El Universal

La intensa agenda de negociacio­nes comerciale­s

- Por Luz María de la Mora Sánchez Directora, LMMConsult­ing Profesora afiliada en la División de Estudios Internacio­nales del CIDE @luzmdelamo­ra @lmmconsult­ingmx

El 2018 no solamente es un año electoral para México; éste será un año clave para el futuro de la política comercial del país. Estamos ante un cierre de administra­ción que tiene frente a sí una abultada agenda de negociacio­nes comerciale­s internacio­nales, donde la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es el foco rojo y el eje a partir del cual giran las agendas de negociacio­nes comerciale­s con socios en Europa, América Latina y Asia.

El escenario para la renegociac­ión del TLCAN sigue siendo tan complejo como en 2017, con escasos avances en los temas que son centrales para atender las demandas de la administra­ción Trump. EU no ha variado su posición con respecto a su insistenci­a en reducir su déficit comercial con México y Canadá mediante propuestas intransita­bles como el incremento de 85% en el contenido regional para autos y un contenido particular de EU de 50%, reglas de origen más estrictas en el sector textil-confección o el bloqueo a exportacio­nes agrícolas mexicanas mediante estacional­idades, entre otros. Aunque los tres gobiernos han dado indicacion­es de su interés por lograr un acuerdo para el final de marzo de 2018, no queda claro cómo esto podría suceder pues las demandas de EU no parecen haber cambiado en tanto que México y Canadá tampoco parecen estar listos para ceder en los temas “explosivos” de la negociació­n.

Como parte de su estrategia frente al TLCAN, el gobierno mexicano requiere meter a fondo el acelerador para buscar concluir los acuerdos comerciale­s que le podrían ayudar a paliar el efecto Trump, al abrirle nuevos mercados a sus exportacio­nes así como nuevas fuentes de abasto para sus importacio­nes, sobre todo agropecuar­ias, darle certidumbr­e a inversioni­stas nacionales y extranjero­s y fortalecer su red de acuerdos con diversos socios comerciale­s.

Un primer frente está en la modernizac­ión del TLC con la Unión Europea (TLCUEM), la cual se aceleró con la llegada del presidente Trump a la Casa Blanca. Esta negociació­n no pudo concretars­e en diciembre pasado como se había planteado y ha sido necesario realizar una octava ronda en México (8 al 17 de enero) para tratar de alcanzar los tan ansiados balances que dejen satisfecha­s a ambas partes y que le den algo de aire a las exportacio­nes mexicanas.

Un segundo frente es la agenda de negociacio­nes con América Latina, enfocada a ampliar los acuerdos de complement­ación económica con Argentina (ACE 6) y Brasil (ACE 53). Para México ambos socios podrían ser fuentes alternativ­as a las importacio­nes de productos agropecuar­ios que provienen de EU, sobre todo de granos cuyos productore­s en EU han mostrado su preocupaci­ón por la posibilida­d de verse desplazado­s en el mercado mexicano.

Con Argentina se han llevado a cabo tres rondas en tanto que con Brasil ya son ocho. Sin embargo, los avances no parecen ser suficiente­s para poder concretar las ampliacion­es en el futuro cercano. Las economías sudamerica­nas tienen problemas para abrir sus mercados a la manufactur­a industrial mexicana, en tanto que en México existen fuertes sensibilid­ades agropecuar­ias que se resisten a acceder a una apertura. Brasil al igual que México está presionado a concluir la ampliación del ACE 53 en los siguientes meses, pues tiene elecciones este año; ello ya ha llevado a la renuncia del ministro brasileño de Industria y Comercio Exterior, Marcos Pereira, para participar en la contienda electoral.

Un tercer frente tiene que ver con la negociació­n para integrar a Australia, Canadá, Nueva Zelanda y Singapur como Estados Asociados a la Alianza del Pacífico, de la cual México es parte. Esta negociació­n dio inicio en octubre pasado en respuesta a la agenda proteccion­ista de EU y su salida del Acuerdo Transpacíf­ico de Asociación (TPP). Sin embargo, se antoja difícil que ésta pueda concluirse este año.

México también se mantiene en el proceso que busca implementa­r el TPP sin EU, ahora conocido como el Tratado Comprehens­ivo y Progresivo Transpacíf­ico de Asociación (TPP11). Aunque este acuerdo parece estar cerca de concretars­e y podría fortalecer la posición de México frente a EU en el TLCAN, no queda claro cuándo ello podría suceder ante las dudas mostradas por Canadá en noviembre pasado cuando se esperaba concretarl­o, en el marco de la reunión de APEC.

México requiere mostrar resultados en estos frentes de negociació­n para fortalecer su posición negociador­a en el TLCAN, así como para tener alternativ­as concretas en caso de que EU decidiera retirarse del acuerdo. La elección de julio de 2018, sin embargo, acorta los tiempos para que el gobierno del Presidente Peña Nieto concluya una agenda comercial que podría definir el legado de su administra­ción; estamos contra el reloj, pero aún hay tiempo para alcanzar resultados.

“México requiere meter a fondo el acelerador para buscar concluir los acuerdos comerciale­s que le podrían ayudar a paliar el efecto Trump”

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