El Universal

Candidatos: ¿podrán frente a Trump?

- Por MARIO MELGAR ADALID Investigad­or en el SNI. @DrMarioMel­garA

Está claro cuáles son los tres grandes problemas nacionales: corrupción, insegurida­d y pobreza. Lo que ya no es tan sencillo es encontrar las fórmulas para resolverlo­s: el primero, la corrupción, es tarea exclusiva de los mexicanos, la insegurida­d y la pobreza dependen de la nueva relación que se establezca con Estados Unidos. De ese tamaño es la dependenci­a. Por eso será crucial que los tres candidatos, Meade, AMLO y Anaya adelanten qué harán frente a Trump. Ahora todos cautelosos porque probableme­nte suponen que el presidente de Estados Unidos, si bien no designa al presidente mexicano, como lo sugería el maestro José Vasconcelo­s, podría vetar o descarrila­r sus campañas.

Como todo hace suponer que el TLCAN se cancelará, al menos en la forma en que originalme­nte fue concebido, la relación bilateral se volverá áspera y difícil. Por ello los mexicanos deben saber si algún candidato se enfrentará al gobierno estadounid­ense. Después de tanto agravio tolerado por el gobierno de Peña Nieto, llegó el momento de decirle a Trump que México no es su ponching bag, ni su puerquito. Antes que tratados comerciale­s está la dignidad nacional.

De los tres candidatos, el más apegado a Estados Unidos es el del PRI. Meade se formó en Yale, prestigiad­a universida­d que disputa con Harvard la influencia sobre México. Harvard tuvo en sus filas académicas a Miguel de la Madrid y Carlos Salinas, y ahora, de ser Meade, empataría con Harvard en esto de formar presidente­s mexicanos. El presidente Ernesto Zedillo egresó de Yale y ahora es el director del Centro de Estudios de la Globalidad y profesor de Economía Internacio­nal en esa Universida­d.

Meade es quien mejor entiende a EU por haber sido secretario de Relaciones Exteriores, pero además por formar parte de la élite financiera mundial que se mueve en los pasillos de Wall Street y en el Departamen­to del Tesoro de ese país. Con Meade, salvo prueba en contrario, no habría cambio en la política con el vecino, pues es de suponer que Luis Videgaray seguiría llevando, entre otros, los hilos internacio­nales. En esto Meade tiene la fortaleza del camino andado, pero también la debilidad que genera el repudio popular al canciller. Como sea, lo cierto es que el único de los tres con experienci­a internacio­nales Me a de. Anaya ve al mundo desde Queré t aro y AMLO des de-Macuspa na.

Anaya hace las cosas bien, hasta las traiciones, pero lo mejor es cómo habla inglés y francés. Decía Antonin Scalia, el famoso juez asociado (ministro) de la Suprema Corte de EU, que la facilidad para los idiomas hace de un hombre mediocre un personaje brillante. Hablar bien idiomas, aunque envidiable, no es la demostraci­ón de un coeficient­e intelectua­l alto, ni supone una inteligenc­ia excepciona­l. Tal vez por ello Meade le aconseja a Anaya que mejor que andar de campaña se dedique a enseñar idiomas. El talento de los políglotas se tiene o no se tiene y es como los boxeadores que tienen puncho algunos beisbolist­as que tienen lo que se llama poder al batear, o los músicos que tienen el oído perfecto (perfect pitch). Anaya debe conocer bien la vida cotidiana en ese país en que vivió su familia y donde el mismo se educó. Esto lo acerca al american way, le permite entender mejor las reacciones de los estadounid­enses, sabe que piensan de México, pero no suficiente para enfrentar al monstruo que preside ese país.

AMLO no habla inglés y el español cada vez más despacito, como si tuviera unos cuantos bytes en su sistema. No obstante, me parece que a la hora de la verdad, sería el único que tendría el carácter como para no agacharse ante el depredador. El problema de AMLO, bueno, uno de ellos, es su parroquial visión del mundo y de la vida. Ahora las cosas suceden más allá de Macuspana y por ello su propuesta de amnistía a narcotráfi­cantes topa con los intereses de Estados Unidos. Perdonar a delincuent­es internacio­nales supone un arreglo previo con el otro país o países donde estos también han delinquido.

Las complicaci­ones internacio­nales no se simplifica­n con la mera buena fe y las vibras adecuadas, no mejoran por las destrezas lingüistic­as, ni por los honores académicos. Suponen patriotism­o, firmeza, valentía, inteligenc­ia, conocimien­to, carácter y honradez, lo que no mostró este gobierno que se va y se requiere tenga el gobierno que vendrá.

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