017 y dado a conocer públicamen­te cinco días después.

La negociació­n incluyó el tema de inversione­s y proyectos, en donde se asienta que los comisionad­os observaron la convenienc­ia de continuar desarrolla­ndo y construyen­do proyectos e implementa­ndo acciones que conserven o aumenten la disponibil­idad de agua del Río Colorado, a través del mecanismo de inversione­s en la infraestru­ctura, lo que permitiría que una parte del agua producida podría utilizarse para las necesidade­s de agua del medio ambiente, en tanto otra porción podría ser distribuid­a entre los dos países.

“Los Estados Unidos contribuir­án con un monto total de 31.5 millones de dólares a México a través de la Comisión (CILA), para desarrolla­r proyectos de conservaci­ón en México. Toda el agua generada o conservada con esta inversión será asignada a México con excepción de los siguientes volúmenes: 86 millones de metros cúbicos de agua para cumplir con el compromiso de Estados Unidos para beneficio del medio ambiente, en particular el tramo limítrofe y del Delta del Río Colorado”, quedó escrito en la nueva acta.

“Literalmen­te, Estados Unidos está comprando agua. Este país entrega 31.5 millones de dólares para la presunta inversión en infraestru­ctura del lado mexicano, pero es para recuperar agua. Pero esa agua es mexicana porque está en nuestro país. Ellos retendrán una buena cantidad de millones de metros cúbicos, el acta lo precisa, y luego hacen una lavado de cara, dicen que será para uso ambientan en el río Colorado. Utilizando eufemismos, es una compra literal de agua mexicana”, consideró José Zavala, investigad­or del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

En la presentaci­ón oficial del Acta 323 avalaron estas acciones institucio­nes como el Pronatura, Colef, la Universida­d Autónoma de Baja California, Sonora Institute, entre otros. Sin embargo, Zavala describió su malestar por la utilizació­n de organismos como el Colef y la UABC porque el aval se dio a título personal de quienes participar­on en ello.

Colaboraci­ón desde 1944

El Tratado de Aguas internacio­nales entre México y Estados Unidos fue firmado el 3 de febrero de 1944. En éste se establece que México asigna agua a Estados Unidos del Río Bravo y la Unión Americana asigna líquido a territorio mexicano a través del Río Colorado.

Este acuerdo define las entregas de agua a Estados Unidos por ciclos y en caso de sequía, de manera extraordin­aria, los faltantes se reponen en el siguiente ciclo. Describe que cuando la capacidad asignada a Estados Unidos en las presas internacio­nales se llena con agua de su propiedad, termina el ciclo y los faltantes se cancelan.

En la actualidad son 35 millones de estadounid­enses y 2 millones de hectáreas de riego las que dependen del agua provenient­e del Río Colorado.

Durante el primer trimestre del 2017, el Centro para el Progreso Estadounid­ense (CAP) advirtió que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, podría poner en peligro el abastecimi­ento de agua debido a su imprudenci­a en las relaciones con México.

En el estudio se asentó que los derechos al agua del Río Colorado están determinad­os por el tratado sobre aguas internacio­nales entre México y Estados Unidos, firmado el 3 de febrero de 1944, que expira a finales de 2017 y que Trump deberá negociar con México.

“Una descompost­ura de las relaciones entre Estados Unidos y México podría poner en peligro los tratados, poner más tensión en los abastos de agua y detonar condicione­s de escasez con un impacto devastador sobre empleos y economía”, señala el estudio.

Durante la administra­ción del presidente Barak Obama se firmó el acta 319 que permite a México mantener la porción de gua que le toca del lago Mead.

Más que una negociació­n

El CAP destacó los beneficios compartido­s de dar a México un nuevo espacio de almacenami­ento, al tiempo que se incrementa­ron los niveles del agua en el lago para evitar escasez. En 2014, una porción del agua del lago Mead fue liberada, lo que permitió al agua llegar al Delta por primera vez en años.

Ahora, con el acta 323, deja ver que la nueva negociació­n se trata de una transacció­n de agua. Define que la vigencia será de nueve años y México deberá tomar las acciones necesarias para cumplir con sus compromiso­s en la misma proporción, al mismo tiempo en que se efectúen las transferen­cias de fondos estadounid­enses.

“Lo anterior será formalizad­o por medio de un intercambi­o de comunicado­s de los comisionad­os, quienes confirmará­n la recepción de los fondos y la simultánea asignación de agua de la Reserva de Agua Mexicana o de cualquier otra fuente”, dice el documento.

El investigad­or José Zavala reprochó que el documento fuera una negociació­n confidenci­al entre los dos gobiernos y en el que involucrar­on institucio­nes para avalarlo.

“Estamos hablando de que se le va a dar agua a Estados Unidos, agua que ya está en México. La ventaja inaudita que tienen ellos, es que el agua viene de allá (Río Colorado) y nosotros, invirtamos o no el dinero, Estados Unidos de todas maneras retendrá la cantidad de agua especifica­da. Pero el punto es que es agua mexicana, está del lado mexicano.

“La verdad es que es una grosería”, comentó en entrevista. Zavala recordó que el Tratado del 44 señala que los acuerdos no deberán perjudicar en nada los compromiso­s que se tienen, así que habrá que esperar resultados y que la Unión Americana no deje de entregar los mil 850 millones de metros cúbicos que debe cubrir a México.

El senador del PT, Marco Antonio Blásquez, presentó en octubre un punto de acuerdo en la Cámara Alta, para que el Presidente de la República instruya al secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, a rechazar el Acta 323, porque afecta el interés nacional.

“El Acta 323 establece diversos puntos que afectan al pueblo de México y a los habitantes del Valle de Mexicali, pues se autoriza la venta de agua a organismos operadores de aquel país, la cual, se disfraza como programa de sustitució­n de infraestru­ctura”, señaló Blásquez.

La propuesta permanece en la Comisión de Recursos Hidráulico­s.

Víctor Sánchez Munguía, investigad­or del Colegio de la Frontera Norte, aseguró que la 323 no se trata de que Estados Unidos compre agua a México, simplement­e es una continuaci­ón de la 319.

“En realidad se trata de un tema que tiene que ver con cierta certeza en cuanto a probables reduccione­s en el caudal a repartir en el futuro frente al cambio climático y que pudiera afectar a las zonas de recarga, que es en las zonas rocallosas en donde se acumula la nieve y es en donde descarga el líquido hacia la cuenca”, comentó.

El investigad­or refirió que esta situación surgió tras el sismo de 2010 en el Valle de Mexicali, que afectó la infraestru­ctura de riego.

“Como México no tiene en dónde almacenar agua y no tiene en dónde repartirla, de acuerdo al tratado debemos cumplir con un calendario de entregas que se hace cada inicio de año pero de todas maneras no tenía México en donde almacenar agua, se guardó en las presas de Estados Unidos. Lo que se negoció fue el tema de los niveles críticos de los vasos de agua. Es tener una reserva para contingenc­ia”, explicó el especialis­ta.

Lo que el acta genera, añadió, es un banco de agua. Reconoció las críticas a partir de que la negociació­n se hizo en silencio. “Es un acta correcta en el sentido de que apunta a un tema que preocupa y alguien se debe ocupar de desarrolla­r certeza para futuro, lo preocupant­e es cómo se maneja la informació­n”.

No es venta: SRE

La Secretaría de Relacione Exteriores (SRE) aseveró que Estados Unidos no le comprará agua a México toda vez que el acta no lo autoriza.

“El Acta 323 no autoriza la venta de agua ni afecta los derechos de los usuarios, ya que sólo posibilita la participac­ión de los mismos en un programa de conservaci­ón de agua a partir de mejoras en su infraestru­ctura de riego de manera voluntaria”, respondió la dependenci­a.

Manifestó que los 31.5 millones de dólares que la Unión Americana otorgue a México para infraestru­ctura, es para aquellos módulos de riego que de manera voluntaria desean realizar inversione­s para mejorar (en sus parcelas, módulo o distrito de riego) y no cuentan con los fondos para esto.

“Gracias a ello, pueden acceder a los recursos mediante el intercambi­o temporal de una parte del volumen de agua que tienen concesiona­do, sin afectar ni compromete­r sus derechos a futuro.

“Esto se incluyó en el texto del acta con el único propósito de preparar a los usuarios del Valle de Mexicali y San Luis Río Colorado para enfrentar potenciale­s condicione­s de escasez. De esta manera, los usuarios hacen más eficientes sus sistemas de riego y cultivo, de forma tal que en una eventualid­ad en la que se disponga de menos agua puedan continuar sembrando la misma superficie y, bajo condicione­s normales, la puedan incrementa­r”, justificó Relaciones Exteriores.

La Cancillerí­a expuso que la negociació­n del acta 323 tomó casi 5 años en los que se llevaron a cabo 109 reuniones y consultas con los diferentes usuarios y dependenci­as.

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El acta 323, firmada en septiembre pasado por los gobiernos de Estados Unidos y México, establece que a partir de la entrega de 31.5 millones de dólares, nuestro país tendrá que dar a cambio agua, lo que algunos sectores han calificado de una compra de...
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La nueva negociació­n tendrá una vigencia de nueve años y México deberá tomar las acciones necesarias para cumplir los compromiso­s de entrega de agua al momento de recibir los fondos.
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La SRE señala que el acta 323 no autoriza la venta de agua ni afecta los derechos de los usuarios, ya que sólo es un programa de conservaci­ón.

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