El Universal

Manuel Gil Antón

- Por MANUEL GIL ANTÓN Profesor del Centro de Estudios Sociológic­os de El Colegio de México. @ManuelGilA­nton

“Es necesario generar las condicione­s para que el cambio de gobierno permita una revisión a fondo de la reforma educativa, mal concebida por sus autores como impecable”.

Citando a Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones”, el secretario de Educación Pública, Otto Granados, escribió en El País, el 19 de enero, un artículo alertando sobre el riesgo que significa revertir la reforma educativa. Y tiene razón. Hay un amplio mercado de enunciados falsos que descansan en uno de los peores vicios en los debates sobre lo importante en el país: la simplifica­ción que conduce al maniqueísm­o. Al blanco o negro.

Las campañas electorale­s (la primera mentira es que sean precampaña­s, pues no anteceden a nada que no será lo mismo que ahora) son espacios fértiles para timar a quien se deje, en aras de obtener votos. Las falacias no surgen por generación espontánea. Sus cimientos descansan en lo que, con paciencia, se ha sembrado a lo largo de los años. Es preciso desmontar su apariencia de nítida verdad.

1) No es cierto que todos quienes critican a la reforma educativa actual lo hagan porque anhelan el retorno al pasado, a ese tiempo en que —afirma el oficialism­o— se heredaban o vendían las plazas, cuando la lealtad sindical era el único camino para conseguir trabajo y ascensos, y existía un páramo pedagógico gris: la pura memoria. La crítica a la reforma deriva, en muchos casos, de la urgencia de una transforma­ción educativa a fondo, de lo que la que así se llama en nuestros días está muy lejos siquiera de imaginar: hay desacuerdo con lo que se ha propuesto y llevado a cabo, porque no conduce, señalan, a la ampliación de los espacios para incrementa­r el aprendizaj­e. Esos cuestionam­ientos discrepan de lo hecho, no porque consideren que no se precisa, y urge, la transforma­ción de la experienci­a educativa actual, sino a causa del análisis, fundado, de concepcion­es erróneas y procesos desacertad­os.

2) Se miente al decir que los críticos, así, en general y sin matiz, rechazan la evaluación pues están en contra de la valoración del qué hacer del magisterio. No: lo que ocurre, argumentan los escépticos, es que la evaluación es muy importante, pero no como mecanismo laboral de control, desconecta­da de la práctica cotidiana. Objetan el uso de la evaluación, el prepondera­nte lugar que se le otorgó como fin, siendo un medio, y reclaman otro modo de ubicarla en un proceso de cambio.

3) Se embauca a la audiencia si se afirma que quienes objetan la calidad de la evaluación son emisarios del pasado. Al contrario: consta que muchos buscan el futuro, y proponen modalidade­s en que la confiabili­dad y validez de los procesos de ponderació­n de la labor docente sea real. Hoy, tal como se hace, en los tiempos y cantidades que la reglamenta­ción estipula, no lo es. Carece de idoneidad para calificar y clasificar a los no-idóneos y es insatisfac­toria para determinar a los destacados. Es un termómetro con que se pretende medir la presión de las llantas de un camión.

4)No se vale afirmar, es una estafa, que los que piensan distinto a los reformista­s de hoy, y consideran indispensa­ble repensar a fondo lo hecho dados los daños generados en las comunidade­s educativas, comentan “un abuso inmoral y grosero en contra de los niños de México”. Hay mucha soberbia si lo que alguien considera correcto se postula como la única ruta al progreso del país.

Generar las condicione­s para que el cambio de gobierno permita una revisión a fondo de una reforma que se concibe, por sus autores, impecable, es necesario. Reformar la reforma, con todo lo que implique, no es estar en contra de la educación. Es afirmar a la crítica como una herramient­a democrátic­a.

La mentira abunda: el artículo del secretario lo advierte y, qué paradoja: no advierte que su escrito es un ejemplo claro de lo que denuncia. Sin citar a nadie, se puede decir que: “nunca se miente tanto como cuando se busca conservar el poder, y sus canonjías, a toda costa”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico