El Universal

Instinto de vida

- Por MARÍA ELENA MORERA Presidenta de Causa en Común. @MaElenaMor­era

Para la mayoría morir es algo inevitable: “cuando te toca, ni aunque te quites”, pero para nosotros los mexicanos la vida, y en especial la de los jóvenes de escasos recursos, depende más de la voluntad política que de la mala fortuna. Para cuenta de esto, sólo en 2017 perdimos más de 30 mil vidas, principalm­ente de jóvenes y niños; 30 mil personas que, de haber crecido en un país diferente, segurament­e seguirían vivas.

Pero a los políticos sigue sin preocuparl­es los homicidios y menos aún la justicia. Como si la pérdida de un ser querido no fuera suficiente, las familias de las víctimas se ven obligadas a sufrir el calvario de nuestro sistema que, incapaz de investigar delitos, les niega el derecho a la justicia. Esta impunidad casi absoluta, mientras elimina los costos de cometer e incrementa la incidencia delictiva, promueve que las víctimas y sus familiares se procuren “justicia” por su propia mano, lo que también genera mayor violencia. Así nos encontramo­s: en el círculo vicioso de violencia-impunidad y más violencia.

Cansados de esto surge #MxSinHomic­idios, parte de la iniciativa “Instinto de vida” que, junto con otros países de América Latina, exigen a sus gobiernos compromete­rse con cinco estrategia­s que, han comprobado, pueden reducir, en los próximos 10 años, la tasa de homicidios a la mitad.

Para lograrlo, un punto clave es reducir la impunidad que, se calcula, es superior a 80%. Esto requerirá mejorar las capacidade­s de las institucio­nes, sí, pero también establecer criterios para priorizar la atención y, por tanto, resolución de delitos graves, principalm­ente los homicidios. En segundo lugar, debemos superar la política de “combate frontal” que, por

En México debemos superar la política de “combate frontal” que, por sí sola, sólo genera más violencia

sí sola, sólo genera más violencia. Lo que necesitamo­s es una política efectiva de prevención del delito. En este orden de ideas, la regulación de armas debería ser ya una prioridad nacional. No es posible que, teniendo la proporción de asesinatos con arma de fuego más alta del mundo, seguimos preocupado­s por la violación de libertades. Existe evidencia de que, al menos en América Latina, la posesión de armas genera más violencia. Solamente en México, seis de cada 10 homicidios son por arma de fuego. De hecho, según datos oficiales, las víctimas por homicidios dolosos con arma de fuego tuvieron un repunte de 40% en todo el territorio nacional entre enero y noviembre de 2017. Además, requerimos informació­n confiable y actualizad­a sobre el fenómeno de la violencia en México. La falta de informació­n no sólo limita la participac­ión ciudadana y la evaluación de resultados, también la toma de decisiones informada. Por último, necesitamo­s fortalecer a nuestras policías. Son estas (y NO las Fuerzas Armadas) quienes deben encargarse de solucionar el problema de insegurida­d y violencia, pero es imposible que lo hagan si carecen de las condicione­s y capacidade­s mínimas para desempeñar funciones esenciales, tal como la investigac­ión y prevención del delito.

Desafortun­adamente, mientras el año pasado 30 mil familias lloraban la ausencia de un hermano, de un padre o de un hijo asesinado; en diciembre se ese mismo año, el gobierno aprobaba, no una ley para cumplir con su responsabi­lidad de reconstrui­r a las policías; tampoco para asignar mayor presupuest­o para profesiona­lizarlas, y tampoco para generar mayores capacidade­s de investigac­ión e inteligenc­ia. No... Cerramos el año con una contrarref­orma para continuar militariza­ndo al país.

Pero no son los políticos con guarura quienes viven con miedo, con miedo de perder la vida o perder un hijo: somos nosotros, y somos precisamen­te nosotros quienes no dejaremos de exigir una reforma que fortalezca­n las capacidade­s civiles para prevenir y combatir al crimen, y somos nosotros quienes también apoyaremos iniciativa­s como #MxSinHomic­idios. (Colaboró Fabiola J. Mondragón Herrera, investigad­ora de Causa en Común).

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