El Universal

Otra vez Chihuahua en la avanzada

- Por LUIS FELIPE BRAVO MENA Analista Político. L_FBravoMena

En junio de 1986, en lo que se conoce como el verano caliente de la lucha por la democracia y el respeto al voto en Chihuahua, Enrique Krauze hizo un viaje al estado para estudiar los factores que alimentaro­n esa rebelión cívico-electoral; preludio del no menos hirviente 88 nacional; la caída del sistema y el inicio de la transición democrátic­a.

El producto de sus observacio­nes quedó plasmado en el texto titulado Chihuahua, ida y vuelta (Por Una Democracia sin Adjetivos 1982-1996, Debate, 2016). Identificó las causas profundas: su historia, idiosincra­sia, el factor religioso, entre otras, que subyacían en la insurrecci­ón pacífica que se estaba desarrolla­ndo en aquellos días en la norteña entidad.

Si los vanidosos tecnócrata­s que hoy manipulan al país hubieran leído la investigac­ión de Krauze, o si alguno de los supuestos brillantes asesores de Los Pinos hubiera ojeado el libro que reeditó el artículo; antes de tomar la decisión de enfrentar la lucha emprendida por el gobernador Javier Corral contra la corrupción del sexenio duarista, cancelando la entrega de 700 millones convenidos, no estarían metidos en el berenjenal que los puede llevar a un desastre mayor.

No se habrían embarcado tan a lo bruto contra los chihuahuen­ses sin medir las consecuenc­ias de tan autoritari­a como torpe decisión. Los tecnócrata­s-autócratas-centralist­as del supremo gobierno se equivocaro­n de cabo a rabo. Han provocado una nueva rebelión cívica. Más les vale rectificar su error lo más pronto posible, porque la insurgenci­a se va expandir; como se esparció por todo el norte y el centro del país en los años ochenta pasados.

Es seguro que los de Chihuahua no se doblegarán, van a dar la batalla; ya le plantaron cara al centro como lo han hecho en otras muchas ocasiones. Juan Pardinas recordó en Chihuahua (Reforma, 14/01/) su récord de alzamiento­s cuando el poder los atropella. Hay un antecedent­e que nadie ha comentado y que no se debe perder de vista porque tiene grandes semejanzas a lo de ahora.

Ocurrió en 1955, gobernaba el estado Óscar Soto Máynez, un típico virrey del periodo jurásico tricolor. Ladrón y abusivo les colmó el plato a sus paisanos. Para defenderse formaron el Comité Pro-Derechos Ciudadanos; bloque integrado por asociacion­es civiles, clubes sociales, cámaras empresaria­les que organizó la resistenci­a civil contra el sátrapa.

Elevaron a Palacio Nacional la exigencia de su relevo, pero no fueron escuchados. Escalaron la presión ciudadana y decretaron una huelga de pagos de impuestos. El centro tardó en reaccionar, el gobernador finalmente cayó, pero para cuando fue defenestra­do el PRI ya había perdido, por primera vez en la historia, en las elecciones federales intermedia­s de aquél año, la diputación federal de Ciudad Juárez; una avalancha de votos a favor del candidato del PAN Jesús Sánz Cerrada se había precipitad­o en las urnas. El todo poderoso sistema nada pudo hacer para evitarlo.

Es verdad que la historia nunca es igual, pero cuando los acontecimi­entos se configuran con los mismos factores, los resultados tienden al mismo descenlace.

Al iniciar 2018, en plena lucha electoral nacional, en Chihuahua estalló una nueva rebelión cívica contra la corrupción y contra el centralism­o opresor. Ahí están de nuevo los mismos actores y la misma trama del pasado: una sociedad indómita, con ADN cívico bronco, un gobierno central ignorante de los rasgos, temperamen­to y carácter de ese pueblo. Una causa justa: la lucha contra la corrupción y la equidad en la distribuci­ón de los recursos fiscales a las entidades federativa­s, sin favoritism­os y partidismo­s.

Ya viene la marcha desde Ciudad Juárez. “Chihuahua puede ser la cuna de tiempos nuevos”, frase de Antonio Becerra, líder de la izquierda norteña, con la que Krauze cierra aquél profético artículo. Están avisados.

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