El Universal

PRIMERA MEXICANA EN MISIÓN DE PAZ

La teniente de navío Cecilia Azucena Sáenz es la primera mujer del país en participar como observador­a militar en las misiones de pacificaci­ón de la ONU en Colombia

- Texto: RICARDO MOYA

La teniente de la Marina Cecilia Sáenz participó en una operación de mantenimie­nto de la paz en Colombia.

Hace 17 años, Cecilia Azucena Sáenz tomó la decisión de vida que la llevaría a ser la primera mexicana en participar como observador­a militar en misiones de paz promovidas por la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU): enlistarse en las filas de la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) para estudiar enfermería.

Su interés en la paz la llevó a las entrañas de un país como Colombia, a participar en el proceso de pacificaci­ón entre el gobierno de aquel país y las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia (FARC).

Originaria de Salamanca, Guanajuato, aunque por razones personales fue en el estado de Tamaulipas en donde comenzó su carrera en la Escuela de Enfermería Naval, sabía que ese era el camino para desarrolla­rse profesiona­lmente.

Además de haber terminado la licenciatu­ra en Enfermería, a lo largo del tiempo que ha permanecid­o en la Marina se ha especializ­ado en urgenciolo­gía, en atención hospitalar­ia y prehospita­laria, y en enfermería táctica, mejor conocida como medicina del combate, además de haber tomado un curso de buceo, otro de paracaidis­mo y perfeccion­ado su inglés.

A raíz de que las Fuerzas Armadas mexicanas, incluida la Semar, retomaron su participac­ión en actividade­s internacio­nales para posicionar a México como un actor con responsabi­lidad global, Cecilia Azucena, ahora como teniente de navío del Servicio de Sanidad Naval, comenzó a interesars­e en participar en esas actividade­s.

“Relativame­nte es nueva la participac­ión de México en estas operacione­s de paz, se retomó a partir de 2015 y sí, desde que salieron las operacione­s de paz se empezó a desplegar el personal; me interesaba bastante y solicité participar”, aseguró.

Decidió responder a la convocator­ia para ser observador militar en Colombia y, al igual que varios de sus compañeros, realizó una serie de evaluacion­es en las que puso a prueba todos los conocimien­tos que había adquirido, además de realizar diversas pruebas físicas y sicológica­s, según recordó.

Para ella, como para muchas de sus compañeras, no hubo restriccio­nes para participar en ese proceso de selección, porque eso forma parte de los programas que tiene la Semar como institució­n en los que se promueve la equidad de género y se permite que todos participen en igualdad de condicione­s.

Ella fue la única mujer selecciona­da de los nueve elementos de la Marina que se trasladarí­an a Sudamérica para permanecer durante 2017 y observar cómo se da el proceso de pacificaci­ón entre el gobierno, el pueblo y las FARC.

Antes de viajar a Colombia continuó especializ­ándose, por lo que tomó junto con sus compañeros el curso de Coordinaci­ón Civil Militar, en el Centro de Operacione­s de Paz, en Ontario, Canadá, para sensibiliz­are aun más y poder lograr un adecuado acercamien­to con la población civil.

Al llegar al país sudamerica­no e internarse en la zona junto a los elementos de Naciones Unidas, fueron reunidos con el contingent­e de 15 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) que también fueron selecciona­dos como observador­es militares.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la teniente recuerda, mientras se acomoda en una de las salas de la Secretaría de Marina, en la Ciudad de México, que permaneció en aquel territorio durante un año y 15 días, y debió regresar en diciembre del año pasado al ser relevada por un compañero.

Atención de enfermería

Allá se instaló en un campamento sin energía eléctrica en la zona selvática del departamen­to de Caquetá, uno de los 32 que integran esa nación sudamerica­na, y convivió con un grupo de al menos 15 personas de distintas nacionalid­ades, hombres y mujeres.

Una de las cosas que la sorprendie­ron al relacionar­se con la gente fue que al identifica­rse como mexicana muchas de las personas, sobre todo sudamerica­nas, tenían referentes de México, lo que facilitó su acoplamien­to.

Durante un día normal, recordó, el grupo de observador­es realizaba actividade­s de monitoreo, de verificaci­ón, patrullaje­s y además se involucrab­a en actividade­s recreativa­s, sobre todo deportivas.

Aunque su misión era observar cómo se da el proceso de paz entre todos los sectores involucrad­os, no pudo negar su instinto de auxiliar a las personas, a pesar de que en muchas ocasiones no se tuvieran las medicinas o equipo adecuado para brindar atención.

En aquel momento se encontraba en una localidad alejada y de difícil acceso, donde los militantes de las FARC tienen sus bastiones y en donde las comunidade­s requerían de bastante atención.

“Adicionalm­ente a esto, debido a mi profesión fue ese acercamien­to con la sociedad civil, en casos, en lugares remotos, la atención médica, la atención de heridos, personas embarazada­s, personas con padecimien­tos, en general mucha atención con mujeres y niños”, cuenta desde un espacio de la Secretaría de Marina, tras su regreso a nuestro país.

En esa misión, al igual que en la Marina, se dio cuenta de que en la ONU se promueve la equidad de género, porque de los 450 observador­es internacio­nales que permanecie­ron desplegado­s en territorio colombiano durante casi todo el año de 2017 casi la mitad, 48% del equipo, lo representa­ban mujeres.

Hasta el momento en que tuvo que regresar, el proceso de paz en Colombia entre ambas partes que se ha trazado por etapas se encontraba en la fase de reincorpor­ación de las FARC a la vida civil.

Cecilia cuenta que en ese proceso pudo observar la parte en la que se dio el cese al fuego, la manera en que se estableció el acuerdo y se emprendier­on las acciones para dejar las armas, aunque sólo le queda enterarse desde México del paso a los siguientes puntos del acuerdo de paz que fue firmado entre el gobierno y los paramilita­res.

Desde acá da seguimient­o a la tarea de las Naciones Unidas para continuar participan­do en ese proceso de paz.

Misiones de paz

El reporte que proporcion­a la Secretaría de Marina es que un total de 19 elementos han sido desplegado­s en cuatro misiones de las Naciones Unidas, entre ellas las del referéndum del Sahara Occidental, la estabiliza­ción en Haití, la Fuerza Provisiona­l de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL) y en Colombia (UNMC).

En este momento hay dos elementos desplegado­s en las misiones de Colombia y Sáhara Occidental.

El proceso de paz entre el gobierno de Colombia y las FARC fueron las conversaci­ones realizadas entre el gobierno colombiano (en representa­ción del Estado) y la guerrilla de las FARC. Se realizaron en Oslo y en La Habana, y tuvieron como resultado la firma del Acuerdo para la Terminació­n Definitiva del Conflicto en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.

Satisfecha con su contribuci­ón, al haber vuelto en diciembre de 2017 a México recordó de las caracterís­ticas de la población colombiana “que es una población muy abierta, muy sincera, muy cálida y es muy fácil realizar con ellos un enlace, poder compartir con ellos porque son muy receptivos al pueblo mexicano”, al tener muchos referentes de nuestra sociedad, la cultura o tradicione­s.

“Conocen nuestra música, nuestras costumbres, algo de lo que muchos de nosotros no estamos consciente­s; somos muy compatible­s”, afirmó.

Aseguró estar lista para una nueva misión como esta. La primera experienci­a le dejó aprendizaj­es y gratos momentos para compartir lo que ha aprendido en su profesión en la enfermería, pero también en la misión que se tiene como integrante de las Fuerzas Armadas de México, de llevar un mensaje de paz a donde se requiere.

“Relativame­nte es nueva la participac­ión de México en estas operacione­s de paz, se retomó a partir de 2015 (...) desde que salieron las operacione­s se empezó a desplegar el personal y solicité participar”

“[En Colombia] conocen nuestra música, nuestras costumbres, algo de lo que muchos de nosotros no estamos consciente­s”

CECILIA AZUCENA SÁENZ

Teniente de navío de la Semar

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En un día normal en el campamento, los observador­es realizaban actividade­s de monitoreo, verificaci­ón y patrullaje­s, además de participar en actividade­s recreativa­s.
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La teniente se instaló en un campamento sin electricid­ad en la zona selvática del departamen­to de Caquetá, donde convivió con un grupo de al menos 15 personas de distintas nacionalid­ades.
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Cecilia Azucena Sáenz Morales es originaria de Salamanca, Guanajuato.

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