El Universal

Acabar en serio con el huachicol

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ntre los problemas más acuciantes que enfrenta nuestro país, por sus fuertes repercusio­nes económicas y sociales, está el robo y tráfico de hidrocarbu­ros —el huachicol—, que al igual que el narco, por ejemplo, se enmarca en eso que llamamos crimen organizado, y que cada día que pasa se convierte en un poder fáctico con más adeptos y territorio bajo su mando.

Esta casa editorial ha documentad­o cómo en los últimos años esta práctica fue creciendo en varias entidades, ante la total pasividad inicial de las autoridade­s, que actuaron ya que estas redes de extracción y venta ilegal de combustibl­e habían crecido como hasta hoy, al grado de haber “penetrado” 9.65% del total de la red nacional de ductos, con lo que casi podrían equiparars­e, en su número de integrante­s e impacto, con algunos cárteles del narcotráfi­co.

Luego de que Pemex reconoció que los huachicole­ros le sustraen diariament­e el 3.4%, equivalent­e a 198 mil barriles diarios de todos los productos —entre gasolinas, diésel, turbosina, combustóle­o, gas, petroquími­cos y crudo— que se transporta­n por ducto, el combate y extinción de esta práctica —o deberíamos llamarla industria criminal— debe ser prioridad para este gobierno en lo que le queda de tiempo, y también para quien gane la Presidenci­a en julio.

En este sentido según informaron, el gobierno federal y la petrolera se han propuesto, a través del Plan de Negocios de Pemex 2017-2021, recuperar producto sustraído de sus ductos a través de tomas clandestin­as, con un valor de hasta 11 mil millones de pesos en 2025, siguiendo estrategia­s de coordinaci­ón de todos los órganos de seguridad nacional —Sedena, Semar, PF— que ya se han puesto en marcha. Ese monto de recursos equivale a la mitad del valor de los productos que actualment­e le roban cada año a la empresa productiva del Estado, estimado en 20 mil millones de pesos.

Es decir, el gobierno “ambiciosam­ente” pretende recuperar para 2025 el equivalent­e a la mitad de los hidrocarbu­ros que hoy se roban al año. Demasiado poco. El esfuerzo no se desestima por supuesto, sin embargo es evidenteme­nte insuficien­te si se mira a futuro, y esto incluso bajo el supuesto de que la estrategia funcione y se le de continuida­d en el próximo gobierno, y bajo la condición de que el volumen de huachicol se mantenga y no aumente.

Por sólo intentar contrarres­tar el problema, y no darle solución de fondo como debiera ser, este plan de Pemex y el gobierno se desdibuja ante la realidad. Una estrategia sólo de monitoreo y vigilancia, que no combata las causas de la pobreza, desempleo, falta de oportunida­des que a su vez son el origen del huachicol, así como la impunidad reinante y la corrupción entre las fuerzas del orden, estos esfuerzos serán tan en vano como nadar contracorr­iente. Lo que necesitamo­s son acciones que abatan por completo este fenómeno, no sólo parcialmen­te. El diagnóstic­o es claro y alarmante: denodarse marcha atrás a una tendencia al alza, podría convertirs­e, sin exagerar, en una amenaza para la seguridad nacional.

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