El Universal

África, te amo (Parte II)

High On Fashion

- GINA ORTEGA Creadora del blog High On Fashion Twitter / Instagram / Snapchat @high_onfashion gina@highonfash­ion.me highonfash­ionblog.com

Nunca me había sentido tan insignific­ante y vulnerable, como aquella madrugada en el Masai Mara. El campamento en el que dormimos un par de noches está alojado en la inmensidad de la reserva y se encuentra a pie de un río en el que viven cientos de hipopótamo­s y cocodrilos. La primera noche no logré dormir porque un 'hipo' decidió rondar nuestra tienda para comer, y escuchaba su enorme cuerpo rozar contra las paredes de lona de nuestra tienda. Aquel día me enteré que este animal es uno de los más peligrosos del planeta. ¡Excelente! Y uno quejándose de la grabación de ‘fierro viejo’ de la Ciudad de México. De Kenia manejamos a Tanzania, para ser exacta hasta el Serengeti. En el trayecto nos topamos con aldeas Masai, nos detuvimos a tomar fotos y a conocer cómo viven. Al parar en una de las aldeas nos invitaron a sus casas y nos recibieron con cantos. La vestimenta tradiciona­l Masai es un pedazo de tela roja, es de este color para ‘ahuyentar’ a los leones. Llamó mi atención la manera en la que decoran sus cuerpos: las mujeres utilizan muchos collares y ornamentos en la cabeza, están rapadas porque argumentan que es costoso mantener una cabellera larga. Adornan sus orejas con largos aretes que cuelgan desde el cartílago superior y no en el lóbulo como lo hacemos nosotras.

Sus joyas y ornamentos son coloridos y contrastan­tes, la mayoría lleva unos pequeños colguijes de metal que hacen ruido al moverse, todo tiene que ver con su cultura. Todo es hecho por ellas y a mano. Yo no me resistí y me compré mil collares, pulseras y hasta un cinturón increíble. ¡Obviamente también me compré mi manta Masai! Por cierto, me enseñaron a amarrarla de cinco formas distintas, que es como tradiciona­lmente la usan ellos en su día a día. Al ver sus adornos recordé los de mi país. Es algo similar a las artesanías de los Huicholes. A los hombres también les gustan los adornos y llevan varias pulseras y collares similares a las de las mujeres. Algunos tienen las orejas perforadas. Gracias al turismo, muchos venden sus artesanías y es un ingreso extra para sus comunidade­s. Son risueños, cálidos y trabajador­es.

En todas las zonas que atravesamo­s vi a las mujeres muy arregladas, sin importar su estrato económico. ¡Son fans de mezclar patrones! Y maestras en este arte, porque se les ven divinos. Me contaron que la mayoría de las mujeres en África hacen su propia ropa, lo cual las convierte en diseñadora­s natas.

En este viaje aprendí a respetar y amar más a la naturaleza. A partir de esta experienci­a dejé de darle importanci­a a cosas insignific­antes y comencé a apreciar lo real, me conecté con mi planeta, viví y sentí cosas que nunca imaginé. Con cariño, Gina.

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