PRIMERA MEXICANA EN MISIÓN DE PAZ
La teniente de navío Cecilia Azucena Sáenz es la primera mujer del país en participar como observadora militar en las misiones de pacificación de la ONU en Colombia
La teniente de la Marina Cecilia Sáenz participó en una operación de mantenimiento de la paz en Colombia.
Hace 17 años, Cecilia Azucena Sáenz tomó la decisión de vida que la llevaría a ser la primera mexicana en participar como observadora militar en misiones de paz promovidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU): enlistarse en las filas de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) para estudiar enfermería.
Su interés en la paz la llevó a las entrañas de un país como Colombia, a participar en el proceso de pacificación entre el gobierno de aquel país y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Originaria de Salamanca, Guanajuato, aunque por razones personales fue en el estado de Tamaulipas en donde comenzó su carrera en la Escuela de Enfermería Naval, sabía que ese era el camino para desarrollarse profesionalmente.
Además de haber terminado la licenciatura en Enfermería, a lo largo del tiempo que ha permanecido en la Marina se ha especializado en urgenciología, en atención hospitalaria y prehospitalaria, y en enfermería táctica, mejor conocida como medicina del combate, además de haber tomado un curso de buceo, otro de paracaidismo y perfeccionado su inglés.
A raíz de que las Fuerzas Armadas mexicanas, incluida la Semar, retomaron su participación en actividades internacionales para posicionar a México como un actor con responsabilidad global, Cecilia Azucena, ahora como teniente de navío del Servicio de Sanidad Naval, comenzó a interesarse en participar en esas actividades.
“Relativamente es nueva la participación de México en estas operaciones de paz, se retomó a partir de 2015 y sí, desde que salieron las operaciones de paz se empezó a desplegar el personal; me interesaba bastante y solicité participar”, aseguró.
Decidió responder a la convocatoria para ser observador militar en Colombia y, al igual que varios de sus compañeros, realizó una serie de evaluaciones en las que puso a prueba todos los conocimientos que había adquirido, además de realizar diversas pruebas físicas y sicológicas, según recordó.
Para ella, como para muchas de sus compañeras, no hubo restricciones para participar en ese proceso de selección, porque eso forma parte de los programas que tiene la Semar como institución en los que se promueve la equidad de género y se permite que todos participen en igualdad de condiciones.
Ella fue la única mujer seleccionada de los nueve elementos de la Marina que se trasladarían a Sudamérica para permanecer durante 2017 y observar cómo se da el proceso de pacificación entre el gobierno, el pueblo y las FARC.
Antes de viajar a Colombia continuó especializándose, por lo que tomó junto con sus compañeros el curso de Coordinación Civil Militar, en el Centro de Operaciones de Paz, en Ontario, Canadá, para sensibilizare aun más y poder lograr un adecuado acercamiento con la población civil.
Al llegar al país sudamericano e internarse en la zona junto a los elementos de Naciones Unidas, fueron reunidos con el contingente de 15 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que también fueron seleccionados como observadores militares.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la teniente recuerda, mientras se acomoda en una de las salas de la Secretaría de Marina, en la Ciudad de México, que permaneció en aquel territorio durante un año y 15 días, y debió regresar en diciembre del año pasado al ser relevada por un compañero.
Atención de enfermería
Allá se instaló en un campamento sin energía eléctrica en la zona selvática del departamento de Caquetá, uno de los 32 que integran esa nación sudamericana, y convivió con un grupo de al menos 15 personas de distintas nacionalidades, hombres y mujeres.
Una de las cosas que la sorprendieron al relacionarse con la gente fue que al identificarse como mexicana muchas de las personas, sobre todo sudamericanas, tenían referentes de México, lo que facilitó su acoplamiento.
Durante un día normal, recordó, el grupo de observadores realizaba actividades de monitoreo, de verificación, patrullajes y además se involucraba en actividades recreativas, sobre todo deportivas.
Aunque su misión era observar cómo se da el proceso de paz entre todos los sectores involucrados, no pudo negar su instinto de auxiliar a las personas, a pesar de que en muchas ocasiones no se tuvieran las medicinas o equipo adecuado para brindar atención.
En aquel momento se encontraba en una localidad alejada y de difícil acceso, donde los militantes de las FARC tienen sus bastiones y en donde las comunidades requerían de bastante atención.
“Adicionalmente a esto, debido a mi profesión fue ese acercamiento con la sociedad civil, en casos, en lugares remotos, la atención médica, la atención de heridos, personas embarazadas, personas con padecimientos, en general mucha atención con mujeres y niños”, cuenta desde un espacio de la Secretaría de Marina, tras su regreso a nuestro país.
En esa misión, al igual que en la Marina, se dio cuenta de que en la ONU se promueve la equidad de género, porque de los 450 observadores internacionales que permanecieron desplegados en territorio colombiano durante casi todo el año de 2017 casi la mitad, 48% del equipo, lo representaban mujeres.
Hasta el momento en que tuvo que regresar, el proceso de paz en Colombia entre ambas partes que se ha trazado por etapas se encontraba en la fase de reincorporación de las FARC a la vida civil.
Cecilia cuenta que en ese proceso pudo observar la parte en la que se dio el cese al fuego, la manera en que se estableció el acuerdo y se emprendieron las acciones para dejar las armas, aunque sólo le queda enterarse desde México del paso a los siguientes puntos del acuerdo de paz que fue firmado entre el gobierno y los paramilitares.
Desde acá da seguimiento a la tarea de las Naciones Unidas para continuar participando en ese proceso de paz.
Misiones de paz
El reporte que proporciona la Secretaría de Marina es que un total de 19 elementos han sido desplegados en cuatro misiones de las Naciones Unidas, entre ellas las del referéndum del Sahara Occidental, la estabilización en Haití, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL) y en Colombia (UNMC).
En este momento hay dos elementos desplegados en las misiones de Colombia y Sáhara Occidental.
El proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC fueron las conversaciones realizadas entre el gobierno colombiano (en representación del Estado) y la guerrilla de las FARC. Se realizaron en Oslo y en La Habana, y tuvieron como resultado la firma del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.
Satisfecha con su contribución, al haber vuelto en diciembre de 2017 a México recordó de las características de la población colombiana “que es una población muy abierta, muy sincera, muy cálida y es muy fácil realizar con ellos un enlace, poder compartir con ellos porque son muy receptivos al pueblo mexicano”, al tener muchos referentes de nuestra sociedad, la cultura o tradiciones.
“Conocen nuestra música, nuestras costumbres, algo de lo que muchos de nosotros no estamos conscientes; somos muy compatibles”, afirmó.
Aseguró estar lista para una nueva misión como esta. La primera experiencia le dejó aprendizajes y gratos momentos para compartir lo que ha aprendido en su profesión en la enfermería, pero también en la misión que se tiene como integrante de las Fuerzas Armadas de México, de llevar un mensaje de paz a donde se requiere.
“Relativamente es nueva la participación de México en estas operaciones de paz, se retomó a partir de 2015 (...) desde que salieron las operaciones se empezó a desplegar el personal y solicité participar”
“[En Colombia] conocen nuestra música, nuestras costumbres, algo de lo que muchos de nosotros no estamos conscientes”
CECILIA AZUCENA SÁENZ
Teniente de navío de la Semar