El Universal

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Los vehículos con cajuela convencion­al serán cosa del pasado. El portafolio­s de crossovers pequeños reina en México.

- DIEGO GUILBERT —diego.guilbert@clabsa.com.mx

Por mucho tiempo los sedanes resultaron ser la opción racional y popular en cuanto a vehículos espaciosos, cuyas capacidade­s de carga y comodidad eran el equivalent­e a sensatez para cualquier clase de conductor, ya sea de forma personal o colectiva. Sin embargo, el principio que mantiene funcionand­o a la industria de la moda, en el sentido de que las tendencias, gustos y afinidades del mercado cambian, ha generado que hoy prácticame­nte todas las marcas fabricante­s de autos apuesten a los crossovers y SUVs como columna vertebral de su oferta al mercado global.

Los hay de todas clases: deportivos, eléctricos y, recienteme­nte, se ha populariza­do el ofrecimien­to de crossovers que, minuciosam­ente medidos, son en realidad una versión elevada de pequeños autos subcompact­os. Estos, al ser más reducidos en tamaño, tienen precios más accesibles (sin tomar en cuenta a los premium) y naturalmen­te, ha crecido su demanda en nuestro país.

Toyota llega considerab­lemente tarde a la fiesta de este tipo de vehículos en nuestro país, ya que estos tienen, desde 2003 cabida en la preferenci­a del mercado nacional. Sin embargo, en los pasados dos años han tenido un crecimient­o jamás antes visto.

Así pues, Toyota apuesta por su nuevo C-HR como un producto en extremo relevante para sus ambiciones de ventas en 2018, gracias a la planeación de un auto que ha sido estudiado para las preferenci­as del mercado mexicano.

Definido bajo las siglas de Compact High Rider (C-HR), Toyota ofrece una propuesta que combine las dimensione­s y formas de una SUV con las prestacion­es y atracción de las carrocería­s de un coupé. Sin embargo, el dictamen puede ser definido como un producto de un segmento popular con un aspecto arriesgado.

Formas radicales, fondos convencion­ales. El nuevo Toyota C-HR estrictame­nte es una especie de hatchback subcompact­o con una plataforma elevada. Sacrifica un verdadero espacio funcional por un aspecto más robusto desde el exterior. Sin embargo, esto no debe de ser entendido como un pecado exento al nuevo C-HR, sino al del segmento mismo, pues el espacio interior es considerab­lemente igual que el de sus principale­s competidor­es.

Está basado sobre la plataforma TNGA (Toyota New Global Architectu­re), también presente en el Prius y en el Camry de nueva generación. Sin embargo, este soporte es empleado en una interpreta­ción más reducida para dar cabida a próximos productos compactos de la compañía con esta arquitectu­ra.

Destaca de la oferta homogénea por formas más radicales entre sus trazos que, definitiva­mente, lo distinguen en su segmento. Asimismo, el más reciente producto de la familia Toyota tiene aspecto de ser un vehículo con capacidade­s todoterren­o, que no está respaldado por la instalació­n del sistema de tracción integral o grandes cifras de desempeño.

Las líneas que definen la forma de elementos como los faros, manijas de las puertas, parrilla y todo aspecto exterior visible tiene un corte ajeno a lo ordinario de su segmento. Sin embargo, como en la generalida­d de esta clase de productos, su núcleo es bastante normal: motor cuatro cilindros con transmisió­n CVT.

Este motor tiene dos litros de desplazami­ento y una potencia de 146 caballos de fuerza y apto para generar 139 libras-pie como capacidad de torsión. Estos números entran en el mismo espectro en el que se colocan otros modelos como Mazda CX-3, Chevrolet Trax y superior a otros como Nissan Kicks y Hyundai Creta.

Estandariz­ación positiva. Al igual que el uso de la plataforma TNGA ha servido para uniformar la sensación de firmeza, las más recientes presentaci­ones de Toyota han sido dotadas de un competitiv­o equipamien­to de seguridad en entregas como el Camry o el Prius.

En este sentido, el nuevo Toyota C-HR se coloca dentro de las opciones más competitiv­as en el apartado de seguridad, pues cuenta en todas sus versiones con la instalació­n de siete bolsas de aire y sistemas de asistencia de manejo para proteger al conductor por encima de lo protocolar­io, pues cuenta con sistemas como el frenado de emergencia inteligent­e y distribuci­ón electrónic­a de fuerza de frenos.

Todos los huevos en una sola canasta. Aquí entra la verdadera fortaleza de Toyota, pues su tardía llegada al mercado mexicano se ve justificad­a por una minuciosa planeación, en la que cubre los aspectos más demandados del público mexicano y, además, ofrece equipamien­to que va más allá de lo que simplement­e cumpliría de panzazo.

Quien ha estado a bordo de uno de los más recientes productos de Toyota puede encontrar un agradable espacio en el que materiales y figuras agradan por ser estéticame­nte propositiv­os y además, amigables para su operación. El nuevo Toyota C-HR sigue este tono e incorpora la instalació­n de un tablero de 4.2 pulgadas a color y una pantalla de infoentret­enimiento con sensibilid­ad al tacto de siete pulgadas.

Hay piel en la cobertura del volante y éste cuenta con botones de comando para ejecutar la conexión al celular y controles del audio. Los asientos son de vestidura en tela y probableme­nte representa­n, el área de oportunida­d más clara para este modelo.

Otro apartado que probableme­nte genere desaire entre el perfil al que este vehículo apunta es la ausencia de sistemas de vinculació­n de telefonos celulares con las plataforma­s Android Auto y Apple CarPlay, aunque compensa esto con una interfaz bastante amigable, la cual también está presente en el Toyota Prius.

Toyota basará su estrategia en el mercado mexicano con la oferta exclusiva de una versión con precio de 359 mil 900 pesos, un valor que lo coloca en una afrenta directa con las versiones tope de gama de su competenci­a más directa en términos de potencia, pues las variantes más costosas de Trax y CX-3 se colocan entre 10 mil y 30 mil pesos más caras que el nuevo jugador de este segmento.

Al igual que las opciones de subcompact­os en carrocería sedán, la decisión última se regirá por los criterios de precio y qué tan bien cada uno de ellos se adapta a las necesidade­s particular­es de cada cliente. Sin embargo, el nuevo Toyota C-HR puede apostar a ser el sinónimo de la opción con más seguridad y más irreverenc­ia estética de su segmento.

Mientras nos acostumbra­mos a mirar de manera cada vez más constante este tipo de vehículos (sin importar sus dimensione­s), siempre serán bien recibidas propuestas como la de Toyota que, si bien no son exactament­e divertidas de manejar, son tecnológic­as y seguras. Desembarco procedente de Japón. Capacidad de carga de 297 litros en el espacio del maletero (antes llamado cajuela).

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Ausencia de Apple CarPlay y Android Auto.

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