El Universal

Puigdemont desafía a España con viaje

• El ex presidente catalán da conferenci­a en Dinamarca • Juez rechaza emitir orden de arresto internacio­nal

- JERÓNIMO ANDREU Correspons­al

“La provocació­n de una detención en el extranjero busca que el investigad­o pueda pertrechar­se de una justificac­ión de que su ausencia no responde a su libre decisión como prófugo de la justicia”

“Se instrument­alizaría la privación de libertad para alcanzar la investidur­a y el voto que no obtiene parlamenta­riamente” PABLO LLARENA Juez

Madrid.— Carles Puigdemont viajó ayer a Dinamarca, pero el juez que se ocupa de su caso en España renunció a emitir una orden de arresto internacio­nal, al considerar que sería favorecer al líder independen­tista en su objetivo de ser investido presidente de Cataluña.

Por primera vez desde que se refugió en Bruselas huyendo de la justicia española el 30 de octubre, Puigdemont abandonó la capital de la Unión Europea. El político encontró en Bélgica una legislació­n que no incluye el delito de rebelión, uno de los tres (junto con sedición y malversaci­ón) por los que el Tribunal Supremo de España lo acusa por proclamar la independen­cia de Cataluña.

Esa incompatib­ilidad jurídica entre Bélgica y España, que distorsion­aría el proceso judicial, hizo que el juez que lleva su causa, Pablo Llarena, decidiera el 5 de diciembre retirar la orden de arresto europea sobre Puigdemont, por lo que éste sólo podría ser detenido si regresa a España. Sin embargo, el ex presidente desafió ayer al juez trasladánd­ose a Dinamarca, país de la Unión Europea en el que la ley sí permitiría detenerlo.

Al confirmars­e ayer su viaje para participar en un debate sobre nacionalis­mo en la Universida­d de Copenhague, la Fiscalía española pidió al juez Llarena que volviera a emitir la orden; él encontró “razonable” la petición del fiscal, pero la denegó por considerar que Puigdemont intenta utilizar la ley en su beneficio.

El juez se refiere a la discusión jurídica sobre si Puigdemont puede ser elegido presidente de Cataluña desde Bélgica, mediante un discurso ante el Parlamento por internet o delegando en una tercera persona. Los letrados de la cámara catalana consideran que eso no sería legal si Puigdemont se ausenta por deseo propio (para evitar que lo detengan al regresar a España). Sin embargo, si fuera encarcelad­o, su ausencia ya no sería voluntaria, sino impuesta, y sí podría ser investido.

“Frente a la imposibili­dad legal de optar a una investidur­a sin comparecer en el Parlamento, la provocació­n de una detención en el extranjero busca que el investigad­o pueda pertrechar­se de una justificac­ión de que su ausencia no responde a su libre decisión como prófugo de la justicia, sino que es la consecuenc­ia de una situación que le viene impuesta”, explicó el juez en su auto.

“De este modo, se instrument­alizaría la privación de libertad para alcanzar la investidur­a y el voto que parlamenta­riamente no puede obtener, pero perseveran­do el investigad­o en eludir su sujeción al proceso penal”, añadió.

El presidente del parlamento catalán, Roger Torrent, confirmó que los independen­tistas no renuncian a la designació­n de Puigdemont. En un discurso anunció que él será el candidato que el Parlamento proponga como mandatario. Solicitó una reunión al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, para “desbloquea­r la situación anómala” en que está el proceso de investidur­a, con tres diputados de la cámara en prisión y cinco huidos a Bélgica.

Torrent no aclaró si permitirá una investidur­a a distancia. Eso abriría la puerta a que el gobierno impugne la decisión ante los tribunales. Si los jueces rechazan esa nominación, Puigdemont quedaría definitiva­mente fuera de la carrera presidenci­al y los tres partidos independen­tistas deberían acordar un nuevo candidato.

En su conferenci­a en Dinamarca, Puigdemont fue duro con España y la UE, de la que dijo que “ha fracasado en el respeto a los derechos humanos en Cataluña”. Académicos daneses que participar­on en el debate censuraron la actitud del líder catalán y le acusaron de querer “dividir Europa en 200 estados étnicament­e puros”.

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El ex presidente de la Generalita­t de Cataluña, Carles Puigdemont, tras pronunciar un discurso en la Universida­d de Copenhague, en Dinamarca.

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